martes 14 de abril de 2015, 13:39h
La campaña electoral está resultando
insulsa. Hay tanto ruido ambiental que es difícil saber que es lo que
proponen los partidos, si es que proponen algo. Y lo que está en juego
el próximo 24 de mayo es nada menos que como se van a gobernar nuestros
pueblos, ciudades y Comunidades Autónomas.
La austeridad debida a la crisis se nota en cada esquina, en cada
barrio. Pongo como ejemplo Madrid, cuyas calles cada día están mas
sucias. Pero este es el menor de los problemas frente a otros que tienen
una incidencia mayor en el bienestar de los ciudadanos.
Los
candidatos de los partidos pasan más tiempo denostando al contrario que
explicando como van a resolver los problemas reales. o basta con grandes
declaraciones de principios sino explicar detalladamente como se va a
gestionar la sanidad, la educación, el cuidado de nuestros mayores, o
como se va a lograr que en pueblos y ciudades se respete y se conserve
el patrimonio artístico. Si me apuran incluso se debería debatir sobre
la supresión de algunas fiestas bárbaras que se celebran en algunos
pueblos, como la de tirar una cabra desde un campanario, encender las
astas de los toros, y lancear un novillo hasta matarla. Son espectáculos
incivilizados y repugnantes que deberían de ser suprimidos, pero al
parecer los candidatos prefieren no decir nada para no mojarse no vaya a
ser que pierdan votos de los bárbaros que defienden este tipo de
festejos.
Esta campaña como todas transcurre bajo la bandera del "y
tú más". Los candidatos dedican más tiempo a cantar los defectos del
contrario que a explicar su programa a los ciudadanos. Así que a estas
alturas de la campaña realmente sabemos poco de lo que proponen unos u
otros. Lo intuimos claro, o mejor dicho, damos por sentado que si ganan
los partidos de izquierda gobernarán poniendo el acento en cuestiones
sociales y que si gana la derecha será más de lo que nos tienen
acostumbrados.
A estas alturas se deberían de estar celebrando debates entre los
candidatos, debates televisados claro. Pero debates de verdad, no de
esos que pactan los jefes de prensa de las campañas electorales, y que
al final resultan debates de cartón piedra.
En fin, que la campaña por ahora no es que despierte grandes
entusiasmos. Es más el deseo de cambio que hay en la sociedad que el
cambio que realmente ofrecen quienes se presentan a las elecciones.
Esperemos que los candidatos espabilen en la recta final.