lunes 15 de julio de 2013, 16:29h
Ruz hace lo que puede, pero un juez no es un
georadar. Para descubrir en detalle cuanto se halla oculto en el
subsuelo de las finanzas del Partido Popular, de cuyos oscuros
movimientos trazó Bárcenas un croquis somero en sus estadillos de
sobresueldos y donaciones, se necesitaría una clase de potente georadar
que no sé si en España tenemos, pero que si tenemos, tendríamos que
encargarlo ya. Toda vez que Mariano Rajoy ignora en qué consiste la
responsabilidad política, y no digamos la muy alta de una jerarquía
pública como la que él ostenta aún, sólo la amenazadora sombra de
ilícitos penales, de delitos, podría removerle del marasmo en el que
habita y, lo que es más grave, en el que nos obliga a vivir a los demás.
Hay un clamor general que demanda explicaciones Rajoy, pero todo
lo que la sociedad española recibe son los chascarrillos del inefable
Floriano. De ellos se deduce la dolorosa impresión de que el gobierno
del PP, o sea, el PP, está firmemente persuadido de que los españoles
son idiotas. Si nos han votado, parecen pensar, es que deben serlo, y
esa convicción les impele a ir soltando camelo tras camelo, sin solución
de continuidad. Pero Rajoy, al parecer tranquilo porque el georadar
específico e infalible que la gente busca no lo tenemos en España,
calla, y eso, en realidad, es más elocuente y más verdadero que lo que
el todavía presidente pudiera, en un arranque, decir. Porque Rajoy y sus
pares no han hecho otra cosa que mentir desaforadamente,
compulsivamente, a los españoles, antes y después de esas elecciones de
2011 de cuya campaña también se duda que se financiara legalmente.
Petaría el georadar que otros países sí tienen al pasarlo por la
superficie del 13 de la calle Génova, por las cocinas en las que durante
tantos años ejerció Luis Bárcenas de "chef". Habría que reforzarlo para
que soportara las sorpresas que aún puede deparar el examen minucioso
de esos subsuelos. Se trata de la arqueología de una democracia fallida,
corrompida, viciada de origen, en la que los partidos han hecho comida
aparte, y qué comida. El hallazgo de sus restos explicaría el origen,
también, del hambre que estamos pasando.