www.diariocritico.com
El azar, la necesidad

El azar, la necesidad

viernes 28 de junio de 2013, 12:32h
El ministro de Hacienda está atrapado entre el azar y la necesidad a la hora de explicar lo imposible, que no es sino el galimatías en el que se ha envuelto por parte de la Agencia Tributaria y de los Colegios de Notarios y Registradores la atribuida venta de 13 fincas o parcelas a la Infanta Cristina de Borbón, dentro de las peticiones del juez Castro en el "caso Noos".

Estoy seguro de que Cristóbal Montoro conoce desde 1970 - fecha de su publicación- el libro de Jacques Monod, y que ha visto la película de 2012 de Juan Antonio Bayona sobre el tsunami que arrasó en 2004 las costas de Tailandia. Con el primero habrá encontrado en estos días las magníficas aplicaciones que tiene la biología a la política, y que si las proteínas de los seres vivos se mueven entre la teleonomía y la morfogénesis autónoma, las actuaciones públicas del poder responden a los mismos o similares estímulos. Con la segunda ha aceptado que por mucho que pueda parecer imposible, todo aquello que es obra de una o varias personas es incontrolable en algún momento.

Las polémicas e insuficientes explicaciones sobre lo ocurrido con las famosas fincas y el número del DNI de Cristina de Borbón y Grecia dadas por cuatro  " instituciones"  básicas en  nuestro estado de derecho pero no por las personas directamente implicadas en el caso, se han movido y lo siguen haciendo entre la necesidad de dar una versión lo más coherente y verosímil a la sociedad española, y la irrupción del azar como algo imprevisto a consecuencia de las investigaciones del caso Noos. Es entre ambos principios desarrollados por Monod hace más de 30 años donde hay que situar el título del film de Bayona. Lo imposible: que cuatro notarios y cuatro registradores en provincias y localidades distintas se equivocaran en el mismo DNI y que ello durante varios años no fuera comprobado desde el Ministerio de Hacienda. A lo imposible habría que añadirle lo de increíble, inasumible e innecesario si se parte de que en un sumario que lleva meses y meses instruyendo, que afecta a un miembro de la Casa Real y que es conocido por todos, no parece razonable que un funcionario de Hacienda le diera a unas teclas,  salieran del ordenador 200 folios y sin más se mandaran al magistrado que ha pedido esa información.

La atribución de responsabilidades sobre el llamado error o errores se ha repartido, dividido, negado y aceptado dependiendo de cual de las partes emitiese el comunicado oficial. El ministro ha negado en sede parlamentaria que los hechos fueran producto de cualquier imaginación calenturienta o conspiración política o económica. Y ha pedido varias veces perdón, lo cual siempre es de agradecer cuando parte de un cargo público.

Cristóbal Montoro y su equipo se han encontrado con que el azar al que ya se refería el griego Demócrito hace dos mil quinientos años les ha llevado a la necesidad de una explicación pública en uno de los peores momentos para la credibilidad de las instituciones, y que esa explicación solo encuentra en el propio azar su razón de ser dado que lo que realmente es imposible es la explicación posible de lo sucedido.

Hay un principio básico en las sociedades  modernas hipercomunicadas y con reacciones instantáneas en las redes sociales: la falta de información desemboca en el rumor, la desinformación y la pérdida de credibilidad por parte de los responsables de esos "agujeros negros", junto a una cada vez mayor divergencia entre la autoridad delegada y el poder constituido. En este caso entre los ciudadanos que votan y eligen y los elegidos que gobiernan ya sea desde el Ejecutivo o desde la oposición, que desde ambos lados se ejerce esa función en una sociedad plenamente democrática.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios