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¿Partitocracia o caos?

¿Partitocracia o caos?

lunes 29 de abril de 2013, 09:41h
En los sistemas electorales, tanto  proporcionales como mayoritarios,   las candidaturas pueden presentarse a través de   listas cerradas  o  de  listas abiertas. En España, tenemos un sistema de listas cerradas en las elecciones al Congreso de los Diputados, y de listas abiertas  en las del Senado. En el primer caso, los votantes  eligen   al partido correspondiente  que se presenta   con una lista cerrada  de candidatos, de los que salen elegidos  un número  determinado  en función de los resultados obtenidos  y son   estos  quienes  después ocupan el escaño correspondiente.

En el caso  del Senado, los electores señalan con una cruz aquellos  candidatos  que  desean, independientemente del partido al que pertenezcan. En otras palabras  que si, por ejemplo,   un elector  puede elegir  4 senadores en la circunscripción donde vota, podría hacerlo por  4 candidatos de otros tantos partidos distintos, cosa que  obviamente, no puede hacer en el caso  del Congreso. Lo  más  común, sin embargo, es  que  a pesar de que   tiene esa potestad, suele  votar  a los 4  aspirantes a senadores del partido  político  con el que más  simpatiza.

De una u otra forma, sin embargo, y por la experiencia  que  tenemos en España en    nuestra  reciente democracia, lo normal, tanto en una cámara  como en la otra, es que unos y otros, diputados y senadores, sean  fieles seguidores de eso que han inventado los partidos políticos  como  fórmula  inequívoca de  evitar sus contradicciones internas, más que de asegurar su coherencia:  me refiero a la  "disciplina de voto". 

Un  ejemplo   ilustrativo a este respecto  lo hemos tenido   hace  ya  unas  semanas con la actitud manifestada por  todos los diputados del PSC   (a excepción de la ex ministra Carme Chacón), frente  a  sus, hasta  ahora, hermanos ideológicos  del PSOE,  al votar una proposición del grupo  catalanista  CiU por el llamado  "derecho a decidir"  del pueblo catalán  para seguir formando  parte  o no  del estado español.  

Quien se atreve a votar  en  sentido  distinto al que  indica el  jefe de filas de su partido, sabe   que, en primer lugar, tendrá que pagar una multa y, en segundo lugar, que  su actitud  tendrá inmediatas consecuencias políticas que,  en la lógica  política, de persistir  en esa  actitud de indisciplina, tendrá prácticamente cerradas las posibilidades de repetir en las listas   de ese partido  en las  futuras elecciones.
 

Lo bueno y lo mejor

La disyuntiva entre listas  abiertas o listas cerradas tampoco  parece que ayude  a  encontrar ninguna  solución.  Y por una doble razón: La primera es que, a pesar  de la  diversidad de fórmulas, casi en todas las elecciones celebradas, el mapa  electoral  se ha  replicado  tanto en el Congreso como en el Senado. La segunda es de carácter histórico:  No hay más que recordar  lo que sucedió en  la II República  española, en donde  las listas abiertas  propiciaron  la  profusión de  partidos minoritarios y populistas que, en muchas ocasiones,    con propuestas absurdas, consiguieron desplazar a partidos más moderados.

Si  el verdadero dilema  es  partitocracia  o caos, más que modificar  el sistema de listas,  parece que  no  hay más remedio que  modificar las reglas   internas de funcionamiento de los partidos para evitar  que  ejerzan esa férrea dictadura sobre  los parlamentarios hasta el punto de convertirlos  en meros comparsas  de un partido  que, aunque  los ha colocado en las listas, no  es sino a los electores  que  han dado su voto a la lista a quienes, de verdad, se deben diputados  y senadores. De otra forma, el riesgo de alejamiento de  los votantes  de cuanto sucede   en el Parlamento es cada vez mayor.  

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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