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Los movimientos del elefante

Los movimientos del elefante

miércoles 11 de septiembre de 2013, 15:12h

Nada extraño. Las informaciones que llegan de la Audiencia Nacional develan la tradicional estrategia del individuo que se siente cercado por la justicia. Limpia las huellas y destruye todas las pruebas que puedan resultar comprometedoras: discos duros, agendas, libros de registro, grabaciones comprometidas... Es la historia criminal de todos los días, el más trillado de todos los guiones de cualquier novela negra, película o serial policiaco que no provocaría grandes audiencias. Pero en esta historia nuestra de ahora sobre la financiación ilegal  si se van a batir todos los records de taquilla y de share porque el presunto delincuente no es otro que el principal partido del país y su máximo responsable es el presidente del Gobierno. Hay ansiedad entre la ciudadanía por conocer el final.

Sin novedad en el Congreso. La primera sesión de control al Gobierno tras tres meses de sequía se ha ajustado al guion más básico de estas citas que tanta expectación suscitan como tan escasos resultados cosechan: el presidente Mariano Rajoy y el líder de la oposición Alfredo Pérez Rubalcaba se han acusado mutuamente de mentir  y los dos han logrado que sus bancadas prorrumpieran en estruendosos y prolongados aplausos, que es de lo que se trataba. Entre los populares lo que más les ha animado esa ha sido esa alusión al "y tú más" tan hábilmente introducida por el presidente en respuesta a su oponente  por la vía de "yo no lo voy a hacer" pero precisamente hoy "bien que podría". Nada nuevo, por lo demás, a lo acontecido en tantas y tantas sesiones anteriores, salvo la utilización oportuna y sutil por parte del Gobierno del auto de imputación-no imputación de la jueza Mercedes Alaya por el escándalo de los ERE andaluces a  los socialistas  Manuel Chaves y José Griñán. Para desesperación del espectador esta historia puede tener un final fraudulento: tapo escándalo Bárcenas con los delictivos eres de Andalucía y todos empatados. ¿Qué haremos los que exigimos que se castiguen, si las hay, las dos corruptelas, la del PP y la Junta de Andalucía?

Constatación de un enroque. El presidente del Gobierno va a mantener su declaración del 1 de agosto  contra viento y marea como si estuviera grabada en las tablas de la ley de Moisés, aunque Rajoy, a diferencia del profeta, no las romperá bajo ningún concepto. Remitiéndose a ese discurso leído en el Senado  ha eludido durante un mes y diez días las escasas preguntas que ha permitido que le hicieran los periodistas. Y piensa seguir así  hasta nueva orden o hasta que más evidencias judiciales y nuevos escándalos mediáticos le hagan avanzar, por mucho que María Dolores de Cospedal le haya incriminado indirectamente al declarar ante el juez Pablo Ruz.  Que ya se sabe que los movimientos de Rajoy son lentos y pesados como los de elefante. Durante varios meses Luis Bárcenas era el innombrable hasta que dio un primer paso, casi arrastrado, para mentarle y sentar la nueva versión oficial: el ex tesorero había defraudado su confianza pero cuando llegó a la presidencia del Gobierno, en noviembre de 2011, ya no tenía nada que ver con él. El siguiente paso que haría temblar la tierra, como los de los proboscídeos cuando se desplazan, no se ve venir pero serviría para sentar cátedra y confeccionar los argumentarios del PP sobre las razones por las que animaba a su proscrito amigo y ex tesorero a ser "fuerte" tras conocerse la multimillonaria cuenta suiza. Otro avance que requeriría un enorme esfuerzo en la lenta y pesada dinámica presidencial serviría para ilustrar acerca de las causas legítimas, ¡faltaría más! por las le pagaba en nómina un sueldazo, con los bonus de coche, secretaria y despacho a su servicio. Y lo que ya haría temblar a la tierra sería si el presidente diera otra zancada y  ofreciera una nueva versión que nos sacara de dudas sobre su ilegalidad acerca de  las más que generosas y supuestamente nada interesadas donaciones que entraban a raudales en su partido. Nadie se atreve a aventurar cuando puede suceder semejante prodigio aunque quienes más saben sobre los movimientos de presidente solo imaginan tal posibilidad en caso de improbable estampida. Antes de eso tendría que haberse estrechado mucho el cerco de la justicia. Y habrá que verlo.  Mientras tanto la ciudadanía asiste atónita al espectáculo. 

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