jueves 18 de abril de 2013, 17:06h
Dudo con el título. Puedo llamar a este artículo "El síndrome de Casandra", ya saben la sacerdotisa troyana condenada por ¿Apolo? a ver el futuro sin conseguir la atención de nadie. Sus advertencias fueron desoídas y Troya quedó arrasada entrando en la leyenda.
El gobierno madrileño de Ignacio González ha calculado en 496'85 euros el gasto por paciente a la hora de conceder a las empresas autorizadas la gestión de 6 hospitales. Tanto da que sean los 440 del hospital de Valdemoro, de gestión privada, que dice González, como los 600 que afirma se gastan en otro público. Ese no es el problema.
El enfoque contable de la cuestión sí, porque se trata de cuantificar el gato por paciente y al mismo tiempo obtener beneficios, objetivo de cualquier empresa. Eso se hace fundamentalmente alterando las condiciones laborales de los trabajadores; más horas por menos salarios, y ahorrando en el gasto por paciente. El sistema se aplica desde hace años en las cárceles privatizadas de los Estados Unidos. El estado paga una fijo por recluso. Todo lo ahorrado por la empresa gestora restándolo a esa cantidad es beneficio ¿Cómo? Hacinando presos, reduciendo guardias, suprimiendo calefacción, subcontratando las comidas con otra empresa que a su vez maximizará los beneficios reduciendo la ingesta al mínimo con desaprensivos proveedores cuyos productos están tan caducados que no se los comería ni el mismísimo ministro Arias Cañete...
El contraste se da cuando vemos, al mismo tiempo las facilidades y privilegios de pago ofrecidos a los reclusos más ricos, llamados "clientes". Para ellos las estancias entre rejas cuestan entre 45 y 175 dólares al día, e incluyen la disponibilidad de IPod, móviles, ordenadores, celdas privadas y exención de los programas de trabajo. Algunas prisiones dejan a los prisioneros, incluso, encargar sus comidas al exterior.
Probablemente el programa de pago más numeroso se de en Pasadena. La prisión vende su programa en un folleto informativo con un lenguaje similar al empleado para anunciar un crucero de vacaciones, jactándose de ser la mejor cárcel en todo el sur de California, y es capaz de atraer a más de dos mil internos cada año. Pagan por sus estancias 135 dólares diarios y disfrutan de máquinas de gimnasia y todos los entretenimientos del mercado.
La ecuación se redondea reduciendo los impuestos, de modo que las empresas concesionarias de la gestión de cárceles, hospitales, escuelas u universidades cada vez disponen de menos dinero por enfermo, recluso o estudiante, mientras que una minoría, agraciada con la rebaja fiscal, puede pagarse sus servicios médicos personalizados, su estancia en la cárcel de cinco estrellas o su educación de élite.
Pero Casandra nos advierte del coste en vidas de todo eso. No sólo por el deterioro de los servicios médicos, como acaba de comprobar, desgraciadamente, ese paciente de León fallecido al rompérsele la aorta tras nueve meses en lista de espera. También porque al cerrar los centros de salud de los pueblos muchos heridos o enfermos se quedarán en las peligrosas carreteras secundarias, muchas de montaña heladas en invierno. Por las mismas transitan todos los días los autobuses escolares cargados de niños pequeños, obligados a recorrer decenas de kilómetros porque les han cerrado las escuelas de sus pueblos. La cuestión no es si se va a producir un accidente, sino cuando y cuantas vidas costará.
Pero ninguno de los principales responsables de tanto recorte, tanta bajada de impuestos y tanta evasión de dinero en paraísos fiscales pisará nunca una cárcel. Ni de pago ni de parias.
Foro asociado a esta noticia:
Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (3)
20352 | Teseguite - 20/04/2013 @ 00:05:40 (GMT+1)
No me cae bien la señora Merkel, pero hoy ha vuelto a dar en el clavo. De acuerdo a las traducciones ha dicho: "se acabó el bienestar a base de crédito". Guste o no guste, eso es una verdad como un templo. La calidad de vida hay que pagarla. Eso es lo que hay. Es triste y duro pasar de ser ricos a pobres, pero es lo que nos merecemos. Vivimos en un mundo globalizado y altamente tecnológico y la riqueza va a ser para los que se la merezcan. La globalización supone que las personas tienen que competir por el trabajo con otras personas de otros países. El desarrollo tecnológico y la robotización masiva en las cadenas de producción y diseño supone que las personas deben competir con las máquinas. Difícil panorama. Como para no espabilarse. España es un país asfixiado por un sector público inasumible y con una mentalidad de sus gentes realmente preocupante. La ineficacia y la dimensión de lo público es de tal magnitud que no hay lugar para la economía productiva. ¿Quién se atreve a ser emprendedor en este país?. ¿Por qué es un apestado el que quiere montar una empresa y forrarse?. ¿Qué tiene de malo forrarse a base de hacer las cosas bien?. ¿Por qué España es la antítesis de California?. Y los vicios asentados en nuestras mentes son de tal magnitud que estamos condenados al fracaso. Somos una sociedad decadente y condenada por nosotros mismos. ¿Derechos sociales?. Y una mierda. Habrá derechos cuando haya riqueza. Habrá derechos cuando haya trabajo. Habrá trabajo cuando haya empresarios. Habrá empresarios cuando haya posibilidad de ganar dinero. Y no habrá más que miseria, cuando nos arruinemos que será pronto. Nadie va a regalarnos nada. No tenemos recursos naturales. Sólo nuestra valía. Nos creemos que somos mejores que la gente del tercer mundo. Pues no. Si queremos seguir viviendo cerca de como hemos vivido, habrá que luchar muy duro y espabilar. Y esa lucha no es la de clases precisamente. Es la lucha para demostrar que somos competitivos en un mundo global y altamente tecnológico. Pero los españoles están el la lucha de clases del XIX. Buenas noticias, sin duda, para los ciudadanos de otros países que sí han entendido el mensaje (alemenes, daneses, holandeses, británicos). Los españoles no somos competencia para ellos. Nunca daremos la talla.
20313 | B T-M - 19/04/2013 @ 10:05:51 (GMT+1)
Muchas gracias por su comentario, Rosa. Evidentemente tiene usted razón, pero ningún político o económetra utiliza lo que Heidegger llamaba el "pensar meditativo" caracterizado por pensar buscando el sentido en todo cuanto es. El pensamiento imperante es ese llamado por el filósofo pensar calculador o técnico, "Denken als Rechnen", al cual, por definición le está negado el acceso al ser como tal. Calcula beneficios, rentabiliza inversiones, cuantifica datos. Ese es el pensamiento único que trata de reducir costes para optimizar los beneficios aplicado a cualquier actividad susceptible de privatizarse. Y cualquiera lo es, a pesar de las advertencias del mismo Adam Smith en la Riqueza de las Naciones cuando afirma, a propósito de las obligaciones del Estado, que una de ellas es "mantener y erigir ciertas obras y establecimientos públicos, a que nunca pueden alcanzar, ni acomodarse los intereses de los particulares, o de pocos individuos, sino los de toda la sociedad en común: por razón de que aunque sus utilidades recompensen con abundancia los gastos al cuerpo general de la nación, nunca recompensarían si los hiciese un particular."
20297 | Rosa Paredes - 18/04/2013 @ 19:15:49 (GMT+1)
Sr. Traben, leyendo artículos como el que Vd. ha escrito, es difícil encontrar las palabras adecuadas para decir lo que se pienso al respecto. No quiero perder el control de los nervios y emplear términos inadecuados. ¡No, está claro que no! Más tarde releo, y siento pesares por lo escrito. Confieso que ante lo que está acontenciendo y la falta de soluciones a tantos problemas que sufrimos los ciudadanos, cada cual de diversa índole, experimento una rara sensaciòn que no sé muy bien como definir. Creo que hay que buscar soluciones, rápidas, drásticas, tajantes, para solucionar toda la desgracia que nos rodea. Al paso que vamos y de tanto empujarnos, nos están llevando a la cuneta. ¿Como se puede comercializar con vidas humanas? En cuanto a las largas listas de espera, ¿qué decir de las mismas? En primer lugar y cuando vas al galeno y te remite a una especialidad determinada, hay que esperar meses a que ese especialista haga diagnóstico. Más tarde y si hay que intervenir, otro tanto de lo mismo. ¿Qué sucede en muchos casos?¡ Es tanto lo que se espera que cuando al paciente le llega el turno para ser operado, ya ha caducado y no ha lugar a esa intervención quirúrgica que podría salvarle la vida. ¿Es justo? ¿Qué es lo màs importante que tenemos en la vida? ¡La propia vida y, por tanto, no se pueden escatimar medios de ningún tipo para que la misma se cuide y se intente prolongar al máximo! Todos los que hemos tenido la suerte de haber nacido, tenemos los mismos derechos a vivir, pero vivir con dignidad y sin cortapisas por parte de un "grupo" de indeseables que hacen todo lo posible para que ello no se lleve a buen término. Ya lo he dicho en muchas ocasiones. Me parece una gran injusticia, palabra que últimamente está a la orden del día, que unos vivan a cuerpo de rey sin carecer de nada/ rápidas intervenciones, buenas clínicas, excelente equipo médico, etc.etc./ a costa de la perra vida de otros. Está claro que vislumbrando el monte que nos rodea, no puedes dejar de reconocer que estamos rodeados de lobos de la más baja ralea, que buscan comerse el cacho de la mejor carnaza. ¿A qué jugamos? Haciendo filigranas con la neurona, se me ocurre que sería bueno tener la batuta del poder para hacer bailar a muchos de esos canallas que nos hunden, día a día, la vida. Piensas en esas malditas tijeras que recortan los elementales derechos para vivir del ciudadano, y te vas lejos...
saludos
|
|