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Convicción y ambición

Convicción y ambición

viernes 12 de abril de 2013, 19:17h
Había un cierto interés en escuchar a Íñigo Méndez de Vigo, Secretario de Estado de Asuntos Europeos del Gobierno de España, en una reunión organizada por el prestigioso Centro de Estudios Eurepeos de la Universidad San Pablo - CEU, presidida por Marcelino Oreja, maestro y amigo de Méndez de Vigo, quien había destacado en su presentación la larga y fructífera experiencia de su patrocinador que le había llevado a ser en la actualidad una de las personalidades más relevantes del proceso de construcción europea.

El discurso llega en un momento singular para España, quien en medio de una evidente crisis económica de la que son exponentes claros y meridianos la cifra de parados, el endeudamiento y el déficit público, recibe una cierta advertencia de la Comisión Europea de que debe incidir en la implementación de más reformas sobre todo en materia de empleo y de reducción del déficit. Cierto es que ese mismo día el Presidente Rajoy había manifestado que el próximo 26 de abril llevaría al Consejo de Ministros nuevas medidas.

Lo que interesaba escuchar ahora de Íñigo Méndez de Vigo es la reflexión que hacía de la actualidad vista sobre todo desde Europa y lo que podía sugerir con respecto a los debates actuales de la salida de la crisis. Íñigo Méndez de Vigo plantea que esta es la crisis más profunda de nuestro tiempo contemporáneo. Y que más que de una crisis lo que se trata es de una encrucijada de caminos en la que o volvemos a los Estados Nacionales o hacemos "Más Europa". Íñigo Méndez de Vigo aclarará a lo largo de su exposición que "Más Europa" significa "más integración".

La crisis económica y financiera tiene para él una fácil explicación. Es la crisis de la zona euro. Los inversores han dejado de creer en la irreversabilidad del euro y de su zona y esto se resuelve en falta de confianza y constituya asimismo una crisis política que exige soluciones políticas. La receta que presenta es la misma a la que aludió el Presidente del Gobierno recientemente: responsabilidad y cohesión. Y matiza, cohesión es justamente el término y no solidaridad. La solidaridad es como si se pide algo, la cohesión es una política inserta en el propio proceso de Unión. No se pueden unir elementos cada vez más desiguales.

En esta para del discurso afronta la cuestión de reducir el déficit, a lo que matiza, el fin es importante, el fin sí, los tiempos para lograrlo son menos importantes. Compromiso con los objectivos, anticipando que su posición como la del Gobierno y la Oposición es desear que en las próximas semanas la Comisión Europea considere los plazos de reducción del déficit público. Es inevitable plantear la urgencia de la reforma del sistema financiero, en la que el gobierno español y la UE se han comprometido por cohesión y responsabilidad. Se entiende que un político en el gobierno no puede, ni debe, ser pesimista y así enumera elementos positivos en la marcha del déficit público, del sector financiero, de la balanza por cuenta corriente, del sector turístico, del diferencial de la prima de riesgo y del Tesoro, pero no olvida los graves problemas de fondo: el desempleo y el endeudamiento ante lo que explica que todos, lógicamente, sentimos un cierto desasosiego.

Recuerda los avances en Unión Bancaria, pero reclama una mayor actuación del Banco Central Europeo con una función que permita una actuación más decidida en favor del riesgo de aquellos Estados que precisan una consideración especial por su crítica situación, sean cuales sean las razones del pasado. Es este lema tan conocido de "si estamos haciendo esfuerzos, queremos una respuesta considerada". Una reflexión de más calado que ya conocíamos en el discurso de Íñigo Méndez de Vigo es la de que "hay que buscar una narrativa". Hoy a la Unión Europea la falta narrativa, le falta un discurso que relate cómo van las cosas y a dónde queremos llegar, para qué nos sirve la Unión Europea, qué nos aporta, a dónde nos dirigimos, qué hacemos en esta globalización y en este mundo en el que los avances tecnológicos son extraordinarios y nos obligan a cambiar el paso.

No es el estilo de un discurso apasionado, pero sí es antetodo un discurso pausado, sólido, experimentado y muy europeísta. "La integración la tenemos que hacer entre todos". "Sólo hay una manera de construir la Unión, con convicción y con ambición".

Rogelio Pérez-Bustamante

Catedrático Jean Monnet ad personam

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