Diálogo social obsoleto

Los sindicatos son unas organizaciones básicas dentro de un sistema democrático para servir como contrapeso en las relaciones laborales y luchar por los derechos de los trabajadores. No cabe ninguna duda de los valores elementales que encarnan unos sindicatos que tienen sus tendencias concretas, acorde con sus ideologías pero indiscutiblemente con sus conceptos de los principios básicos de la defensa de los intereses de los trabajadores, pero como siga así la crisis veremos cómo se recuperan los viejos hábitos. 

Todo podría ser pero lo que sí parece que se cuestiona es la idoneidad de unos sindicatos más preocupados por los ocupados que por los parados, con una opaca contabilidad interna, con una financiación que desajusta los cursos de formación y con lo que puede resultar un lastre muy difícil de superar, relacionados con un supuesto entramado de eres falsos en Andalucía que haría sonrojar al mejor discípulo de la mafia. La jueza Alaya está trabajando a fondo para desentrañar un indignante montaje entre altos cargos de la Junta de Andalucía, ya veremos a qué altura se llega, empresarios sin escrúpulos y algunos dirigentes sindicales que ensucian miserablemente su condición de servidores de sus compañeros trabajadores. El dinero presuntamente defraudado estaba destinado para sufragar la triste y frustrante condición de parado. 

Más indignantes todavía. Esperemos que este escándalo coloque a cada uno en el sitio que debe ocupar en la sociedad. Necesitamos sindicatos, sí, pero buenos, modernos y que defiendan realmente los intereses de  todos los trabajadores en el llamado diálogo social. Pero también necesitamos representantes de los empresarios que sean legitimados por un respaldo social claro y financiero. Si los sindicatos deben renovarse, la patronal precisa una reforma en profundidad y el diálogo social debe incorporar a los verdaderos representantes de la realidad social española. La creación de empleo en España corre a cargo en un 80% de los autónomos y pymes que deben sentarse en la mesa del verdadero diálogo social.