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Reinaldo Leandro Mora y la Txalupa

Reinaldo Leandro Mora y la Txalupa

viernes 29 de noviembre de 2013, 11:32h
El 22 de noviembre de 1963, un afamado escritor, notablemente alterado le paró en la calle a Pantaleón, una especie de vagabundo filósofo del Puerto Viejo de Algorta para decirle que acababan de asesinar al presidente de los Estados Unidos. "¿Kennedy, Kennedy?", masculló Pantaléon. "Que se fastidie. ¿Qué ha hecho ese por Algorta?".

Seguramente si a Pantaleón le hubieran dicho que el pasado 4 de noviembre había fallecido Reinaldo Leandro Mora en Caracas, no hubiera contestado así. En Caracas había muchísimos algorteños y casi todos sabían que Leandro Mora era un dirigente adeco, que había ayudado a los vascos nacionalistas a montar y mantener durante trece años una emisora clandestina que transmitía en onda corta programas de media hora diariamente. Y aquel tinglado no se pudo haber montado sin que las autoridades oficiales, adecos (socialdemocrátas) y copeyanos (socialcristianos), no miraran para otro lado, ya que oficialmente mantenían relaciones diplomáticas con el régimen español basadas en la frialdad de la diplomacia.

Un hombre clave en la relación con Reinaldo Leandro Mora fue el getxotarra (Las Arenas) lñaki Zubizarreta que había llegado exiliado con sus padres a Venezuela en julio de 1939. Había estudiado arquitectura en la Universidad de Carolina del Norte donde conoció a un resistente adeco a la dictadura de Pérez Jiménez. Caída la dictadura el amigo adeco le llevó al Ministerio de Educación para estudiar los déficits de edificaciones educacionales del país. Allí conoció a Reinaldo Leandro Mora que era el Director de aquel departamento y que le dio toda su confianza. Valorando muy positivamente la labor de aquella pequeña oficina por lo que poco a poco fue creciendo y además se fue llenando de vascos. Jon Leizaola, Luís La Heras, Iñaki Garabieta, Iñaki Aretxabaleta el propio Iñaki Zubizarreta (¿es que los vascos se llaman todos Iñakis? les decían) de tal forma que fue creciendo la amistad de Zubizarreta con Reinaldo Leandro Mora basada en el trabajo bien hecho, en la creatividad y en la responsabilidad.

El paso por el ministerio constituyó para Zubizarreta una época de grandes y satisfactorias experiencias no siendo la menor las conversaciones con el ministro sobre el nacionalismo vasco, los republicanos, la guerra y el franquismo. Al ministro le interesaba mucho este asunto e Iñaki Zubizarreta obtuvo su apoyo en todo aquello que se refiriera a la resistencia vasca, el PNV y EGI, en las actividades de los misioneros vascos en la Zona del Tuy, del Valle y de la Rinconada en Caracas, incluso la Escuela Politécnica de Mondragón del Grupo Cooperativo, que aportaba la enseñanza gratuitamente, sufragando los gastos de viaje el ministerio de Educación dirigido por Leandro Mora. Pero no solo eso. El libro de George Steer "El árbol de Gernika", fue traducido e impreso ayudado económicamente por el ministerio.

En marzo de 1964 Raúl Leoni fue elegido presidente de la República y Leandro Mora fue nombrado embajador en el Vaticano donde estuvo muy a gusto hasta que el presidente le llamó y le nombró Ministro del Interior. Eran los tiempos en los que el Grupo EGI de Caracas decidió montar una radio clandestina que transmitiera desde Venezuela en onda corta un programa diario de media hora. Y se tenía todo, menos los permisos. Aquello era una especie de aventura loca para un país que mantenía relaciones diplomáticas con España. Pero como dijo Oteiza: "la aventura puede ser loca pero el aventurero, ha de ser cuerdo".

José Joaquín Azurza fue el alma técnica. Escapado de Donosti tras interrumpir varias veces las emisiones de Radio San Sebastián era un cualificado ingeniero eléctrico que trabajaba en la compañía petrolera Shell que refinaba sus productos en las islas del Caribe, y que internamente se comunicaban con transmisores propios. Cuando Azurza supo que la Shell renovaba su equipo y que cambiaban los transmisores se hizo con dos de ellos que bautizó con los nombres de Pedro y Pablo. Le ayudaron Jon Mikel Olabarrieta, Kepa Lekue y posteriomente Jon Gómez. Se tenía los transmisores pero hacía falta un lugar para instalarlos y clavar una antena. El lugar se logró en el municipio de Santa Lucía, a unos sesenta kilómetros de Caracas, pero hacía falta alguien que viviera allí, día y noche. Y el milagro se produjo. Ixaka Atutxa había sido gudari del Jagi Jagi en la guerra así como miembro de la Brigada Vasca que combatió contra los alemanes. Amante de la juerga se había gastado en parrandas varias, la lotería que le había tocado y hasta la carnicería en la que trabajaba. Era de Galdakano y Jokin Inza, el jefe de EGI, lo encontró en una mala situación cuando le ofreció la aventura de su vida. Vivir en una caseta, sin agua corriente y teniendo a su cargo la transmisión diaria de Radio Euzkadi.

Ixaka le dijo inmediatamente que sí. Se sentía el guardián del Santo Sepulcro. Y nunca tuvo vacaciones. Los fines de semana el grupo EGI le llevaba cerveza y revistas, hacían una parrillada y le dejaban ganar al mus. Y aquel hombre encendía "sus cacharros" religiosamente mientras lanzaba imprecaciones de todo tipo contra Franco y su régimen. Todo un personaje.
Para transmitir había que escribir guiones y dirigir las programaciones. El hombre clave de la propaganda fue Alberto Elósegui (Paul de Garat). Había trabajado con García Márquez y Plinio Apuleyo Mendoza en la revista Momento y aunque abogado era un divulgador excepcional. Mérito suyo fue la revista Gudari, las películas que se hicieron, los calendarios, y los libros con una entrega total junto a Xabier Leizaola, quien con el tiempo fue el presidente del Consejo de Deia, un hombre bueno, carismático, escritor, entrañable y que tenía el cargo de hacer de bombero cuando se producía un conflicto en aquella organización de la que no tenía que saber nadie. Y para eso se le puso el nombre de La Txalupa a Radio Euzkadi y el lugar de emisión Macuto.

Y hacían falta locutores. Entre semana los curas de Coche (Aita Patxi, Antonio Mendiluce, Aita Boni, Mitxelena), Julene Urcelay (la histórica mitinera), Maite Leizaola (promotora de la ikastola en el Centro Vasco) y los fines de semana, Iñaki Aretxabaleta, Pello Irujo, Ricardo Líbano, quienes con unas voces extraordinarias lo hacían muy a gusto.  Llevaba las cuentas Félix Aranguren que trabajaba en la constructora del algorteño Julián Atxurra, un hombre generoso que no solo prestaba una de sus oficinas en el edificio Pacairigüa para tener allí los estudios sino que todos los días, su ayudante Pedro Briceño, un andino listo, llevaba el talo (la cinta) a Santa Lucía, todos los días. "Pedro te tienes que casar" le decíamos pues vivía con una señora con la que había tenido muchos hijos. "No mijito. Vivimos muy bien, nos queremos y tenemos unos hijos estupendos, pero si me caso me va a querer mandar y de eso nada". No lo logramos.

Teníamos como jefe del Grupo, a Jokin Inza, el técnico era Azurza y sus muchachos, el que cuidaba la barraca Ixaka Atutxa, los locutores en francés e inglés, Paul Aguirre y Guillermo Ramos, los locutores en euskera y en castellano, el que llevaba el talo y solo faltaba el permiso y de eso se ocupó Iñaki Zubizarreta. No era fácil. El ministro le dijo muy a su pesar que Venezuela mantenía relaciones diplomáticas con Franco y montar una emisora clandestina para enviar consignas contra el régimen y a pesar de las interferencias que le podían poner era un acto inamistoso. Pero Iñaki insistió y el ministro le pidió el nombre que quien estaba detrás de esta operación. "Está el Gobierno Vasco en el exilio, el PNV y EGI". "Mucha gente". Yo quiero alguien con nombre y apellido para cuando haya un conflicto llamarle. E Iñaki Zubizarreta a efectos oficiales fue el responsable de aquella aventura que no quedó solo en el compromiso del ministro de tolerarlo sino que Iñaki además le pidió dinero para la operación. El ministro le preguntó si estaba loco pero Iñaki salió de aquella reunión con el permiso y con apoyo económico para la resistente radio Euzkadi que duró hasta mayo de 1977. Trece años.

Reinaldo Leandro Mora acaba de fallecer. La actual Radio Euzkadi ha cumplido treinta años pero de la época post franquista. Pero Radio Euzkadi nació en 1936, resucitó en Bayona, se hizo internacional en Caracas y ahora cumple treinta años de esta cuarta época. Porque a diferencia de Kennedy por Algorta que nunca hizo nada por ella, ha habido muchos Reinaldos Leandros Mora que han hecho mucho por este país aunque no se les conozca.
 
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