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Bisagras

Bisagras

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 01 de septiembre de 2014, 08:54h
            En este tiempo inquietante que transcurre entre unas elecciones experimentales -por dar un adjetivo no despectivo a las elecciones al Parlamento Europeo- y unas elecciones municipales pegadas al terreno, reñidas y prácticas, se produce habitualmente una peculiar tormenta de ideas con más ruido de truenos que luminosos relámpagos. En este tiempo estamos durante varios meses. Durante esos meses se va a cuestionar desde el reglamento electoral hasta la configuración de partidos y coaliciones. Después tendremos un mapa de poder territorial precursor y condicionante de unas futuras elecciones generales. Es de desear que los llamados partidos hegemónicos -que lo son porque el electorado quiere que así sean, tanto en su versión máxima como en su versión recortada- se tranquilicen, por la cuenta que les tiene, y lleguen serenos a una confrontación con normas más o menos consensuadas, soportadas o prolongadas.
 
            Otra cosa es el alborotado mundo de los inventos e improvisaciones de temporada. De este capítulo vemos todo género de espectáculos. Desde los antisistema demagógicos a los antisistema separatistas. Son las cruces que tiene que soportar una democracia no excluyente, como Cristo tuvo que soportar la compañía de dos ladrones. Menos espectacular son las piruetas internas de los partidos que sueñan en prosperar en papel de bisagras a costa de los hegemones disminuidos. Esa extraña vocación de querer ser bisagra cuando se sea mayor no se sabe si es una confesión de la impotencia para ser algo más o una ambición egoísta a colarse algunos personalmente en las instituciones y disfrutar de algunas prebendas sin someterse a responsabilidades de programa o liderazgo que controle sus actuaciones.
 
            Este es otro mundo, menos dramático que el de los aspavientos independentistas o revolucionarios, más inofensivo y acomodaticio, como de pequeña burguesía o intelectuales frustrados. Es el mundo de la tercería política sin una clara base sociológica. Sus componentes se agitan, comen y debaten incansablemente sobre matices ideológicos o diferencias personales que no suelen interesar o ser comprendidas más allá de las cuatro paredes de sus cenáculos pero que, en nuestros días, se cuelan a través de algunos espacios televisivos en la casa de los ciudadanos que han tomado la política como una diversión, cuando no hay transmisión de un partido de futbol. Aún así, siguen operando sobre un espacio sociológico menor que hace que sus proyectos no tengan un atractivo diferente al de las investigaciones paranormales de Cuarto Milenio. En resumen, se trata de elucubraciones políticas faltas de la mínima profesionalidad que demanda el tratamiento de los asuntos públicos de interés general y el manejo de las instituciones del Estado, tan lejanos a los particularismos de tertulia.
 
            Cuando vemos, una vez más, como siempre desde que el sistema constitucional funciona, moverse a unos y otros aspirantes a bisagras, untando con aceite de "tres en uno" las junturas para ver si consiguen que no chirríen sus trifulcas, más favorablemente nos impresiona la labor de los políticos que, desde la Constitución hasta la fecha, han hecho posible que el ciclo de la Transición discurra sin quiebras. Recuerdo como, allá por 1982, cuando quedó configurado el mapa parlamentario con el PSOE y la entonces llamada AP, con Felipe González como Presidente y Manuel Fraga como líder de la oposición, hubo un comentarista eufórico que se atrevió a pronosticar: ha nacido el sistema de alternativas de poder que durará tanto como el siglo XX. Nos pareció, entonces, un comentario hiperbólico y aventurado a quienes, por sentido autocrítico, no podíamos dejar de albergar alguna dosis de desconfianza o escepticismo. Pues bien, el pronóstico duró válido tanto como el siglo XX y más. Ya vamos hacia quince años del siglo XXI y se sigue discutiendo sobre si el bipartidismo es perfecto o imperfecto. Han pasado treinta y tantos años. Los españoles de menos de cincuenta años no han visto otra cosa desde que tienen derecho de sufragio. Y siguen siendo unos cuantos "amateurs" los que siguen soñando con hacer de bisagras. Hay que considerar afortunado e inteligente al pueblo capaz de mantener este equilibrio parlamentario y no añadir más angustias a sus problemas de seguridad y economía y a sus aspiraciones de progreso.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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