Sueños y pesadillas

A ver, que uno está a favor de que desde todos sitios se les ofrezcan alas a los emprendedores, que cualquier cosa que ayude a salir de la crisis personal y social, es bueno. Pero lo que preocupa un poco más son las realidades y el futuro. ¿Y cuáles son esas realidades? Pues habría que contemplarlas desde distintos puntos.

La publicidad de las entidades financieras ofreciendo créditos sólo es comparable estas últimas semanas a los anuncios de perfumes en Navidad. Pero hay un diferencia: los perfumes existen y los prestamos, digan lo que digan, no; apenas, no; tal vez alguno caiga, pero la realidad es que, en la inmensa mayoría de los casos, el crédito sigue sin fluir y no ya el crédito nuevo para el nuevo emprendedor, sino las líneas de crédito que se han ido cerrando a multitud de PYMES y autónomos que, ahogados porque no cobraban ni de la Administración -mucho menos de los particulares- y sin recursos propios, han tenido que cerrar. Visitar hoy los polígonos industriales de cualquier ciudad, resulta desolador. La publicidad de bancos y cajas debería se mirada con lupa por quien corresponda. 

Pero es que las recientes medidas de Gobierno del  tampoco parecen que vayan a solucionar los problemas y la respuesta generalizada es que no aportan casi nada nuevo, que vale, que sí pero que es más una declaración de intenciones que otra cosa.

Un tercer problema es que en los medios -ilusionados en el apoyo a estos emprendedores- aparecen puntuales ejemplos de jóvenes que se han lanzado a la aventura y han triunfado. Y eso está bien. La pregunta es dónde están los que también empezaron ilusionadamente su proyecto y se toparon con una realidad más fuerte que terminó con sus ilusiones, sus ahorros y no sé si algún crédito que ahora deben devolver. Hacer creer que todo el monte es orégano, me parece una irresponsabilidad.

La cuarta reflexión se centraría a la situación histórica de nuestro país. Estamos hartos de repetir que el  80% de los empleos en España se refugian en la PYMES. Y la verdad, a mi semejante dato no me consuela nada, menos aun cuando un porciento grande de esos empleos están ligados a los servicios que es un sector tan fuerte como inseguro y estacional.

¿Qué puede a pasar?  Desde mi punto de vista -que no soy un experto- que España, en el más optimista de los casos, se podría llenar de pequeñas empresas cuyo futuro dependerá en gran parte de la evolución económica y ahí quedarán, si ha suerte, anclados en su pequeña producción que está muy bien -insisto- pero que no parece suficiente. "Amancios ortegas" no suelen salir muchos cada año y su aventura sale a la luz. De los que echan el cierre después de haberlo intentado, no sabemos nada.

Ya sé que lo que voy a decir resulta ahora mismo casi un sueño. Pero este país tendría que apostar por algo más sólido sin renunciar al "emprendimiento". Necesitamos una industria más fuerte pero para eso es necesario invertir en I+D+I y para eso es necesario cambiar un sistema educativo fracasado desde hace décadas y para eso es necesario asumir que la educación es un bien común y no una idea de partido. Un sueño, ya digo. Y si encima ves lo que ves a tu alrededor y contemplas como algo que deberá haber funcionado como la línea aérea Iberia está a punto de desaparecer o quedar reducida a la nada ante la indiferencia de todos, pues el sueño, ay, termina por convertirse en pesadilla.