Reconozco que no me
gusta cumplir años, aunque ya sé que la alternativa contraria es mucho peor.
Por esta razón y por lo que suponen las Navidades de fin de una etapa para
iniciar otra, tampoco suelo festejar en exceso el fin de año y el inicio de uno
nuevo.
A pesar de ello tengo
que reconocer que de un tiempo a esta parte, en cuanto pasa el verano, estoy
deseando que llegue el fin de año y se inicie uno nuevo, con la esperanza de
que quede atrás la situación tan triste que la mayoría de los españoles estamos
viviendo por culpa de esta maldita crisis y por la falta de sensibilidad de
quienes nos gobiernan.
A veces, cuando oigo
a los dirigentes del Partido Popular afirmar y celebrar con gran alborozo que
"la recuperación ya está aquí" o que "ya
se ve la luz al final del túnel" hago un ejercicio de fe y quiero creerlos,
deseo fervientemente que sea cierto, que sea algo más que un eslogan partidista
o una cita del argumentario del día enviado desde la sede central de la calle
Génova.
Pero lo cierto es que
la realidad que vivimos en España en estos momentos está muy alejada de esa
consigna que nos repiten machaconamente los miembros del Gobierno, del PP o de
los medios de comunicación que siguen a pies juntillas la estrategia mediática de
La Moncloa. La realidad es que cada día vivimos peor que el anterior, que la
situación del desempleo, la falta de prestaciones y el deterioro de los
servicios públicos no dejan de aumentar y que, para colmo, se están originando
nuevos problemas relacionados con los derechos y las libertades públicas sin
que exista ninguna justificación para ello, salvo que ahora la derecha
gobernante ya no oculta su escasa convicción democrática.
Lamentablemente no
hay ninguna señal de recuperación a nuestro alrededor, más bien al contrario.
El desempleo sigue desbocado en España y en Castilla-La Mancha, y alcanza
cifras desconocidas hasta ahora en nuestra provincia, donde cada mes se supera
la tasa interanual en una carrera desaforada de destrucción de empleo que nos
sitúa a la cabeza de las provincias españolas con mayor pérdida de afiliación a
la Seguridad Social.
Disminuye el empleo y
aumenta el número de desempleados que han agotado la prestación y/o el subsidio
por desempleo, aumenta el número de hogares situados por debajo del umbral de
pobreza hasta el 32,1% frente al 22,2 % de la media nacional, y son ya en torno
a 20.000 los hogares de la provincia de Ciudad Real que tienen a todos sus
miembros en desempleo.
Por cierto, muchos de
esos hogares ya han sufrido un corte en el suministro de electricidad por no
poder hacer frente a los recibos. Sin duda, este es mejor ejemplo de la
realidad sobre la recuperación a la que se refieren los dirigentes del PP.
Para colmo, este año
2013 finaliza consolidándose como el de la privatización de los derechos
ciudadanos. La crisis económica ha sido la coartada perfecta para que el PP,
Rajoy y Cospedal se atrevan a llevar a cabo lo que siempre ambicionó la
derecha: socializar las pérdidas y privatizar los beneficios.
Ya sabemos que los
bancos no van a devolver los 36.000 millones de euros de dinero público con los
que fueron rescatados, y hemos conocido también qué ¿casualidad?, que ésta es
prácticamente la misma cantidad que se va a recortar a los pensionistas con la
reforma del sistema de pensiones que en solitario aprobará el Gobierno de Rajoy
coincidiendo con el fin de año.
Por si no era
suficiente con los recortes en educación, sanidad y servicios sociales, 2013
también ha sido el año de la privatización de la justicia, y del inicio del
proceso privatizador de la seguridad ciudadana. Para colmo, el derecho de
manifestación, de protesta o de ocupar la calle se restringe y queda a la
discreción de la autoridad competente. Del PP, por supuesto.
En fin, un año para
olvidar si no fuera por el temor que nos invade pensando que el que viene puede
ser aún peor. ¡Dios, y sobre todo Rajoy y Cospedal no lo quieran!
Ojalá que la
recuperación que pregona el PP fuera cierta, ojalá llegara especialmente a
quienes peor lo están pasando, a quienes no tienen ninguna culpa de la crisis,
a quienes nunca vivieron por encima de sus posibilidades sino acorde con su
trabajo y su afán por mejorar su vida y la de sus hijos. A toda
esa gente le debemos la posibilidad de una vida mejor.
Me importa más esta
recuperación, la de la gente de la calle, que la recuperación electoral del
partido que represento o el hundimiento del adversario. Al fin y al cabo, a mí,
como a la mayoría de la gente, también me importa más la vida que las
elecciones.
¡Feliz 2014! Ojalá y sea
cierto que es mucho mejor que 2013.
****José Manuel Caballero Serrano
Secretario Provincial del PSOE de Ciudad Real