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Apadrina un funcionario

Apadrina un funcionario

martes 12 de febrero de 2013, 16:22h
Desde los tiempos de Vetusta o del Madrid de Galdós, el funcionario, particularmente la figura de aquellos tiempos conocida como "el cesante", ha sido mal visto por todos.

Algunos gobernantes, como Franco, utilizaron la administración funcionarial para convertir la relación del ciudadano con su estado en una entelequia laberíntica que en cualquier momento se podía volver contra uno. Eran tiempos en que para sacar el deneí hacía falta un Certificado de Buena Conducta que emitía la comisaría del barrio o un Certificado de antecedentes Penales para tramitar el pasaporte.

Lo cierto es que aquello y lo de hoy tienen poco que ver. Los bomberos, los guardias municipales, los militares, los médicos, los profesores, los diplomáticos, los inspectores de hacienda, los jueces son funcionarios. Un buen cuerpo funcionarial y su gestión técnica son garantes ante la ciudadanía del manejo de políticos y gobernantes. Desafortunadamente, en España hemos perdido de vista el valor que su preparación y exigencia técnicas tienen para nosotros.

Un ejemplo que en estos tiempos resulta una mosca en la leche es el cuerpo de inspectores de hacienda. La mayor parte de ellos está muy bien preparada gracias a los esfuerzos de todos y, si se les dejara, encontrarían sin grandes dificultades las principales bolsas de fraude fiscal del país. El nivel de injerencia del ejecutivo en los aspectos técnicos de la administración pública debería ser cero. Una cosa es dirigir la política fiscal y otra muy distinta impedir el trabajo de los inspectores.

En muchas legislaciones los funcionarios son prácticamente inamovibles. Puede que no sea la fórmula ideal, pero hasta el momento no hemos encontrado una mejor para preservar la independencia que les permite controlar con eficacia el buen funcionamiento del sistema.

El Tribunal de Cuentas no debe rendir cuotas según el arco parlamentario y tendría que estar conformado exclusivamente por funcionarios de carrera, especialistas que nos han costado carísimos precisamente para que detecten la basura. En un caso tan detestable como el de Bárcenas, tendría que haber sido el Cuerpo Técnico de Inspectores de Hacienda el que auditara las cuentas del partido. De hecho, las de todos los partidos y todos los años.No denostemos a los funcionarios, son nuestros ojos y oídos en las tripas del poder. Recuerdo que a Al Capone no lo atrapó Eliot Ness sino Frank Wilson, un funcionario de hacienda.

La meritocracia, la carrera pública basada en méritos profesionales, es la mejor garantía del funcionamiento del estado. Las interferencias de ministerios y demás organismos gubernamentales en el desempeño funcionarial no solo actúan contra nuestros intereses como sociedad si no que las más de las veces esconden ventajas espurias que hablan mucho y mal del gobernante de turno.

Un ejemplo, la semana pasada el ministro Montoro, hacienda, cesó fulminantemente a los funcionarios responsables de la investigación Gürtel. Como decía mi abuela, desde que se inventaron las excusas nadie queda mal así que seguro que el ministro tiene una larga excusa. Lo cierto, sin embargo, es que en medio del escándalo Bárcenas, del escándalo López Viejo, del escándalo Ana Mato -, y lo que, según se rumorea, está por salir-, cesar a los responsables de la investigación no es que sea sospechoso, es que resulta tan insultante como oprobioso para el gobierno que impone la decisión.

Según me cuentan, la iniciativa de las destituciones se vio fuertemente respaldada por la recién nombrada jefa de la ONIF (Oficina Nacional de Investigación del Fraude) Pilar Valiente. Esta señora, quizás algunos lo recuerden, tuvo que dimitir de su puesto como presidenta de la CNMV en tiempos del presidente Aznar por intentar proteger a los responsables de la estafa de Gescartera (Giménez Reyna, Camacho) y ahora asciende hasta la jefatura de ONIF proveniente de las catacumbas de hacienda donde estaba.

La salida de Víctor de la Morena, jefe de investigación de la ONIF, y de los otros cinco jefes de investigación de la Oficina, técnicos de hacienda excelentemente bien preparados y con años de experiencia, garantes de nuestros intereses como contribuyentes, merece algo más que un remitido de prensa. 

Necesitamos una administración fuerte, altamente preparada e independiente capaz de verificar que los recursos ciudadanos se utilizan correctamente y capacitada para poner a disposición de la justicia a cuanto infractor detecte, tenga el rango social que tenga.

@manuelpascua
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