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Cultura y Creatividad

Cultura y Creatividad

martes 27 de agosto de 2013, 09:59h

Hace no mucho tiempo hablaba con un amigo, político en ejercicio, sobre las características que debería tener la persona que andaban buscando en su ciudad -no Toledo, ¡líbreme Dios del diablo!- para liderar los programas de cultura. Yo entiendo que la cultura y la gestión  de la cultura establecen un modelo de ciudad que no se acompasa a la masa sino que pretende transformar la sociedad a algo mejor.  Creo que la cultura es innovación y creatividad, que hay que ir un paso por delante, que no es quietismo ni pasado. En cambio mi nada culturalmente progresista amigo me decía que no quería para el puesto un hombre de ideas, un "creativo". Lo que buscaba era -según sus palabras- alguien  "sólido y más tradicional", lo que en román paladino significa: "alguien que no "cruce la línea", alguien con sentido "del común" pero que no sea un "intelectual" (esto de intelectual lo decía con un cierto retintín). No nos pusimos de acuerdo, pero comimos opíparamente en un restaurante que me alabó por lo moderno en la deconstrucción de los platos. ¡Asombroso!, pensaba yo para mis adentros, qué diferencia entre las ideas sobre la cultura y sobre la comida tiene este menda tan contradictoria. Mi amigo paladeaba creatividad en cada bocado ¡y le parecía muy bien! pero, en cambio, no estaba por la labor de favorecer el fomento de las ideas culturales innovadoras en su ciudad. "Todo río que no va por su cauce es un problema", afirmaba con su pensamiento de hondo peso tradicional y de un pragmatismo mal entendido. Asombroso de nuevo. "No importa que no se avance, cuantos menos puntos de referencia cambies, menos se van a meter contigo". Perfecto, le dije, si por ti fuera no se hubiera inventado la rueda, porque nadie necesitaba ruedas antes de que estas fueran inventadas. Ahí lo dejamos. Nos sirvieron unos postres voluptuosos y nunca vistos. Le faltaron palabras para alabar al repostero.

 La cultura debe servir no para aborregar, sino para desarrollar el sentido crítico de las personas, y sólo hay avance si hay innovación, cambio de referencias y sentido crítico.

 Uno de los mayores escollos contra la creatividad es el conformismo. La sociedad conformista quizá es feliz en su quietud, pero es terrible que un dirigente que busca el avance establezca sus parámetros de pensamiento en el  conformismo, en la tradición, en la nada.

 Al menos seis recursos personales debiera tener, en mi opinión, esa persona que nunca contrataría mi amigo, para combatir la conformidad: inteligencia, conocimiento (preparación), estilo de pensamiento (cómo usar la inteligencia y el conocimiento), personalidad (fundamental para defender nuevas ideas en un entorno refractario), motivación y contexto.A lo dicho habría que añadir la influencia de la perseverancia, la voluntad, la tolerancia, la apertura y el coraje en la búsqueda de creatividad en una cultura conformista (como la nuestra).

 ¡Ah! y la creatividad ni es de izquierdas ni de derechas. Mantengo la amistad con esta persona, pero no hemos vuelto a hablar de estas cosas ¿para qué? ¡Con lo bien que se come con ella!

Antonio Illán Illán

Escritor y profesor

Toledo

http://antonioillan.blogspot.com.es/

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