Los 14 puntos (suspensivos)
lunes 08 de julio de 2013, 14:05h
Creo
sinceramente que se equivoca Montoro cuando califica de "quimérico"
el proyecto propuesto por el PSOE para reformar la Constitución;
dice el ministro que ahora lo importante es vencer la crisis. Y tiene
razón, claro, a no ser por un detalle trascendental: que la crisis
también está incrustada en el modelo de Estado que consagra la
Constitución y por tanto más pronto que tarde habrá de decidirse a
cerrar de una vez ese Título VIII que por razones ya históricas,
quedó como quedó, tan abierto a todo, tan impreciso. Y lo que
tampoco parece muy serio es que todo un Gobierno y todo un Parlamento
no puedan hacer dos cosa a la vez; se puede y se debe luchar contra
crisis y además se podría -y se debería- empezar a poner las
bases para algo que ya se está intentando por otros caminos como la
reforma seria y en profundidad de las administraciones.
Como
todos los proyectos este del PSOE no es ni bueno ni malo sino
discutible, seguramente mejorable pero desde luego oportuno. Y habrá
puntos inadmisibles y otras que se podrían cambiar, pero al menos es
un proyecto sobre el que empezar a teorizar, un proyecto con 14
puntos que me he permitido calificar de suspensivos porque el gran
problema es que se trata más de una declaración de principios hacia
un estado federal -o algo así- que, lo mismo que ha pasado con el
famoso Título VIII de la Constitución, luego habrá que desarrollar
y es ahí donde empiezan los problemas.
Ya
se han analizado por los medios de comunicación los 14 puntos de la
propuesta reformista y hay opiniones para todos los gustos según la
ideología de cada medio; eso no importa, es lógico. Lo que parece
positivo es que se hayan puesto sobre el papel esos 14 puntos aunque
sean suspensivos porque la reforma definitiva del Senado como Cámara
Territorial, -es sólo un ejemplo- lo llevan prometiendo todos los
partidos desde hace años pero nadie ha dado el paso nunca. Y lo
mismo se podría decir de otros temas que se abordan en la propuesta.
Pero no por tratarse de problemas hasta ahora nunca resueltos, dejan
de ser problemas y tal vez, en contra de la opinión de Montoro, sea
precisamente este tiempo de crisis el más propicio para marcar los
límites del campo de una vez por todas, para atar todos los cabos
sueltos y para plantearse con tranquilidad algunos errores -como el
de la sanidad divida- que ya son un clamor entre una ciudadanía
harta de no poder ponerse enferma más que en su comunidad.
Claro
que la reforma constitucional propuesta por el PSOE no es cosa de un
día. Tal vez ni siquiera se podría llevar a cabo en lo que queda de
legislatura, pero lo que parece absurdo es despacharla sin más con
una frase sobre la marcha. Hay muchas cosas que no funcionan en este
país y deberían de arreglarse como propone Rubalcaba o como todo lo
contrario, eso ya se verá, pero lo que se sabe es que no funcionan.
Seguir así y mirar hacia otro lado como parece que quiere hacer el
Gobierno, no tiene sentido. Es hora de buscar caminos nuevos y hora
también de desandar viejos senderos que no conducen a ninguna parte.
Pero hay que ponerse a ello con una mano mientras que con la otra ser
lucha contra la crisis.