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(in)seguridad jurídica

(in)seguridad jurídica

martes 21 de mayo de 2013, 13:32h
La seguridad jurídica es el bien más valorado en una sociedad que quiere ser plenamente democrática. Siempre pensé que, con todos los errores que cometió, José Luis Rodríguez Zapatero precipitó su caída precisamente por instaurar una inseguridad moral ciudadana a todos los niveles. Un grave error que el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy está copiando milimétricamente: se dicen unas cosas y se hacen otras, se ofrecen fechas para la aprobación de determinadas leyes y luego nada pasa, se incumplen flagrantemente programas electorales, se olvidan compromisos... Da la impresión de que cada paso que se da desde el poder provoca demasiados pisotones no previstos. José María Aznar, con todos sus defectos -comprendo que, a la vista del indeseado protagonismo que ha adquirido en estos días, no es el mejor momento para elogiarle--, era lo que a Rajoy le hubiera gustado ser: previsible. Si aquel presidente antipático y huraño decía que iba a hacer algo, podías estar seguro de que lo haría. Después, la fuerza del compromiso adquirido se ha ido diluyendo hasta llegar a los extremos actuales, en los que la palabra dada no vale casi, en parte sin duda porque las circunstancias son demasiado volátiles y el gobernante depende de muchas cosas que él ya no puede, simplemente, controlar.

Una usted a esta sensación de inseguridad la percepción de que acaso no todas las escuchas telefónicas que se producen -vaya usted a saber por quién-gozan de mandato judicial, y no crea usted que no sé de qué estoy hablando. Y, ya que citamos a los jueces, hay que sumar algunos casos de arbitrariedad togada que no pueden silenciarse. Pienso, por citar apenas un ejemplo, en el encarcelamiento, tan cuestionable, del ex presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa; desde el momento en el que las garantías son insuficientes, o cuando los españoles no piensan que todos somos iguales ante la ley, nuevos elementos de inseguridad se añaden a todos los que ya han generado una desconfianza creo que muy difícilmente recuperable en el ánimo de los hombres y mujeres que llenan nuestras calles. Y eso, ya digo, en una democracia que quiere ser, valga la redundancia, verdaderamente democrática, es algo muy grave. Y sí, está pasando.


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