viernes 23 de mayo de 2014, 13:57h
Bueno,
pues parece que todo se van aclarando poco a poco y las piezas de
este puzle encajan con sentido. Ya sabemos, por ejemplo, que la clave
para ganar o perder las europeas, que el gran secreto hábilmente
guardado sobre el futuro del Continente vía PSOE/PP, reside en
decidir si el aspirante Cañete es o no un machista. Quién nos iba a
decir que el sueño más o menos utópico de Monnet, Schuman, Gasperi, Adenauer y algunos otros se podría truncar
por el más que dudoso machismo del pobre Cañete. Pero así están
las cosas en esta España de pensamiento profundo y reflexivo a unas
horas de las elecciones: Valenciano que se aburrió de estudiar
Derecho o Cañete al que le resulta difícil debatir con una mujer,
el Real con todos sus cristianos millonarios o el Atleti con sus
cholos de difícil peinado. Tanto da aunque las pantallas ganen a las
urnas.
Y
también sabemos, por ejemplo, que para cambiar un mundo que no nos
gusta a tantos, la mejor vía parece ser apedrear coches de ministros
y/o políticos en general sin que, ya puestos, esté de más quemar
contenedores, romper escaparates o asaltar -de forma moralmente
ejemplar, por supuesto- un par de supermercados. Liarse a pedradas
contra un coche no parece una reflexión muy intelectual, desde
luego, pero quién habla de eso; se trata de cambiar el sistema y si
lo que hay que hacer es imposibilitar por la fuerza que alguien
exponga sus ideas en una universidad, pues se hace y punto.
Aquí
ya vale todo, vale que Izquierda Unida se revuelva ante la Junta
Electoral contra la presencia casi continua en debates de televisión
de algunos líderes que compiten en la carrera de las europeas, como
el caso de "Podemos", de Pablo Iglesias, aunque parezca como el
viejo dicho de que entre bomberos mejor no nos pisemos la manguera.
Pero por el otro lado pasa más de lo mismo así que nada parece
virar hacia la necesaria reflexión que conduzca a una cierta unidad.
Todo juega a la dispersión en un país convulso que vive dentro de
una Unión Europea muchas veces incomprensible.
Y
no hay más que echar un vistazo al mitin de Valenciano en Barcelona
no tanto por ella como por los invitados de lujo que se trajo. A
saber: primer
ministro francés, Manuel Valls, ex presidente Felipe González, y el
candidato de los socialistas europeos a la Comisión, Martin Schulz.
Y aunque la ausencia de Rubalcaba cantaba un poco, no es mala
compañía si no fuera porque Manuel Valls acaba de pillar en Francia
la tijera de los recortes al mejor estilo Rajoy, el partido
socialdemócrata de Schulz gobierna en coalición con la conservadora
señora Merkel y el ex presidente González no descartaba hace un par
de días seguir ese ejemplo, en caso de necesidad, desde luego, ante
el rugido de la propia Elena Valenciano.
Todo
se va aclarando poco a poco; pero si es este el orden que se nos
viene encima, dejadme con el caos de antes.