Las matemáticas del mediocre y un país a la deriva

Inés del Río, una pésima persona que asesinó a 28 seres humanos y nunca se ha arrepentido de ello, ha sido excarcelada tras 26 años en prisión. Los más rancios del lugar han conseguido que un triunfo del estado parezca un éxito de los etarras y ello básicamente por dos motivos, el primero haber hecho del terrorismo y su dolor un arma política con la que dar en la cabeza del adversario destruyendo la antaño sólida unidad ciudadana frente al horror y el segundo no tener ni puñetera idea de matemáticas; de hecho, no parece que sepan ni aritmética.

Falsamente dicen que esta asesina no ha pagado en cárcel ni un año por persona asesinada haciendo la estúpida cuenta de 26 años dividido por 28 muertos. En realidad, las mates aquí no tienen nada que ver como cualquiera con la mente despejada puede entender. O es que también diríamos, sensu contrario, que un asesino cualquiera que haya pasado 20 años en la cárcel habrá pagado 20 años por 1 muerto, como si los muertos se midieran en años o como si la vida y el sufrimiento humanos se baremaran al peso. Y entonces, con tan extraño razonamiento, llegaríamos a absurdos como que si alguien viola a diez mujeres y le caen 15 años al que viola a una le caería apenas año y medio. O que si por robar un anillo de 1.000 € en El Corte Inglés una mujer es sentenciada a 5 años, Mario Conde por malversar 3'6 millones debería estar en prisión 17.980 años o Diaz Ferrán unos dos mil siglos. O al revés: si Conde fue condenado a 12 años por 3'6 mm €, por cada 300.000 € robados "solo" debería pagarse un año, lo que no deja de ser un buen sueldo además de una solemne majadería.

El problema, en el caso del derecho penal español y referido al caso de del Río y de la doctrina Parot en particular, tiene que ver con un principio jurídico elemental y una actuación política pacata de TODOS LOS PARTIDOS desde 1979. El principio elemental se llama No Retroactividad de la Ley. La actuación política es la desidia de la casta que nos subyuga que no fue capaz de meterle mano al código penal franquista en los momentos iniciales y constituyentes y cuando, en los 90, por fin se puso a ello, se anduvo con paños calientes y temores bobos de no pisar callos aquí, allá o acullá y esta aseveración alcanza tanto al PSOE como al PP pues son los únicos, junto con el extinto UCD/CDS que han gobernado este país cada vez menos interesante y más adocenado.

Ahora todo es rasgarse las vestiduras, soltar al lenguaraz Estebita Glez Pons en Siete Días y hasta el Gran Timonel del Marca ha dicho que está en desacuerdo y que le parece un fallo injusto, él que llamó Presidente Pancartero a otros y que entonces reclamaba una falsa dignidad de las instituciones; él, que hoy, por carambola preside el Gobierno de una España que le resulta grande a todas luces y cuya dignidad le queda como a un Cristo dos pistolas.

De nuevo, la mediocridad -que no el PP- de quienes nos gobiernan vuelve a dividir y a enfrentar a los ciudadanos, a ti y a mí. Es su única especialidad, poner en contra a los pobres entre ellos, a los ricos entre ellos, a los de derechas entre ellos, a los de izquierdas entre ellos, a los trabajadores entre ellos, a los que viven en Cataluña o Euskadi o Andalucía entre ellos. A todos los españoles entre nosotros. Hemos puesto de presidente al más torpe de la clase y así nos va.

Nos quedan todavía 736 días de suplicio con este pobre de espíritu al frente del país, pero ese no es el problema. Ni siquiera me resulta un consuelo que sea el primer presidente que no superará la reválida electoral; el problema, el drama, es que no recompondremos las brechas ni restañaremos las heridas durante otras dos o tres legislaturas. Elí, Elí, lama sabachtaní?