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El Congreso oye pero no escucha

El Congreso oye pero no escucha

domingo 06 de abril de 2014, 13:29h
No hay que tener miedo a las reformas, todo lo contrario, pero un cambio legislativo no garantiza que las cosas vayan a funcionar mejor en la sociedad. A veces sucede todo lo contrario, crea problemas en lugar de resolverlos. Eso sucede en la educación cuando la ideología se impone sobre la pedagogía. O en la economía cuando el afán desregulador sucede a la obsesión reguladora, o al revés, que el péndulo va de un lado para otro. Cuando se habla de la Justicia, el problema es mucho más grave. España ha sufrido una hemorragia legislativa y es muy difícil manejarse en esa selva, sobre todo cuando los legisladores, nacionales o autonómicos, están dispuestos a no dejar títere con cabeza.

"Cada vez que se deroga o se reduce el ámbito de aplicación de una figura delictiva hay once veces en las que se amplían o se crean nuevas figuras delictivas". "Cada vez que se elimina o se reduce la duración de una pena privativa de libertad hay cuatro veces y pico en que se crean penas privativas de libertad nuevas o se incrementa su duración". "Nuestro nivel de delincuencia es el menor de todos los países (europeos), a pesar de lo cual nuestro sistema penal se ha ido endureciendo progresivamente... y nuestra tasa de estancia media en prisión es extremadamente elevada. Duplicamos la estancia media en prisión de Francia o de Italia y casi triplicamos la de Alemania". Todo esto, y muchas cosas más, las dijo el catedrático de la Universidad de Málaga en una sesión de la Comisión de Justicia del Congreso ante representantes de todos los partidos políticos en torno a la reforma del Código Penal emprendida por este Gobierno. ¿Creen ustedes que servirán para algo?

Hay tres cosas más, de las muchas que dijo el catedrático, que deberían hacer reflexionar a los políticos y a los ciudadanos:

1.- Europa es una excusa casi siempre. "En 2010 se produjeron 40 modificaciones de los delitos sexuales, pero sólo 2 de las 40 venían exigidas por la directiva de la Unión Europea". Eso sucede en muchas trasposiciones de directivas. Europa como pretexto.

2.- No se aportan en la mayor parte de los casos las memorias o informes preceptivos sobre el impacto económico o normativo de estos cambios legislativos ni se realizan evaluaciones a posteriori de la efectividad o de la eficiencia de las normas cambiadas. El cambio es el fin en sí mismo.

3.- No es el Parlamento el que decide. Lo hace el ministro correspondiente que, en la mayor parte de los casos, no pregunta a los afectados ni dialoga con los sectores que van a sufrir la reforma, mientras los diputados, del color que sean, votan en función de la disciplina impuesta. Votar y callar.

Las voces de alerta, las opiniones sociales a veces llegan al Congreso. Pero su efectividad es reducida. ¿Oyen pero no escuchan? Llámenlo como quieran.
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