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Mi problema de conciencia

Mi problema de conciencia

lunes 15 de diciembre de 2014, 08:17h
Escribir una columna semanal parece una cosa simple, pero no lo es, al menos no para mí. Conozco personalmente a algunos de mis lectores, no sé si son muchos o pocos sobre el total, pero representan de seguro a la totalidad.
 
Yo soy de izquierdas, no es un secreto, pero huyo del sectarismo y mi único norte es la equidad. Diría la justicia, pero dada la capacidad española de retorcer el lenguaje diré equidad. Yo creo que cualquier país necesita representantes capaces de vehicular las distintas sensibilidades ideológicas de la ciudadanía. Así, desde la Revolución Francesa, entendemos por derechas los conservadores del ancient regime y por izquierdas los defensores de los ciudadanos. Eso fue hace 300 años, ahora la derecha defiende una manera de entender la economía basada en el individuo y la izquierda basada en lo común y todos a la ciudadanía. Excepto en España.
 
En nuestro país a la derecha lo mismo le da que sea el individuo o la colectividad siempre y cuando ellos detenten el poder.
 
En nuestro país a la izquierda (socialdemócrata) lo mismo le da que sea el individuo o la colectividad siempre y cuando ellos detenten el poder.
 
La derecha noruega, Hoyre, es el equivalente a nuestro PP. Sin embargo, ellos creen que hay que mantener el Estado del bienestar alcanzado, sin cortapisas y sin ataques maniqueos: que todos puedan estudiar gratis hasta la universidad o que todos ellos tengan asistencia sanitaria gratuita es considerado por los partidos noruegos como algo sano, lógico, necesario e irrenunciable.
 
No así en España. El PP -miento: la derecha de Rajoy, un hombre a todas luces incompetente- está vendido a intereses baratos y a clichés de lo que se supone que es la derecha (estadounidense) que se ve en las películas, tales son sus referentes. El PP rajoyano ha llegado a tal grado de estulticia que consideran al Papa un rojo en el mejor de los casos, incluso agnóstico he leído que le tildan en un periódico cuyo Razón no comparto.
 
Mi problema de conciencia, tras este exordio, es simple: no soy de derechas y eso, fundamentalmente, quiere decir que no soy anti-derechas. Lo que soy, con todas las letras, es anti Rajoy, el peor presidente de la historia de España y el peor gestor político del planeta en este momento: un hombre sin principios y sin ética y no porque sea un amoral, lo que a lo peor hasta sería algo digno de alabanza si pienso en amorales ilustres como Sade, sino por indolencia, porque es un gandul, un personaje mal preparado y, por encima de todo, acomodaticio. Alguien que no piensa pero que paga mucho para que otros, a los que no hemos votado, piensen por él y a él le basta con asentir lo que digan sus paniaguados.
 
España está hundida. Puede que los AdePPtos no lo vean o, viéndolo, no lo admitan (somos cainitas, a qué negarlo) pero el hombre que basó su campaña en comportarse como las amas de casa decentes -¿haylas indecentes?- que no gastan más de lo que tienen, ha pasado directamente de gastar 6 de cada 10 euros de ingreso a gastarse 9'8 mientras en el camino hemos dejado de pagar medicamentos, educación y ancianidad.
 
Los españoles morimos de hambre, de hepatitis C o de vejez. Sin paliativos. Puede que tú, lector, seas de derechas y hasta puede que votaras al habitante de Moncloa. ¿No lo ves en tu derredor? ¿No ves que tu pensión o la de tus mayores es exigua? ¿No ves que tus hijos y nietos ya no pueden alimentarse en casa y que hasta el uso de comedor -una mesa y una silla- en el cole subvencionado les supone entre uno y tres euros por día? Nuestros niños están obesos, pero no porque naden en la abundancia sino porque las papas y el arroz diarios engordan más que la sana dieta mediterránea: pescado, carne y verduras que ya no podemos pagar.
 
Como ciudadanos tenemos una obligación independientemente de cuál sea nuestra adscripción ideológica: desalojar del poder al PPSOE, a esta pareja de sinvergüenzas que llevan 35 años jugando al poli bueno y al poli malo sin preocuparse de lo más importante: tú. Ese es mi problema de conciencia. Y no pienso eludirlo.


@manuelpascua

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