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Los establos vaticanos de Augías

Los establos vaticanos de Augías

viernes 26 de abril de 2013, 10:57h
Un Vaticano en bancarrota tras las desamortizaciones eclesiásticas en España, Francia y América Latina en el XIX y la pérdida de los Estados Pontificios en 1870 se convierte tras la Segunda Guerra Mundial en una de las instituciones más ricas del mundo. Y apenas sabemos cómo.

El Papa Francisco, a su edad, debería tomar ya alguna decisión si pretende renovar la Iglesia tanto como dio a entender y limpiar los establos de Augías que son las finanzas vaticanas. ¿Sabían que antes de Francisco 145 pontífices sin interrupción habían usado un humilde número sin pretender distinguirse así de los demás? ¿Son sólo gestos vacíos y grandilocuentes? ¿Hará como sus predecesores sin que la mano diestra sepa lo que hace la siniestra?

El 21 de octubre de 1946, un año después del fin de la II G.M. el Departamento de Estado en Washington recibió un informe del Tesoro clasificado como secreto. El "Informe Bigelow", como es conocido, había sido elaborado con datos aportados por la OSS, la antecesora de la CIA, y por oficiales del Servicio de Inteligencia del ejército norteamericano. Ese informe fue desclasificado el 31 de diciembre de 1996. Según sus datos el Vaticano había gestionado una enorme cantidad de oro nazi, por un valor de cientos de millones de francos suizos, que se habían ingresado en cuentas numeradas en ese país alpino. Otros 200 millones de francos suizos en monedas de oro procedentes de los saqueos nazis habían sido depositados con ayuda de los franciscanos en el Instituto para Obras de Religión (IOR) fundado en 1942 por Pío XII, un Papa cuestionado por su pasividad frente al Holocausto nazi.

Esos fondos, junto con los aportados por el régimen de Mussolini al papado desde 1929, como contrapartida por el reconocimiento oficial de la Iglesia al fascismo, fueron los pilares de las inmensas inversiones llevadas a cabo por el IOR. Otros informes británicos de la guerra, guardados en los Archivos Nacionales en Kew arrojan algo de luz al asunto. Señalan a la compañía Profima S.A. como el holding del Vaticano en la suiza Lausana, y al financiero del Papa entonces, Bernardino Nogara, como responsable del control de las inversiones de millones de dólares reguardados en el Vaticano cuando cayó Mussolini. El historiador de Cambridge, John Pollard, autor del libro "Money and the Rise of the Modern Papacy" asegura que el Vaticano, verdadero paraíso fiscal, nunca volvió a ser pobre después de eso.

El hermetismo del Vaticano se resquebrajó con el Vatileaks y la difusión de la correspondencia secreta de Benedicto XVI con escabrosos detalles de conspiraciones, sucios juegos de poder, corrupción y otras cosas inconfesables. El banco JP Morgan cerró su cuenta en el IOR, dada la dudosa naturaleza de los negocios de algunos clientes del banco vaticano y la potencial violación de normas internacionales para prevenir el lavado de dinero. Incluso el Departamento de Estado en Washington ha incluido al Vaticano en la lista de estados sospechosos de financiar actividades terroristas o del narcotráfico a través de ese lavadora de anónimos billetes de banco. Según el corresponsal de la BBC en Roma también la Mafia utiliza esos servicios.

Los escándalos en torno a las finanzas vaticanas no son nuevos. El primero, en los sesenta, fue el de la Banca Privata Finanziaria del banquero siciliano Michele Sindona vinculado con la Cosa Nostra. El IOR poseía el 24,5% de esa banca, y Sindona murió envenenado por un capuchino; un café con sorpresa. En 1982 la quiebra del Banco Ambrosiano, participado por el Vaticano y presidido por el cardenal Marcinkus se convierte en uno de los casos de fraude más grandes de la historia, con la desaparición de más de mil trescientos millones de dólares en préstamos a empresas inexistentes. Roberto Calvi, el "banquero de Dios", director del Ambrosiano en Milán apareció ahorcado en el puente Blackfriars de Londres. El de los frailes negros.

El banco de la Iglesia es ahora manejado por un alemán, Ernst von Freyberg, vinculado a través de su madre, Brita Gertrud Blohm con la empresa Blohm und Voss. de la cual ha sido consejero desde 2012. Casualmente esa compañía era ya en tiempos de Hitler uno de los mayores fabricantes de armamento del Reich. Pero si resulta llamativo el origen de los fondos vaticanos, borrando las pistas del oro nazi o con los fondos de la Italia Fascista también lo es el destino de algunas inversiones con las que el IOR multiplicó esos dineros hasta cifras inimaginables; las acciones incluyen, por supuesto, las características de una cartera conservadora; banca, seguros, químicas y farmacéuticas, acero, construcción y propiedades inmobiliarias por todo el mundo. Hay quien dice que también empresas de armamento, por lo que el Papa Francisco haría bien en sacar a la luz todos los secretos vaticanos para despejar esas sospechas, y aclarar, por ejemplo la información publicada en Alemania por Worldcrunch. Se refiere a la billonaria compañía Weltbild, propiedad de la Iglesia Católica. Basada en Ausburgo tiene unos ingresos de 1'7 billones de euros vendiendo a través de Internet libros, DVD, música, y... pornografía. La situación se lleva denunciando desde hace años sin ningún efecto, incluyendo el envío, en el 2008, de un documento de 70 páginas a todos los obispos cuyas diócesis poseen acciones de Weltbild. Más de 2500 títulos eróticos y pornográficos están en el catálogo de la empresa, con títulos que me resisto a transcribir.

No puede ser casualidad; de la interminable lista de reliquias esparcidas por la Europa cristiana que van de la corona de espinas de París, a la Sábana Santa, la lanza de Longino, los clavos y astillas de la cruz y hasta varios Santos Prepucios siempre ha faltado el látigo con el cual Cristo expulsó a los mercaderes del templo. ¿Se aclarará el papel de los sencillos y admirados franciscanos en el lavado del oro nazi? ¿Sorprende todavía el hecho de que las monjitas del monasterio de Santa Lucía, en Zaragoza, mantuvieran escondidos en un armario 1'5 millones de euros?

El Papa Francisco debería dejarse de minucias de cara a la galería como pagarse él mismo la pensión para ocuparse de lo importante. Ninguno de sus predecesores numerados hizo nada por la trasparencia. Contra pereza diligencia. Ya va siendo hora de empuñar algún látigo y limpiar los establos de Augías de las finanzas vaticanas.
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