Ante el ébola en España, no existe motivo de alarma

Importante, sí; urgente, sí: alerta política, sí; alerta de salud pública, sí; pero... alarma, no. No existe ningún motivo para "alarmar" a la población general como se ha hecho durante las ultimas horas en algunos medios de comunicación y algunas redes sociales. Una vez más, conviene recordar las muchas alarmas sociales que hemos vivido, como la meningitis B, las vacas locas o la Gripe A, de las que desde luego hemos aprendido muy poco. Lo que no se puede hacer es plantarse con una cámara en la puerta del Hospital de Alcorcón para informar del caso de ébola a cuantas personas salían de visitar a sus seres queridos. Hoy algunas personas no han acudido a sus revisiones en dicho hospital por miedo. Y claro que como me dicen en mi cuenta de Twitter @jsanchezmartos, el miedo y el pánico es libre, pero no debería ser así si las autoridades sanitarias y los profesionales sanitarios estuviéramos entrenados en comunicación ante una situación de crisis como ésta. Para eso está el entrenamiento en "gabinete de crisis", con resultados excelentes que conocemos desde hace años.

En el mundo sanitario conocemos al virus del ébola desde 1976, tomando su nombre de la ribera del río ébola, y sabemos que no siempre tiene que ser mortal su desarrollo. Son muchos los casos que tienen una curación, incluso espontánea, cuando el estado general previo del paciente es bueno y cuenta con una buena hidratación, una adecuada alimentación y los medicamentos necesarios para tratar los síntomas, sobre todo la fiebre, los vómitos y la deshidratación. Es cierto que hay casos que en su desarrollo llega a alterar la función del hígado y los riñones, provocando serias complicaciones, las más importantes las hemorragias internas y externas, que son las que pueden llegar a desencadenar la muerte el paciente. ¿Por qué si sabemos tanto de esta enfermedad no han actuado antes tanto la comunidad científica como los máximos responsables políticos de este mundo globalizado? No soy yo quien debe responder a esta pregunta, aunque me temo que la respuesta estará en la mente de todos. Lo verdaderamente importante ahora es afrontar el problema mundial y nuestro caso en particular, el caso de Teresa, con rigor científico, con comunicación eficaz y sobre todo con serenidad.

La enfermedad tiene un alto índice de contagio, pero solo por el contacto directo con la sangre y las secreciones del paciente. La sangre, el sudor, las lagrimas, la saliva, son elementos que pueden tener una carga viral suficiente para poder contagiar la enfermedad, pero no el aire que expulsamos al respirar, porque el virus no se aloja en las vías respiratorias. Es decir, esas gotitas que expulsamos al hablar, al respirar, conocidas como "gotitas de Flügge", no son responsables de ningún caso de contagio de ébola, aunque sí lo son con otros virus como el de la Gripe.

Nuestro Sistema Sanitario Público es excelente y creo que debemos confiar en los expertos clínicos, de Salud Publica y Epidemiología que están tratando por una parte a Teresa y por otra a todos los posibles contactos. Pero también es conveniente recordar que durante el periodo de incubación de la enfermedad, que oscila entre 2 y 21 días, la enfermedad no es contagiosa. Solo se contagia cuando el virus llega a la sangre, momento en el que aumenta la temperatura corporal de forma significativa. Por eso, según el protocolo de actuación de todos los profesionales que atienden a una persona afectada por el virus, como se hará ahora con Teresa, deben tomarse la temperatura dos veces al día y ante una elevación, entiendo que deberían llamar al 112 y dar la información precisa para que los profesionales que le atiendan tomen las medidas preventivas y de seguridad necesarias y que se le traslade al Hospital de Referencia, en este caso al Hospital Carlos III, pero no al de Alcorcón o cualquier otro porque sea el más cercano.

¿Qué es lo que ha podido ocurrir en este particular caso? Pues lo siento pero tampoco tengo la respuesta correcta. Podría imaginar, hacer demagogia, elucubrar, pero no es mi estilo. La verdad es que se trata de un verdadero caso de "accidente laboral" y como tal se debe investigar hasta el final para evitar que vuelva a suceder. Si hubo o no negligencia, o una mala práctica, si los trajes no eran adecuados, si alguien se ha saltado el protocolo..., serán cuestiones que la comisión de investigación deberá aclarar y cuanto antes mejor para que la transparencia consiga dotar de rigor a la información y neutralizar a quienes continúan alarmando innecesariamente a la población general.

A mi personalmente y profesionalmente, claro que me preocupa el caso de Teresa, a quien le deseo una pronta recuperación, pero me preocupa mucho más que todavía no se haga el caso necesario por parte de los líderes políticos mundiales, a la verdadera epidemia que están sufriendo y padeciendo en África. Necesitan información sanitaria, agua, alimentos, medicamentos y también la posibilidad de esa vacuna, que espero y confío que cuando llegue, nadie ponga el más mínimo impedimento para que pueda llegar a Liberia, Sierra Leona..., a cualquier rincón del mundo.

En fin, sentido común, serenidad y que no cunda el pánico, porque de momento no hay ningún motivo de alarma en España y tampoco existe riesgo de que podamos vivir una epidemia.


Dr. Jesús Sánchez Martos
Catedrático de Educación para la Salud
Universidad Complutense de Madrid