La ignorancia de Obama

Al parecer, Barack Obama está dispuesto a mandar armas a Ucrania para combatir las pretensiones secesionistas de los prorrusos.  Imbuido de un nuevo belicismo al final de su mandato presidencial, también está dispuesto a luchar contra el Estado Islámico in situ, es decir, contra los mismos que han recibido armas de Occidente en estos años para combatir en Siria o en Irak.

No está nada mal para un Premio Nobel de la Paz. Claro que nuestro hombre recibió el galardón sin haber hecho nada para merecerlo, antes de llevar siquiera un año en la presidencia.

Ignoro cómo será recordado Obama por las futuras generaciones ni cuál será el legado de su etapa presidencial, aparte del de la inoperancia en política interna y la ignorancia en política exterior, corolario de su anterior época como senador inane y sin propuestas legislativas del algún calado.

La errática política exterior del actual mandatario norteamericano no es culpa sólo de él, por supuesto, sino que continúa la de sus predecesores. Así, por ejemplo, la OTAN propició la independencia de Kosovo respecto a Serbia, creando en medio de Europa un país musulmán, con la mitad de habitantes que Madrid o Barcelona, al que todavía no reconocen 85 miembros de la ONU -España incluida-, y subsidiado por un Occidente que tiene otros escenarios de crisis económica más apremiantes que atender.

Ese mismo Occidente es el que ayudó a derribar a Gadafi, Ben Alí, Mubarak y Hussein, repartiendo entre los insurrectos armas que son las que ahora usan los yihadistas contra él. Es el mismo Occidente que apoyó a los enemigos de al-Asad, en Siria, hasta darse cuenta de que éste no es peor que algunos de quienes le combaten con los pertrechos de la OTAN.

Lo de Ucrania, empero, es el remate de la insensatez. Mientras Hollande y Merkel intentan lógicamente apagar el conflicto, parece que a Obama le dé igual alimentar una nueva confrontación armada en Europa. Al fin y al cabo, los muertos son nuestros, y las armas, suyas.