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La gran coalición

La gran coalición

viernes 05 de diciembre de 2014, 20:07h
Como futurible, la idea de una "Gran Coalición" -suma de PP y PSOE- está de nuevo en circulación. Es uno más de los efectos secundarios traídos por las encuestas en las que se refleja el ascenso, probablemente exagerado, de Podemos. Acerca del fondo de la cuestión y de su improbable cristalización conocemos lo que opinan  algunos dirigentes.

   Para el presidente de las Cortes, Jesús Posada, "sería una oportunidad", para Pedro Sánchez, secretario general de los socialistas, "no habrá tal" aunque lo que podría darse serían "pactos en beneficio de los ciudadanos". Antes que ellos, fue María Dolores de Cospedal (PP) quien a resultas de una pregunta entreabrió la puerta a esta fórmula que, dicho sea de paso, fuera de España, y, no sólo en Alemania, goza de crédito y tradición. Entre nosotros, sin embargo, despierta muchos recelos. Entre otras razones porque aquí desde el arranque de la Transición la tarea opositora siempre tuvo como símbolo una piqueta. El PSOE machacó a la UCD -"Suárez, tahúr del Misisipi"-; el PP hizo lo propio con los socialistas -"¡Váyase señor González¡". Después vino "la pinza" de Anguita (PCE-PP) y ahora la infamante etiqueta de "casta" que Podemos quiere endosar a tirios y troyanos. Lo que caracteriza a una "gran coalición" es la unión temporal de dos partidos de ideas contrarias e incluso opuestas, característica que se aleja de los usos de la política nacional visto que aquí la pugna entre la derecha y la izquierda siempre ha tenido aires cainitas. Otro elemento que hasta ahora extrañó esa manera de entender la política procede de nuestra sociología política. Aquí,  PSOE y PP han conseguido reiteradas mayorías parlamentarias absolutas. En esa estela, ni los unos ni los otros se vieron en la necesidad de pactar con su gran antagonista. Con los nacionalistas catalanes y vascos salían del paso. Tan entrañada está esa forma de  hacer política que no hubo amagos de formar piña ni siquiera ante los zarpazos de la gran crisis financiera que nos llevó al borde del precipicio y a punto de ser rescatados a la griega. Lo más parecido fue aquél telefonazo de Zapatero a Rajoy para reformar el famoso Artículo 135 de la Constitución ¡Y tuvieron que llamar Merkel y Obama! En resumen: la idea del gran pacto no está en nuestra naturaleza. Lo supieron antes que nadie los poetas. La sombra errante de Caín. "Españolito que vienes al mundo te guarde Dios...". Así ha venido siendo hasta ahora y por eso siguen diciendo que no... ¿Por cuánto tiempo? "Eppur si muove". Como el dinosaurio, las encuestas que han encendido las alarmas, están ahí. Empezaremos a salir de dudas así que llegue la primavera y con ella las elecciones.
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