martes 08 de abril de 2014, 07:45h
Soy de aquellos españoles que han
llegado al convencimiento de que hay que destacar lo bueno que une a Cataluña
con España mejor que utilizar las consecuencias reales de aislamiento europeo y
empobrecimiento económico, social y cultural para convencer a los ciudadanos de
a pie catalanes de que el futuro está en mantener la unidad y la soberanía de
todos los españoles, mucho de ellos, y muy buenos, catalanes.
También estoy
convencido de la necesidad de revisar las cuentas lo que haga falta para evitar
errores, discriminaciones o injusticias entre lo que se paga y lo que se
recibe, siempre teniendo en cuenta la necesidad de acompasar todas las
autonomías del Estado y con la seguridad de que debemos pensar principalmente
en las personas y no en los territorios. Con la mano tendida, no tengo ningún
problema en confesar que QUIERO QUE LOS CATALANES SIGAN CON NOSOTROS EN ESPAÑA
y que fui de los que aplaudió el juego del Barça en el estadio Santiago
Bernabéu.
No contemplo la viabilidad de este gran club y su política de cantera
que tanto añoramos los madridistas, sin jugar contra el Madrid o el Atleti o el
Valencia o el Athletic. En fin, hay tantos lazos tejidos durante años entre
todos que no podemos permitir que los intereses particulares y partidistas de
un puñado de políticos, que tratan de disimular una pésima gestión que ha
colocado la deuda catalana en más de 50.000 millones de euros, provoquen una
ruptura perjudicial para todos. Pero
sobre todo, lo que es inadmisible para catalanes, castellanos, aragoneses, andaluces
y demás pueblos de España es que sus políticos no cumplan la Ley.
Los
presidentes de las Comunidades Autónomas son lo que son por las leyes y el señor
Artur Mas no puede violar la Ley por la sensación de una manifestación, muy
legítima y muy numerosa, de unos ciudadanos empujados por los políticos. ¿Qué
ocurriría si esos ciudadanos en manifestación se negaran a pagar los impuestos
de la Generalitat? Es el sentimiento de un pueblo, como dice Mas. ¿Por qué, no?
En fin, tenemos unas normas que garantizan la convivencias den democracia y en
un estado de derecho, y ningún dirigente puede pretender violar la Ley, sin
más, y menos con falsos argumentos.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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