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Se está reescribiendo la reciente historia

Se está reescribiendo la reciente historia

viernes 20 de marzo de 2015, 16:26h
El pasado jueves 12 de marzo, en prime time, TVE emitió la película "1980" de Iñaki Arteta. Aquel fue el año en el que ETA más muertes causó. Ese año se incubó el 23 F y echó a andar la autonomía vasca. La tesis de la película, no solo era denunciar los asesinatos de ETA, cosa loable, sino acusar al nacionalismo vasco democrático de ellos. Una cosa es pedir no se olviden aquellos crímenes y otra manipular la historia. TVE no dará "Lasa y Zabala" pero si ha proyectado este sesgado y sectario  trabajo.

Asimismo se acaba de estrenar la película "El Negociador" de Borja Cobeaga. Pretende ser la historia de las conversaciones de Eguiguren con Otegi poniendo al dirigente vasco como el factor determinante del cese definitivo de la violencia de ETA. La película olvida todo el trabajo previo de las treguas, el plan del Lehendakari Ibarretxe, Ajuria Enea, Ardanza, Arzalluz, Imaz, Urkullu, Loiola, Aguirre, Egibar, Ollora... El PNV nunca existió. Otra manipulación.

Hace dos domingos El Mundo y El Correo, entrevistaban desplegando dos páginas a Raúl López Romo, historiador, quien desde el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda defendía un trabajo que desgrana los efectos que han tenido los 43 años de terrorismo de ETA. La periodista Leyre Iglesias destacaba lo dicho por López Romo tras preguntarle cual fue el primer partido que se manifestó contra ETA.

"A destacados miembros del PNV les gusta pensar que la primera manifestación contra ETA la convocaron ellos, pero no es cierto. Primero, porque no fue una manifestación contra ETA: decía "Por una Euskadi libre y en Paz". López Romo, miente. Si todo el informe Foronda se asienta sobre premisas tan falsas, estamos ante una nueva manipulación.

La verdadera historia fue así.

Guste o no el 28 de octubre de 1978 se organizó en Bilbao la primera manifestación multitudinaria contra ETA. La organizó el PNV. Aquel año y aquellos meses se discutía todavía el texto constitucional, había fallecido en agosto Juan de Ajuriaguerra, la Ley de Amnistía había vaciado las cárceles pero, frente a la sorpresa de todos, ETA había decidido continuar su lucha armada. Ante eso, el EBB decidió enviar un mensaje muy claro. Una era la reivindicación democrática e institucional nacionalista y otra, totalmente distinta, el horror de la barbarie y, además, sin la menor justificación. 

Hay que recordar que aquel 28 de octubre no había sido aprobada aún la Constitución, no teníamos aprobado un nuevo estatuto y el lehendakari Leizaola y su Gobierno, surgido el 7 de octubre de 1936, continuaba en el exilio. Hay que recordar también que ETA conservaba en aquellos momentos una cierta aureola luchadora por su lucha clandestina contra el franquismo. 

Cuando la noche del 10 de octubre de 1978 desde el Euzkadi Buru Batzar del PNV hacíamos público un comunicado convocando una manifestación contra el terrorismo, muy pocos calibraban las consecuencias de aquella decisión, criticada, no sólo por la izquierda abertzale, incluida la representada por Bandrés y Onaindia, sino también por algunos sectores del propio nacionalismo democrático. El texto de la nota era el siguiente: «Ante los nuevos hechos en los que el valor supremo de la vida ha sido menospreciado en forma brutal e incomprensible desde nuestra óptica política, el PNV desea proclamar rotundamente su repulsa ante esta violencia terrorista. (...) Nos sentimos intérpretes, no sólo de nuestros afiliados y simpatizantes, sino de la gran mayoría del pueblo vasco, al expresar nuevamente este sentimiento de condena y asumir el anhelo de erradicar para siempre la violencia de Euzkadi...".

Las reacciones fueron para todos los gustos. Txomin Ziluaga, en nombre de Herri Batasuna, calificaba la convocatoria de «demagógica y oportunista». Valentín Solagaistua, secretario de ANV, la consideraba "injustificada". Las demás fuerzas, UCD, PCE y ORT valoraban positivamente el llamamiento, mientras que el PSOE, sorprendido por la iniciativa del PNV, pedía que fuese el Consejo General Vasco el que asumiese la convocatoria.

El día 17 ETA (m) hacía pública una nota en la que calificaba de «incomprensible y dolorosa» la convocatoria del PNV, a la vez que hacía un llamamiento a nuestra organización política para que reconsiderara su postura «que, lejos de solucionar nada, acrecentará los problemas de nuestro país, dividiendo y enfrentando a nuestro pueblo para satisfacción del capitalismo centralista español». En la misma línea, KAS planteaba la anulación de la manifestación. 

El día 18 de octubre, nos reuníamos como EBB en Gasteiz para estudiar las distintas reacciones que se habían producido, respondiendo, asimismo, a la nota de ETA. En un largo comunicado de cuatro puntos, la dirección del PNV concluía diciendo: «El PNV quiere la libertad de su pueblo, pero quiere también para él mismo la conservación de unos principios éticos elementales consustanciales con nuestra forma de ser, y a la salvaguardia de las bases materiales indispensables en las que se asienta la futura sociedad vasca. Para ello es indispensable acabar con toda violencia y sus efectos negativos sobre los esquemas de pensamiento y sobre los intereses materiales del hombre vasco». 

El miércoles 25 de octubre, el EBB del PNV enviaba una nota a la UCD, pidiéndole que se retirase de la convocatoria, al considerarle "corresponsable" de la situación de violencia "por su negativa sistemática a adoptar lo que siempre hemos señalado como el mejor antídoto: las soluciones políticas". Al día siguiente, el 26, HB y Gestoras Pro Amnistía convocaban una manifestación paralela. Expulsada UCD y muda AP, sólo EIA-EE, EMK y ESEI se mantendrían al margen de ambas convocatorias.

El PNV puso toda la carne en el asador, movilizando a miles de sus militantes. Quizá por ello, dos de sus batzokis fueron atacados: el de Gros (Donostia) con piedras. El de Erandio Goikoa recibió 21 impactos de bala en la madrugada del sábado 28. Todo ello no impidió que el día previsto, entre 35.000 y 50.000 personas, según las fuentes, se manifestasen 'Por una Euzkadi libre y en paz'. 

La manifestación discurrió en silencio y sin incidentes. Eso sí, el itinerario debió reducirse en dos kilómetros para evitar enfrentamientos con la "marcha sobre Artxanda" convocada por Herri Batasuna y las Gestoras Pro Amnistía que había sido disuelta por las FOP. Eso sí, esto tras una negociación con un teniente de los 'grises', el ministro de Interior y un gobernador que se llamaba andana. Estos últimos insistían en que la manifestación transcurriese por el itinerario establecido. Los organizadores, incluido el consejero de Interior del Consejo General Vasco, Txiki Benegas, rogaban cambiarlo para evitar más violencia. Los comunistas pusieron también toda la carne en el asador. Para algunos, fue la última gran movilización del PCE en Euzkadi. En la cabeza, junto a veteranos nacionalistas como Irujo u Oregi, el 'histórico' Ormazabal y la nueva generación formada por 'Bobi' Lertxundi y Alonso Zaldivar (hoy en el PSOE). Dolores Ibarruri 'Pasionaria' iba a hacer parte del recorrido de la manifestación, sumándose a la misma a su paso por la entonces Gregorio Balparda. Vano intento, porque la manifestación se desvió por doctor Areilza. 

En otro momento, a punto de finalizar, apareció en la cabeza de la manifestación él, a la sazón, secretario general de HASI, Txomin Ziluaga, que, dirigiéndose a mí, me dijo: «Nos han masacrado: la Policía nos ha masacrado, no dividáis más a nuestro pueblo; decídselo a los vuestros». La "ertzaina" del partido apartó a Ziluaga y a quienes le acompañaban. 

Aquella manifestación tuvo gran trascendencia posterior. Desde Herri Batasuna se afirmaba que «el Gobierno de Madrid ha dividido una vez más al pueblo vasco». Telesforo de Monzón declaró: «Hoy es uno de los días más trascendentales de Euzkadi. Es también en cierto modo un día triste que nosotros vemos con gran necesidad». 

El PNV había demostrado que se podía estar contra la violencia y defender sus ideas. En el ambiente pesaban algunos lemas que identificaban 'Constitución y paz', y "anticonstitución y violencia". Sin embargo, al día siguiente, el 29 de octubre, la Asamblea Nacional, reunida en Pamplona, se manifestaba unánimemente por la abstención ante el texto Constitucional. Que treinta y siete años después se diga que no fue el PNV el organizador, tiene bemoles. Por eso no es malo recordar que fuimos los primeros en convocar una manifestación contra ETA. Mal que le pese a esta nueva historiografía a la violeta.
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