Reflexiones de una periodista sobre la Asamblea de Podemos

Pablo Iglesias se dirigió al público del Palacio de Vistalegre vestido de blanco y con gesto serio. Tan serio que en un momento dado pidió que no se aplaudiera su intervención y mandó al público a callar. Entonces hubo un amago de aplauso, pero en seguida paró y el Palacio de Vistalegre se quedó en silencio, de modo que las palabras del máximo responsable de Podemos resonaron en la sala. "Yo no soy un macho alpha, soy un militante más", dijo Iglesias.

Sus palabras y su discurso chocan con algunos gestos suyos y de su equipo. Aseguran que no hay tensión interna, que sólo es un debate democrático, una asamblea en donde las bases son las que deciden y que ellos son 'uno más'. Es un discurso muy pensado, unas palabras que llegan a los ilusionados por algo nuevo y a los desilusionados por lo viejo.

Según lo que Iglesias y su equipo defendieron desde el escenario, el hecho de que haya corrientes diversas que se chocan es una invención de los medios. Sin embargo, son ellos mismos los que dicen que la el equipo de la propuesta más votada es el que debe dirigir el partido. Los otros deben dar un paso atrás.

La diferencia entre el equipo de Echenique y el de Iglesias no está sólo en que unos defienden tres portavoces y los otros proponen un solo secretario general. También hay un entendimiento diferente detrás de esas posturas porque los primeros separan el debate de las ideas del de las personas, y los segundos presentan todo junto. ¿Te gusta Pablo Iglesias como portavoz? Pues tienes que votar lo que propone y nada más.

¿No te gusta? Pues entonces no puede haber una dirección centralizada. Es un todo o un nada, a pesar de que ha habido cambios y negociaciones. Y cuando Iglesias dice que están ahí para ganar -y lo dice en todas las tertulias, todas las televisiones y todos los escenarios que tiene abiertos- no sé si se refiere a Podemos o a él mismo.

Acudí a la Asamblea de Podemos en el Palacio de Vistalegre simplemente para informar. Y antes que dar mi opinión, prefiero resaltar la de un amigo mío, que es graduado en ciencias políticas y tiene un máster en análisis político (y algo más sabrá, digo yo). Y es que un día me dijo que él creía que el equipo promotor (Iglesias, Monedero y compañía) tenía miedo de dejar tan pronto las riendas del proyecto. Un proyecto que ellos habían creado en la Universidad Complutense y que defienden con mucha energía (véase cualquier intervención de Monedero).

Quizás no estén en guerra, como dicen que reflejamos desde la prensa. Pero no todo es consenso dentro de Podemos y algunas de las ideas que se están planteando no van a poder fusionarse. Al final habrá uno que ceda más y otro que ceda menos.

Además de los discursos de Iglesias y de otros dirigentes, lo que he encontrado en la Asamblea de Podemos ha sido mucha ilusión. La gente que ha acudido a Vistalegre está convencida de que puede surgir un partido diferente. No sé qué pasará con Podemos ni si las personas con las que he hablado este fin de semana seguirán opinando lo mismo dentro de un año. Sólo tengo más preguntas: ¿Puede haber un Podemos sin Pablo Iglesias? ¿Realmente será un partido diferente lo que salga de aquí? ¿Podrán funcionar de la forma que dicen o será un discurso vacío? No creo que ni el propio Pablo Iglesias conozca las respuestas, ¿o sí?