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Entre el Mallku y la Oviedo

Entre el Mallku y la Oviedo

viernes 23 de noviembre de 2007, 23:20h

Grietas, tensiones irresueltas, clivajes… ¿Cuántas Bolivias, si acaso, (mal) conviven en nuestro territorio? ¿Dos, tres, muchas Bolivias? Desde aquellos tiempos de la Colonia en los que, de manera declarada, se distinguía “la República de los españoles”, ración oficial, y “la República de los indios”, nación clandestina, ¿cuánto/cómo hemos evolucionado? ¿Desde la disputa falsamente (anti) federal entre norte y sur, al morir el siglo XIX, con guerra civil de por medio, ¿dimos algún salto? Desde la Revolución Nacional, hace algo más de medio siglo, disociados entre “la Nación” y la “anti-Nación”, ¿cambió la Bolivia realmente existente/insistente? Preguntas…

Ay, dos Bolivias. ¿Hay dos Bolivias? Cuando la colega periodista Amalia Pando, en una entrevista que marcó huella, le preguntó por qué alentaba la lucha armada, Felipe Quispe Huanca, mejor conocido como “El Mallku”, respondió sereno: “para que mi hija no sea tu sirvienta”. ¡Qué tal! Tremendo quiebre simbólico. Corría el año 2000. Tiempo de crisis con interpelación étnico-cultural.

Cuatro años después, cuando el jurado internacional de Miss Universo, en faena de selección, le preguntó cuál creía que era el concepto más erróneo sobre el país, nuestra representante, Gabriela Oviedo, respondió convencida: “desafortunadamente la gente que no conoce mucho sobre Bolivia piensa que todos somos indios (…). Yo soy del otro lado del país. Nosotros somos altos, somos gente blanca y sabemos inglés”. ¡Hurra! Otro giro simbólico fundamental. Corría el año 2004. Tiempo de inflexión con espantajo regional.

¡Ay, dos Bolivias! Hay dos Bolivias. Veamos las pantallas divididas. ¿Se acuerda usted, (e)lector, cuando teníamos las imágenes? A la izquierda, desde Occidente con centro en la ciudad de El Alto, "la Bolivia que bloquea"; a la derecha, desde Oriente con centro en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, "la Bolivia que trabaja". Corría el año 2003. Tiempo de revuelta con fuga en helicóptero.

¿Y cómo están hoy, en plena “revolución democrática y cultural”, las pantallas divididas? Al parecer no tenemos/queremos las imágenes. Y es que si la metáfora es evidente y funciona, hoy el tablero-actores se han removido drásticamente: de un lado, con base en el matrimonio prefecturas-comités cívicos, "la Bolivia del statu quo"; del otro, con base en el pacto movimientos sociales-pueblos indígenas y originarios, "la Bolivia del cambio". Corre el año 2007. Tiempo de (re)acción con atisbos de quiebre.

Hay grietas, tensiones irresueltas, clivajes... Hay incertidumbre. ¿La Bolivia de los "cruzados" versus la Bolivia de las "wiphalas"? ¿El que no salta es llama? ¿Capitalidad plena o Barrón y cuenta nueva? ¿Habremos de abortar la Asamblea Constituyente? ¿Hay que tumbar al indio de mierda? ¿Qué diría el Mallku? ¿Qué pensará la Oviedo? Preguntas…

FADOCRACIA

Desobediencia senil. El temible G-5, ese club selecto de mayordomos, acaba de lanzar su más arriesgado ultimátum: si hasta tal fecha, puede ser cualquiera, el gobierno no hace tal cosa, para el efecto el tema es irrelevante, habrá desobediencia civil. ¡Nada menos! Por supuesto, faltaba menos, tan temeraria bravata se hizo en nombre de la democracia. Y los (neo)demócratas conversos, ¡felices! O al menos bien ca-lla-di-tos carajo. ¿O hubo voces, digo, que cuestionaran vehementemente la intimidación pública propinada al país por la célula-celulitis Rubén, Mario, Mánfred, Ernesto y Leopoldo? Los Lechines nuestros de cada día, pregunto, ¿se declararon en huelga de hambre “en defensa del Estado de Derecho”? La opinión mediática, esa del coro dante/cayetanesco del “yo les dije”, ¿se rasgó las (in)vestiduras para frenar semejante dislate? Los hijos/nietos de Banzer, hoy en plan boicot, ¿dijeron “así no se juega”? Los varones-damas de la Chukymanía, ¿tomaron el cielo por asalto? Doble moral sin moraleja. Abominable vicio.

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