Rubbish, garbage y Autocontrol

Autocontrol de la Publicidad es una especie de tribunal sin leyes en el que medios, anunciantes y agencias se miran el ombligo y comprueban siempre lo limpito que está.

Durante las últimas semanas ha aparecido con una autocampaña, "La publicidad, ¿a quién le importa?" y se dio lustre, fijeza y esplendor con una frase tan rotunda como huera: "en Autocontrol anunciantes, agencias y medios trabajamos por una publicidad Veraz, Legal, Honesta y Leal".

Supongo que tan veraz como cuando te garantizan un préstamo de hasta 5.000 € con solo una llamada pero no te dicen que vas a perder tu casa en unos seis meses. O tan leal como convencer a la parroquia de que un libro anunciado en el telediario es noticia pero no reclamo. O tan honesta como cuando cualquier famoso prescribe con entusiasmo un producto que no ha probado. ¿Legal, o sea que cumple la legalidad? Sí, eso sí.

Nada hay de veraz en "uno de cada tres décimos está esperando tocarte", estomagante follow-up de la precedente e igualmente falaz "uno de cada tres décimos tiene premio". Hallar el porcentaje de premios dados en función del número de décimos vendidos no tiene nada que ver con tener el 33% de probabilidad ganadora en cualquier décimo tal como se afirma con calculada ambigüedad para que, además, se propenda a comprar tres décimos.

Y debe ser muy Leal con nosotros, pobres consumidores al albur de los Robin Hood's de la publicidad, que un niño entre en la cocina impoluta de su madre con un monopatín y tras ponerlo todo perdido su mamá, en vez de regañarle, lo limpia todo todo todo con el mismísimo Néctar de los dioses a tenor de los resultados.

O esa niña que se niega a comer y su mamá, otra que la anterior, le da el complejo vitamínico que le suplirá las carencias alimenticias -que no las educativas-, eso sí, con sabor a chuche. Sí, supongo que es leal ejemplificar con niños ineducados y madres que siguen estando tan sometidas mentalmente como las de 'Mad Men' solo que con preocupaciones menos profundas. Lo que no veo tan claro es que todo esto sea muy honesto.

La honestidad es un valor moral, uno muy diverso al que rezuma la cuña en la que un hombre que debe 2.800 euros mensuales ve reducida su cuota a 550 al mes por arte de birlibirloque. Si la publicidad fuera honesta -y veraz. Y leal- la cuña incluiría que la deuda total del incauto se triplicará y el número de pagos se decuplicará.

La publicidad es el mecanismo sofisticado mediante el cual el Polo Productivo coloca su mercancía al Polo Consumidor. Su objetivo es venal y no será veraz, leal ni honesta de una manera eficaz y medible porque su único interés es colocarnos un producto o servicio a cambio de nuestro dinero. Todo lo demás es rubbish.

Garbage por contra, es la basura que inunda Madrid, una basura tupida, densa y tangible; ofensiva en la picota y acre en la pituitaria. Garbage nombra la basura real, enramada con las hojas del otoño, limpiabarros por las calles en las que se manifiestan los trabajadores, las mismas que la Alcaldesa por Sorpresa holla mientras niega la evidencia con idéntica sevicia a la que usó para malvender Madrid en papiamento.

Rubbish en inglés es habitual como sinsentido, absurdo, desatino. Dennis Abbott que tanto ha ofendido a Wert lo que dijo fue que "afirmar que la UE bajará la aportación Erasmus y que por eso va a haber menos becados en España", es un absurdo, rubbish.

Garbage, en cambio, se refiere efectivamente a nuestros desechos y desperdicios. Lo que ha publicado un diario alemán sobre Madrid, los recortes y la alcaldesa se refería a la basura en el sentido de garbage.

Los argumentos de Autocontrol son rubbish y el material que producen sus patrocinadores para ¿seducirnos? es una forma evolucionada de garbage. Al igual que los Programas Electorales y las Conferencias Políticas son rubbish, mientras que las sucesivas acciones de gobierno son authentic garbage.

También hay un libro por ahí, Cásate y sé sumisa (o algo así) que es pura Rubbish, pero pretender prohibirlo es garbage a lo bestia.

@manuelpascua