Incentivos para el turismo

El turismo para España es un sector  clave y determinante para la  recuperación de la economía. En 2013 ha crecido alrededor del 1% mientras que las estimaciones para la economía general son de un decrecimiento del -1,3%.  Es el único sector que ha creado empleo en 2013, un dato que se corrobora por el número de afiliados a la Seguridad Social, según recoge el INE. Se trata de un crecimiento leve pero con una tendencia positiva que se va a consolidar en 2014 donde la previsión de crecimiento del turismo es del 1,9%. No es baladí esta tendencia porque durante mucho tiempo, los esfuerzos se han dirigido a que en España no se destruyera empleo como primer indicativo de que la crisis había tocado fondo y de que se podía pensar en una salida de la recesión con el objetivo de crecimiento real y una perspectiva esperanzadora en la lucha contra el paro.  Para crecer hay que mantenerse. La relevancia del turismo en España es mucho mayor de lo que generalmente valora la sociedad española ajena al sector y con una perspectiva limitada al clásico sol y playa sin conocer los avances e innovaciones que se están produciendo a todos los niveles. Incluso, algunos dirigentes políticos consideran que el turismo es muy importante y que funciona solo, por una inercia de años y una credibilidad contrastada. Sin duda, el trabajo que se viene realizando desde hace mucho tiempo  y los ajustes que ha asumido el sector por imperativo de la crisis representan una garantía de productividad, de generación de divisas fundamentales para el tesoro público, de difusión de la Marca España por parte de esos turistas que disfrutan de su estancia en España y pueden convertirse en excelentes embajadores al contar la estabilidad y la normalidad en las ciudades españolas, frente a los conflictos en otros países mediterráneos.

 Sin embargo, esa tentación conformista que significa no dotar a la industria turística española de los incentivos fiscales que precisa para su modernización y adaptación a la competitividad global en el mundo actual o de las inversiones y recursos que precisan, por ejemplo, los llamados destinos maduros para su renovación y actualización, porque se han quedado obsoletos en sus infraestructuras y servicios de los años 80, podría conducir al sector a una situación delicada en el corto o medio plazo. Las reivindicaciones del sector turístico no se circunscriben a la habitual subvención para proteger los intereses correspondientes; estamos hablando de medidas que incentiven la actividad económica porque el dinero invertido tiene una eficiencia clara y directa. Las iniciativas público-privadas, bien coordinadas y ejecutadas, se han demostrado capaces y solventes para afrontar cualquier tipo de proyecto dentro de una estrategia global de impulsar claramente a un sector económico que produce riqueza y puestos de trabajo en su seno pero que también actúa de forma transversal en otros sectores económicos proporcionándoles actividad y oportunidad de negocio. El turismo extranjero ha registrado un buen comportamiento en 2013, tanto en la generación de PIB,  como en la de divisas. Su crecimiento en mercados de países emergentes y, sobre todo, la afluencia de turistas rusos con notable capacidad adquisitiva, propicia buenos resultados globales para la sector pero hay que examinar algunas circunstancias que provocan que no todo sean alegrías como el mantenimiento o bajada de los precios que limita los ingresos  o que la situación conflictiva en países como Egipto o Túnez haya proporcionado a España un total aproximado de cuatro millones de turistas. La industria española no se puede dormir en los laureles porque las causas externas que han propiciado la llegada de más turistas a España se van a terminar en un lapso de tiempo corto mientras que persisten ciertos retos competitivos que es necesario abordar por el incremento de costes como la energía o los impuestos, mientras los precios y la rentabilidad están contenidos.

La celebración del Foro Exceltur, el martes 21 de enero de 2014, tiene un objetivo claro de análisis de la situación del sector en España, donde el turismo nacional continúa muy bajo como consecuencia de la crisis y de la atmósfera general de pesimismo que poco a poco debe irse tornando en algo más optimista dentro de una rigurosa realidad que evite falsas expectativas que tanto daño provocan después. Una vez diagnosticada la situación, los expertos españoles y de docenas de países de todo el mundo aportarán sus reflexiones sobre los retos y desafíos que afronta la industria turística internacional, en general, y la española en particular que no debe permitirse lecturas autocomplacientes que puedan detraer la competitividad imprescindible en un mundo donde hacer turismo se ha convertido en una forma de vida y de ocio de todo tipo de sociedades y la competencia es máxima.. El turismo en España precisa de la mayor prioridad política e institucional, a todos los niveles, con el fin de asegurar la tendencia positiva de crecimiento y de creación de empleo que representa una contribución fundamental a la recuperación de la economía española dentro de unos parámetros de calidad turística por el volumen de sus gastos más que por la cantidad de los millones de visitantes. El reto permanente del turismo español es su sostenibilidad frente a las oportunidades coyunturales de crecimiento que representan los conflictos de los diversos países del Mediterráneo que, más tarde o más temprano, terminarán y volverán a captar turistas que abandonarán la oferta española si no ha sido capaz de renovarse y adaptarse a la modernidad actual para colocarse a la vanguardia de las tendencias de diseño y de las nuevas tecnologías de acuerdo con las demandas de la mayoría de los clientes.