www.diariocritico.com
Jarrones chinos

Jarrones chinos

miércoles 13 de mayo de 2015, 10:52h
Tenía razón, e ingenio, Felipe González cuando calificaba a los ex presidentes del Gobierno como 'jarrones chinos': son quizá -quizá, digo-- bonitos, carísimos y nunca sabes dónde ponerlos, porque ocupan mucho espacio y no sirven de gran cosa. Acaso, cuando decía aquello, el ex presidente se ponía la venda antes de la herida de las 'puertas giratorias', del desplante hacia el sucesor y todas esas cosas que han ocurrido con unos ex jefes de Gobierno que llegaron al cargo demasiado jóvenes -aunque no lo crea así Albert Rivera-y se fueron de La Moncloa en plena flor de la vida política, cultivando bonsáis, abdominales y consejos de Administración.
 
Pero lo cierto es que ni González, ni Aznar, ni tampoco, aunque estemos hablando de otra cosa, Zapatero, son trastos inútiles: han acumulado demasiada experiencia, tantas vivencias, que lo que han tenido ha sido una beca impagable, que debe revertir en beneficio de todos los españoles. Lo digo porque con demasiada frecuencia hemos notado la ausencia, especialmente de los dos primeros, de conmemoraciones nacionales que les hubiesen reclamado estar allí. Y lo digo también porque, aunque nada sea ilegal, por supuesto, tantas veces esos dos ex han hecho incursiones en territorio empresarial-energético que resultaban al menos poco estéticas teniendo en cuenta el papel que ambos habían tenido en ese mundo cuando tanto mandaban.
 
Escribo este comentario azuzado por un lado por esa especie de desprecio al pasado que se ha instalado en la burbuja emergente. Y porque me alegra mucho que González esté dando la batalla que está dando -ya podría haberlo hecho cuando Carlos Andrés Pérez, por cierto-por la democratización de Venezuela, y también, en otro orden de cosas, porque celebro que Aznar irrumpa como mitinero -gran mitinero, sin duda-en la demasiado átona campaña electoral. Que está iluminada solamente por algunas 'ocurrencias' de los candidatos, sillones chester incluidos, y enlodada por ciertas acusaciones que podemos leer estos días en las que, a la postre, no se halla gran fundamento.
 
Tanto Aznar como González son políticos de talla, a los que con justicia se han achacado errores de calibre a lo largo de sus mandatos, demasiado largo el del segundo, demasiado ensoberbecida la última parte del del primero. Que entren los ex en la campaña electoral, e incluyo también a Zapatero, me parece beneficioso, aunque a veces resalte excesivamente la diferencia de tallas entre los de antaño y algunos de los de hogaño. Pero me gusta ver a Aznar apoyando a su poco querido Rajoy, como me gusta ver a Susana Díaz -y a González, y a ZP, claro-respaldando a un Pedro Sánchez hacia el que tendrán sus prevenciones, desde luego, pero que es el único caballo socialista posible en el hipódromo de las próximas elecciones generales. Y que, como tal, bien podría acabar dando con sus huesos en La Moncloa, vaya usted a saber, que la vida da muchas vueltas.
 
Aquí, y esta es la primera lección que me parece que todos deberíamos sacar, no sobra nadie. Independientemente de que nos guste o no su tono más o menos airado cuando suben al atril mitinero. Independientemente, claro, de su edad y de cómo hayan empleado su tiempo en las poltronas, Rivera 'dixit'. Lo de los jarrones chinos no dejaba de ser una de esas 'boutades' chistosas de aquel Felipe en sus mejores momentos. Además, quién sabe, el jarrón chino relegado del salón en un ángulo oscuro puede que, con las modas que cambian, el día menos pensado sea objeto de exhibición por su orgulloso propietario: así son de veletas las opiniones públicas y, por tanto, las encuestas. Hoy gusta la simplicidad del diseño sueco de Ikea, pero mañana quién sabe si volveremos los ojos al mantón de Manila y al vestido chinés, y tal vez recordemos con añoranza algunas -algunas--  cosas de las mejores épocas del felipismo y del aznarismo.
 

 

- El blog de Fernando Jáuregui. 'Cenáculos y mentideros'
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios