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Sustituciones y rebajas

Sustituciones y rebajas

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 02 de marzo de 2015, 11:06h
            En tiempo plurielectoral -municipal, regional, general- conviene recordar a quienes tienen el derecho de sufragio cual es la aplicación racional y responsable de sus votos. El barullo mediático, la parafernalia publicitaria, la imagen de los candidatos, el malhumor o la euforia, no deben hacer perder la cabeza a los electores y que dejen de ser conscientes del único resultado de sus votos que repercutirá inevitablemente en la vida de todos y cada uno: ser gobernados de una o de otra manera. Los partidos y los candidatos que se agitan en las contiendas preelectorales tienen sus propios intereses personales o partidistas de ganar posiciones, conseguir ser investidos políticamente y obtener el mayor número de escaños para su equipo. Pero, para la inmensa mayoría de los electores, que no aspiran a cargos ni están afiliados a los partidos en competencia, ni aspiran a beneficios personales ni ascensos de cada formación en las estadísticas, lo verdaderamente importante es la repercusión en su vida de cómo se gestionen los recursos públicos y se protejan sus derechos y libertades.
 
            Tanto en el nivel local, como en el regional o el nacional, los ciudadanos serán mejor o peor gobernados por unas corporaciones, constituidas de forma homogénea o pactada, por dirigentes, más o menos afines entre sí, con capacidad suficiente para desarrollar labores dentro de un Estado de Derecho. Es decir, que como resultado de los votos se formarán gobiernos y no tablas de clasificación de candidatos o partidos más o menos simpáticos. Los aplausos, los llantos y las rabietas son cosa familiar de las sedes de los partidos o de los círculos de "hinchas" de cada equipo. Pero lo que afectará a todos los ciudadanos no es la vanidad de los candidatos o los grados de ascenso o descenso de cada facción sino la repercusión en la vida de todos de cuatro años de gestión de gobierno de la que no podrán evadirse. La cuestión no reside en que un candidato sea triste o sea joven, sea hombre o sea mujer o llegue con adelanto o con retraso. La cuestión es si ciertas personas son capaces de llegar a gobernar, solos o acompañados, con propuestas realistas y con coherencia de grupo.
 
            No pueden ser estimadas positivamente iniciativas antisistemáticas que están provocando una dispersión de la izquierda, nada deseable en España, con inyecciones caribeñas en unos tiempos en que el fracaso de sus mecenas es más que evidente. Tampoco las iniciativas que dividen a la derecha con tiquismiquis ambiguos. El zapaterismo dejó sembrado veneno en los surcos abiertos de una crisis que aún no ha cicatrizado definitivamente. Personajes como Pablo Iglesias entendieron esta circunstancia con malignidad: "El elemento fundamental es la crisis; si no hubiera crisis no estaríamos aquí" (Valencia-20-Julio-2012). Otros pueden pensar lo mismo desde otras apuestas dispersivas. Pero estas circunstancias críticas no son estáticas. La crisis en 2015 no tiene la misma cara que tenía en 2012. Por ello los pescadores en las aguas turbias de la crisis se presentan cada vez más monótonos con sus frustraciones y extremismos de uno u otro signo y los sondeos, limpios o cocinados, nunca ofrecen perspectivas victoriosas a marginalidades que solo abren escenarios de incertidumbre.
 
            Los análisis, más o menos aproximativos, solo ofrecen expectativas de sustituciones y rebajas. Posibles sustituciones de Izquierda Unida por Podemos o de UPyD por Ciudadanos. Posibles rebajas en los predominios de PP y PSOE. Pero, al final, nada nuevo. Quizá tenga que haber pactos en vez de mayorías absolutas. "Déjà vu". Como el terremoto de Albacete, movimientos sin daños estructurales. Los electores sin afiliación, capaces de entender las consecuencias de una elección entre gobierno y caos, insinúan que solo reservan un fragmento minoritario del abanico político para jugar a los dados de la política ¿Un cuarto, un quinto, un sexto de desorientados? ¿Es mucho desgaste tras cuarenta años de sistema y las dolencias provocadas por una crisis económica nacional e internacional grave?. La limitación del malestar no quiere decir que los electores se conformen con el mal menor sino que huyen del mayor de los males: el desgobierno y la inestabilidad. En el pasado y último Debate del Estado de la Nación de esta dura legislatura se percibió en la opinión general que, aparte de anécdotas e improperios, solo jugaba con el ordenador Celia Villalobos. No se percibió ninguna propuesta de gobierno estable previsible que no pasase por la cocina del bipartidismo, aunque haya que lavarlo con detergente. Pretensiones de tercera potencia autónoma oficiada en el Círculo de Bellas Artes no han tenido otra trascendencia que una exposición de arte del trampantojo. La hipótesis de emergencia de formaciones hasta ahora extraparlamentarias debilita y fracciona a las minorías preexistentes en la misma medida que resucita los deseos de restaurar el bipartidismo con o sin muletas. No se presienten revoluciones ni reacciones arrolladoras. Todo tiene un aire de sustituciones y rebajas que puedan producirse a la hora de las negociaciones, manteniendo abierta la agenda de pactos y reformas que sean convenientes para prolongar la estabilidad institucional y el crecimiento económico.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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