Valientes, pelotas y lameculos
viernes 12 de julio de 2013, 17:19h
La
historia apenas ha ocupado unas líneas perdidas en la sección internacional de los periódicos. El periodista Xavier Colas desde Moscú la relataba así: la escena parece
una alegoría rusa: el juez, los policías y los periodistas mirando un barquillo vacío, pero protegido por barrotes
para que el fantasma del acusado nos escape. Así
se cerró en un tribunal de Moscú uno de los procesos judiciales más absurdos que se ha
rubricado en su ordenamiento jurídico las últimas décadas: se condenó a un hombre muerto.
Se trata del abogado Serguei Magnitski
fallecido en una prisión rusa, cuando se
encontraba detenido a la espera de ser juzgado por fraude fiscal, el mismo
delito que el había imputado a funcionarios
estatales hace un año. Sergei era, según la defensa, un
abogado que quiso buscar la verdad,
incluso dentro de los despachos de Hacienda rusa.
Fue detenido en 2008
por supuesto evasión de impuestos después que haber denunciado el mismo fraude fiscal de 176
millones de euros por parte de responsables políticos
rusos y aunque su muerte ,según los forenses, fue por una
necrosis de páncreas tanto en el Reino Unido
como en Estados Unidos acusaron a las autoridades rusas de su fallecimiento por
negligencia y maltrato. Por eso verle
muerto no era suficiente, tenía que ser condenado y de ahí la pantomima.
La
historia es digna.de todo un películón de suspense y me ha llamado la atención porque buscar la verdad ni es fácil, ni suele salir gratis. La verdad es incómoda sobre todo si se trata de señalar a los poderosos.
Tirar de la madeja hasta encontrar el hilo que conduce al
esclarecimiento de los hechos y ,en definitiva,
a la verdad es para muchas
profesiones una tarea ardua y difícil que implica tener la fortaleza suficiente para aguantar
presiones, en ocasiones, de tal calibre
que muchos desfallecen. Tal es el caso
de los periodistas y también de muchos jueces. Si de
muestra vale y botón sólo hay que echar
un vistazo al estado de corrupción insoportable que vive nuestro país, donde prácticamente todos los
partidos: desde el PP al PSOE, pasando por
CiU y los más pequeños, están inmersos en una espiral de corruptelas insoportables. La
historia es invariable e idéntica en todos los casos y la
cantinela la misma: que si es una causa general, que si los jueces no son
imparciales o los periodistas que destapan el asunto sectarios.
La defensa de la verdad no es cosa fácil, porque la verdad duele y ,a veces, es descarnada y se
puede llevar por delante a quienes siempre se creyeron inmunes como si
fueran intocables y lo llevarán en el ADN por nacimiento. A mi que los políticos desprecien a los
periodistas que no les son afines me da igual, incluso me divierte su nivel de ignorancia sobre una
profesión que ejerce el
contrapoder como su razón de ser, pero si me choca que sean los propios
periodistas quienes cuanto alguien levanta una historia que afecta al poderoso que ellos idolatran ,
le tachen de "huele braguetas repugnante", "conspirador
nato" y si llega el caso" culpable" dé querer usurpar el
terreno de quienes son elegidos en las urnas. Reconozco que a mi siempre me ha ocurrido lo contrario.
Cuando un colega-sea del medio que sea- ha levantado una noticia exclusiva o ha
conseguido la entrevista con el personaje oportuno, he sentido sana envidia y admiracion por
esos trabajos. Nunca he pensado que sean
"recaderos" o "voceros" de nadie o que su exclusiva periodística obedezca a espurios intereses. Sólo me ha interesado que la noticia sea cierta, que este
suficientemente contrastada y que los receptores, es decir los ciudadanos, a quienes nos debemos, puedan informase gracias al trabajo de un
buen "plumilla". No es que sea una ingenua, simplemente odio las falsas teorías de la conspiración, cuando lo que se cuenta no
le conviene al político de turno y odio todavía más a los
"correveidiles" de turno que
se olvidan de nos debemos a los
lectores 'que ellos son nuestros jefes y no los políticos. Ellos pasan y
nosotros seguimos en esta profesión que es una auténtica droga de la que no es fácil desengancharse.
En cuanto
a los jueces me ocurre una cosa igual.
Viendo como hemos visto casos de jueces
"estrella" que enloquecen por salir en los medios de comunicación, cuando hay
profesionales del derecho
honrados que con un trabajo constante y callado, sin necesidad de focos ni cámaras, haciendo frente a presiones
indescriptibles y con escasos medios siguen adelante caiga quien caiga, mi
sensación es que la Justicia gana y
los malos pierden. De estos casos en los últimos tiempos estamos viendo dos : los jueces Ruz y Alaya. ¡Va por ellos, y por
los colegas que no se dejan amedrentar
aunque les caiga la del pulpo por parte de los "lameculos u pelotas" oficiales.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
22659 | Pikertom - 14/07/2013 @ 13:20:50 (GMT+1)
Me sorprende su artículo. Me sorprende porque usted, señora mía, cuando un juez, pongamos por caso al Juez Garzón, investiga ciertos casos que le molestan, lo pone a parir hasta la repugnancia. Sea más coherente, o más valiente, o no mienta tanto, o no se arrogue el papel del buen periodista, porque usted y su trayectoria nis demuestra que de eso nada monada, sino todo lo contrario.
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