miércoles 24 de julio de 2013, 16:24h
Pese a la mayoría absoluta y pese al formato elegido para comparecer el
próximo día 1 de agosto en el Senado -no será, como pide la oposición,
un debate monográfico sobre la presunta financiación ilegal del PP-, en
cierta manera, Mariano Rajoy llega aquejado de orfandad a ésa cita
parlamentaria. Quiero decir que con la salvedad de Cospedal, el resto de
los grandes del partido guardan silencio. Los Arenas, Mayor Oreja,
Trillo, todos ellos mencionados en los asientos contables de Luis
Bárcenas, permanecen en silencio. También el otrora gran hablador
Francisco Álvarez Cascos parece tener un ataque de afasia. Otro silencio
clamoroso, dados su recientes bocinazos dialécticos, es el del ex
presidente José María Aznar de quien nada ha trascendido hasta la fecha
en los "papeles de Bárcenas", pero que al constituir todos ellos un
cerro de evidencias acerca de la presunta financiación si no ilegal,
cuando menos irregular del partido del que durante muchos fue
presidente, parecería lógico que hubiera dicho algo al respecto. Más
aún, estando instalada en la opinión pública según indican las
encuestas, la certeza de que el PP se ha financiado de manera irregular,
lo lógico es que a éstas alturas de la película hubieran dado ya la
cara todos aquellos políticos por cuyas manos pasó la responsabilidad
orgánica de controlar la gestión del tesorero.
Encabeza como digo este retablo de ausencias Javier Arenas que
durante cuatro años fue secretario general. No es improbable que María
Dolores de Cospedal estuviera pensando en él cuando antes de ayer se
dolía del silencio de quienes se lo deben todo al partido y ahora parece
que se avergüenzan de salir en su defensa. Tal vez los nuevos datos
facilitados por Bárcenas al juez acerca del presunto pago del IRPF en
dinero negro, sean la clave de un silencio que empuja a evocar aquél
castellano refrán que asegura que quien calla otorga. Ante la opinión
pública, en todo este asunto, como decía al principio, lo llamativo en
términos políticos es la orfandad en la que los capitanes del PP han
dejado a Mariano Rajoy. Con la excepción de Cospedal todos hacen como
que ni formaban parte de la dirección del partido ni sentaban junto a
él, ni conocían a Luis Bárcenas. A la vista de tanto escaqueo es
inevitable hablar, como poco, de falta de gallardía.