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La luz del sol de medianoche

La luz del sol de medianoche

lunes 22 de abril de 2013, 11:12h
Rubalcaba ha propuesto eliminar los billetes de 500 euros en la UE; su uso, dice, es casi siempre delictivo. Además, al limitar el fraude fiscal se recaudarían más impuestos para luchar contra la pobreza.

El razonamiento es correcto, pero muy corto de miras o de intenciones. En Suecia, el primer país europeo donde circuló el papel moneda en mil seiscientos algo, las monedas y los billetes representan un porcentaje mínimo del dinero en circulación. Allí avanzan las propuestas para culminar la eliminación del dinero físico y sustituirlo por los pagos con móvil, tarjetas o Internet.

Las razones de los suecos partidarios de la medida son las mismas argumentadas por Rubalcaba. Así, en Estocolmo ya no se paga el transporte público en efectivo para evitar asaltos en los autobuses. En las sucursales bancarias suecas la limitación del uso de efectivo redujo el número de atracos; en tres años pasaron de más de cien a sólo 16. Incluso algunas iglesias luteranas han adaptado el cepillo para las limosnas con un lector de tarjetas. En otros países donde ven la luz del sol de medianoche, como Islandia, cualquier periódico o cerveza se paga con tarjeta, y hasta te miran mal si pagas en metálico. O en Finlandia, donde las páginas web de los bancos permiten hacer cualquier pago con toda facilidad y el teléfono móvil es un medio de pago aceptado en todas partes.

En España, a principios de año, circulaban en billetes 61.698 millones de euros, de los cuales 45.855 millones se contaban en billetes de 500, incluidos los apretados en las bolsas de plástico atesoradas por las monjitas del monasterio de Santa Lucía, en Zaragoza. Las buenas hermanitas escondían en un armario 1'5 millones de euros en billetes de 500, como la Pantoja, expuesta a tropezarse en su casa con las bolsas de Mercadona dispersas por el suelo. Menos mal que llenas de dinero pesan poco en la báscula y nada en la conciencia. O la matrona conocida en Mallorca como la Paca, siempre mirando de reojo el agujero de su chabola con los 4'3 millones de euros presuntamente conseguidos con el tráfico de drogas.

Suprimir el dinero y sustituir los pagos por medios electrónicos personalizados supondría una verdadera revolución cultural y económica en el sur de Europa. ¿Es posible algo así en nuestro país? Una vez más la cuestión no es si eso va a pasar, sino cuándo pasará. Es el futuro más probable, dadas las innegables ventajas del sistema para la gente legal. Sin embargo la oposición a una medida así puede ser brutal, y el frente coaligado contra una España financieramente transparente abarcaría a los defraudadores, desde los Bárcenas a los raterillos del IVA, a todas las mafias, a los explotadores dedicados a pagar en negro a sus víctimas, a las Pantojas, monjitas de tantos conventos y Pacas del trapicheo, los urdangarines, los jetas de los eres, y por supuesto, a quienes cortan el bacalao; los partidos políticos financiados ilegalmente. Súmense los inevitables fanáticos de las teorías de la conspiración gubernamental y capitalista, pues ese supuesto Gran Hermano podría rastrear así todos nuestros pasos, saber en dónde, con quién y en qué desgastamos nuestras bandas magnéticas.

Eso no parece un problema en los países nórdicos, ajenos a nuestras paranoias secretistas, pero ellos están acostumbrados a vivir en casas con grandes ventanales  abiertos a la calle, sin persianas para velar su intimidad. Y a compartir desnudos las saunas, como en Finlandia, el país menos corrupto del mundo, donde cualquiera puede teclear la matrícula de un coche en un SMS del móvil para recibir en su teléfono la declaración de la renta del propietario del vehículo.
45.855 millones de euros en billetes de 500. Tela. Una cifra muy similar a los 40.000 millones que tendrá que pagar la administración pública, es decir, todos los españoles, en intereses de la deuda durante 2013. O a los 41. 964 millones debidos por las entidades locales. Y en esa cifra sumada en billetes no se incluyen las inmensas cantidades evadidas al extranjero o defraudadas a Hacienda y a la Seguridad Social. Suprimido el dinero físico la economía sumergida, obligada a salir a la superficie, permitiría recaudar más, aumentar el gasto público, el consumo, el empleo legal, mejorar las pensiones, la sanidad, la educación...

Sigamos soñando. En España somos herederos culturales de civilizaciones mediterráneas; grecolatinas y norteafricanas, cuya arquitectura niega las miradas ajenas con muros ciegos. Sus patios protegidos guardan el secreto de los "hortus conclusus", vergeles sólo para los elegidos. Hemos recibido también el legado de nuestros míseros, pero aparentes hidalgos del Siglo de Oro, aquellos dados a esparcirse migajas por la barba y a pasear con un mondadientes entre los labios para dar la impresión de andar ahítos, no como los famélicos pícaros dedicados a busconear en los albañales orillando la ley. Como para quedar expuestos y dejarse iluminar por la luz del sol de medianoche.  
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