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Un abogado ha puesto de manifisto la situación "lamentable" y "peligrosa"

Los policías denuncian la falta de seguridad en sus coches

jueves 08 de noviembre de 2007, 10:55h
Los agentes del Cuerpo nacional de Policía están descontentos con sus vehículos. Hay bajas laborales y quejas en todas las comisarías según publica este jueves La Razón.
El artículo 316 del código penal establece «que los que con la infracción de las normas de Prevención y Riesgos Laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forman que pongan en peligro su vida, salud o integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce meses».

Ésa será la percha que utilizará la Unión Federal de Policía (UFP) para poner en conocimiento de la justicia las «lamentables» condiciones en las que se ven obligados a trabajar los agentes que patrullan en los coches policiales. Es la única baza que han encontrado para hacer reaccionar al Ministerio del Interior.

La historia viene de largo. El pasado 16 de julio, se entregaron en Madrid más de mil nuevos coches policiales. En cuanto los primeros agentes estrenaron las flamantes patrullas, comenzaron las quejas y las denuncias internas. El gabinete que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba no tuvo más remedio que anunciar una modificación de los vehículos; y el ingeniero que diseñó el modelo policial de los Citroen Xsara Picasso reconocer su error y su inexperiencia en la materia.

En septiembre comenzó el segundo «plan renove», pero a día de hoy, las llamadas «patrullas-patera» siguen siendo un desastre, según el sindicato. La UFP denuncia que la mejora de los coches ha consistido en cortar con una cizalla los dos rodillos de hierro que se clavaban en la espalda a la altura de los omóplatos y de las lumbares. El resto de la larga lista de deficiencias no han sido, ni existe previsión alguna de que sean en un futuro, subsanadas.

Incluso, la desaparición de estas barras de hierro ha empeorado el asiento de las patrullas, ya que le han añadido una especie de faja que ha creado un escalón prominente debajo de los omóplatos y que deja sin apoyo la parte alta de la espalda y las cervicales. Esta desprotección lumbar es la causa de bastantes bajas laborales según el sindicato. Calculan que en la Comunidad de Madrid la media de quejas presentadas por los agentes es de 40 por comisaría, superando este número en algunas como, por ejemplo, la del distrito de Latina.

La UFP asegura que ha se multiplicado el número de agentes que han precisado asistencia médica por las molestias y que, en opinión de varios facultativos, los primeros dolores pueden convertirse en problemas crónicos de lumbares, cervicales y del nervio ciático de «difícil curación». En cualquier caso, insisten en que el habitáculo del conductor es más pequeño que el de los anteriores modelos y hace casi imposible la conducción de un agente de más de 1,75 de altura que debe patrullar a diario diez horas de noche con las rodillas pegadas al salpicadero, una posición que aumenta el riesgo de lesiones graves en caso de accidente.
  
A estas «calamidades» se suman las que ya traían «de serie» los nuevos coches. Por ejemplo, la visibilidad lateral es nula desde la parte delantera del coche. Lo que pone en peligro las apresuradas intervenciones de los vehículos. El equipo de transmisiones que los policías utilizan para contactar con la unidad está situado debajo del cenicero, un lugar que entorpece y complica una labor tan sencilla y habitual como ver un canal o subir y bajar el volumen.

Los asientos delanteros tampoco tienen tope en el raíl de desplazamiento. Es decir, no van fijos, se mueven y chocan continuamente con la mampara que separa los dos habitáculos en los que se divide el coche. Como resultado de estos continuos choques las algunas mamparas presentan, apenas cuatro meses después de su entrega, fisuras de varios centímetros. Por no hablar de la inseguridad que supone un asiento móvil. Para el secretario provincial de la Unión Federal de Policía, Alfredo Perdiguero, es «demencial» que la Dirección General de la Policía no tome cartas en este asunto así como que las nuevas patrullas no hayan pasado por el Comité de Riesgos Laborales. Asimismo, Perdiguero denuncia que ni siquiera han consultado a los principales interesados, que son los propios agentes. «Esperemos que ningún policía tenga un problema serio a raíz de un accidente», sentencia.
 
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