www.diariocritico.com
El ciclista y el tren

El ciclista y el tren

Por Gabriel Elorriaga F.
x
elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 20 de octubre de 2014, 08:42h
            Había un vulgar chascarrillo en el que un baturro, montado en un borrico que caminaba por entre las vías del ferrocarril, al escuchar los pitidos de un tren que se aproximaba decía: ¡chifla, chifla, que yo no me voy a apartar de mi camino! En parecida tesitura se ha puesto el cansino Artur Mas quien, llevado de su ridícula megalomanía, anunciaba un choque de trenes si se estorbaba su ilegal referéndum?consulta. Es probable que Mas no montase un borrico, que resultaría algo anacrónico en nuestros días sino en una bicicleta de moderna factura y delicado equilibrio. Pero para el caso es lo mismo, un terco en una frágil montura, financiada con los propios presupuestos oficiales de su cargo presidencial de una autonomía con la que circular por caminos ajenos a sus competencias de autogobierno regional. Es decir, que creía que su bicicleta tenía la capacidad de amenaza de un tren.
 
            Como era de esperar, cuando el ciclista vio que el tren, que rodaba sobre los rieles constitucionales de hierro, se le venía encima se apartó apresuradamente del centro del vial y se replegó tácticamente al borde de la vía para evitar ser arrollado por el tren, siguiendo los reflejos que le imponía su instinto de conservación. ¡Uf. Ya pasó! Dijo tras ver pasar al previsto aparato del Estado de Derecho. Pero, obcecado con su cansina pretensión, volvió después al centro de la vía, esperando que tardase en llegar otro tren por la misma dirección, con su bicicleta de frágil factura y dudosa estabilidad y con una rueda pinchada. Ahora viene con una parodia de consulta con cajas de cartón y controladores voluntarios facciosos, en locales de su parroquia, con papeletas únicas y quince días de plazo para votar como quien hecha cartas en el buzón de los Reyes Magos. Y, otra vez, ¡chifla, chifla, que yo no me aparto! Pero se apartará cuantas veces escuche llegar al tren de lo que él llama "adversarios poderosos" a los que pretende asustar con el miedo a la colisión con su "bici" haciéndoles creer que su cacharro es un tren de parecidas proporciones. Cuando llegue de nuevo el expreso constitucional, el "astut Mas" volverá a replegarse al margen menos peligroso y, cuando haya pasado el convoy repetirá el ¡chifla, chifla! aunque ya tenga las dos ruedas pinchadas, repitiendo los mismos gestos aunque no obtenga resultados diferentes. Entonces llegará la hora de chiflar con lo de las elecciones "plebiscitarias", más o menos adelantadas y con más o menos candidaturas comprometidas. Probablemente con menos Mas.
 
            Este paisaje de frustraciones resulta suficiente para sembrar la desconfianza tanto del independentismo no gobernante como de los aliados ambiguos. Pero no parece suficiente para que el Gobierno comprenda que el patético Artur Mas ha dejado de ser una referencia sólida para dialogar sobre los problemas reales de Cataluña. Mas ya no está en condiciones de negociar nada con nadie. Es un espectro que deambula por la galería gótica como el fantasma de una película de terror que, desahuciado del castillo nacionalista escocés se ha refugiado entre las piedras de la Generalitat de Barcelona, a la espera de que surja una Nicola Sturgeon que lo sustituya.
 
             Lo cierto es que en Cataluña seguirá habiendo nacionalismo mucho tiempo y que habrá que afrontar los problemas políticos que provoca la presencia importante de este sentimiento reaccionario por la persistencia de un electorado engañado y desinformado. Pero la complejidad de esta peculiar situación es un problema a estudiar y la bicicleta deshinchada del patético Artur Mas es algo que ya cuenta muy poco en el futuro de esta historia. Artur Mas se ha convertido en un personaje secundario, tan desleal al Estado que representa en Cataluña como al conjunto de los habitantes de Cataluña que debiera representar ante el Estado común. Ya no es un interlocutor fiable para nada ni para nadie

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios