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El déficit autonómico y el cabreo general

El déficit autonómico y el cabreo general

martes 21 de mayo de 2013, 16:50h
Dicen que las aguas bajan mucho más calmadas entre los barones del PP, pero yo no creo que la cosa haya amainado, ni mucho menos. El llamado déficit a la carta les ha puesto a todos en pie de guerra y el cabreo es mayúsculo, desde Extremadura a Madrid pasando por Aragón, Castilla y León, La Rioja, Cantabria o Galicia.

Que algunas comunidades autónomas como Cataluña no puedan cumplir su objetivo de déficit y no pase nada, contradice todo lo que ha repetido hasta la saciedad el gobierno y de ahí el mosqueo monumental que tiene algunos. Se nos dice que no se trata sólo de beneficiar a Cataluña que otras autonomías del PP como Valencia estarían la misma situación, pero el argumento no convence en tanto en cuanto en este país las cosas o tienen su premio o deben recibir el justo castigo.

Se puede advertir que Cataluña no se puede hundir porque arrastraría a toda España en la caída y es verdad, pero lo que no puede pretender el Gobierno es que ahora los presidentes que se han apretado cinturón hasta términos insospechados y han sometido a sus ciudadanos a una auténtica y estricta cura de adelgazamiento, queden como los "primos" de la película. Por eso precisamente algunos como Monago o Ignacio González han alzado su voz y advierten con grandes dosis de sentido común que si se permite que Cataluña, Valencia, Murcia o Baleares lleguen a un déficit cercano al 2 por cierto, será casi imposible conseguir cumplir el objetivo del conjunto.

El déficit a la carta tiene muchos inconvenientes y muy pocas ventajas, al menos de momento. Sobre todo porque planea la sospecha, bastante fundada, de que su origen está en el encuentro secreto -que  finalmente fue un secreto voces- entre Rajoy y Artur Mas que tuvo su continuación un poco después con Rubalcaba. Todos comentan en voz baja que lo que ha habido es un acuerdo a tres bandas y que se trata de darle un respiro al presidente de la Generalitat a cambio de que baje un poco el "pistón" sobre el tema de independencia. De ser así, de momento, no se ha visto ningún fruto porque el catalán no desaprovecha la ocasión para recordar que su objetivo es la celebración de un referéndum para, finalmente, separarse de España. Debería, sin embargo, ser consciente de lo que le está pasando a la imagen de Cataluña de puertas para fuera. Sólo recordar que recientemente el consejero de economía de la Generalitat ha vuelto de su viaje a Wall Street -donde pretendía vender deuda catalana y conseguir inversores norteamericanos- con las manos vacías. De hecho para aceptar el préstamo los bancos y los fondos inversión le pidieron unos intereses del 7,5 por cierto muy superior al que paga, por ejemplo, el tesoro. Con un ranking de bono basura la deuda de Cataluña sigue sin despertar confianza de los mercados internacionales lo que les debería servir como reflexión, si no estuvieran obsesionados, como están, en negar lo evidente que nadie entiende a Cataluña sin España ni viceversa.

Dice José Antonio Monago que el Gobierno de Extremadura no permitirá que se beneficie a Cataluña a costa de las comunidades cumplidoras y su postura es secundada por muchos otros que no lo han dicho tan abiertamente.. Su discurso es lógico teniendo en cuenta que  el "Barón rojo" ha basado su gestión en el cumplimiento del déficit y repetido hasta la saciedad que Extremadura ha pasado de ser la segunda comunidad con mayor déficit en el 2011 al más bajo el pasado año, según los datos del Ministerio de Hacienda. De momento ha tenido que ir la vicepresidenta del gobierno a su tierra para limar asperezas, pero la cita que todos tienen señalada en rojo es la del próximo lunes, el día en que Rajoy se reunirá con los presidentes autonómicos de su partido para intentar apaciguar las cosas por el lío que se ha organizado con esa ocurrencia del déficit a la carta. De todas formas todo tiene  un  precio y esta cuestión sólo se solventa con dinerito contante y sonante. O sea que las que han cumplido tendrán que recibir compensaciones claras, se tendrá que poner sobre la mesa un sistema de incentivos que puede ser de los fondos europeos destinados a la inversión u otras fórmulas que se están estudiando ya a marchas forzadas. Eso sí también las incumplidoras, deberán ser penalizadas para que no se rompa la baraja.
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