www.diariocritico.com

Yo que el Rey les quitaba el nombre

lunes 01 de junio de 2015, 12:59h
Que le llamen Copa de España o del Estado español o de la España plural, o lo que les dé la gana pero no Copa del Rey. Y que la entregue el presidente del Gobierno, el de la federación, el seleccionador nacional u Oriol Junqueras, allá ellos. Pero una competición deportiva con el nombre del rey no puede acabar nunca más en una encerrona independentista. Hay además copas del rey en todos los deportes y el monarca no acude a los encuentros en los que se decide quién es el campeón. En esto el futbol se beneficia de una discriminación positiva a causa de la afición masiva que despierta. Pero no hay razón para continuar con el escarnio continuado que significan algunos de sus partidos finales. Las imágenes del sábado en el Nou Camp cuando la pitada masiva y monumental al himno de España han irritado y herido la sensibilidad de la inmensa mayoría de los ciudadanos: Felipe VI, tenso, sacando pecho y aguantando el temporal; Angel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Futbol, con la vista perdida a ver si así no se fijan en él y el bochorno acaba cuanto antes, y, Artur Mas, presidente de la Generalitat, con una sonrisa cínica, absolutamente feliz de tener secuestrados en la algarabía despectiva al jefe del Estado y a todo el país a través de la televisión. Hay quien dice que el monarca se tenía que haber ido. No estoy de acuerdo. Le pagan para aguantar eso y mucho más igual que aguantó su padre en las finales de 2009 y 2011. La gente le pitaba a él y al himno, persona y símbolo que nos representa a todos. Nos pitaban a todos los españoles no independentistas porque esa debe ser una seña de identidad de los soberanistas: el repudio a los que no somos como ellos. Es constitucionalmente imposible impedir que cada espectador que acude a las gradas a presenciar un partido de futbol y a animar a su equipo se manifieste como quiera en un campo de futbol, pite o aplauda, otra cosa es que incurra en ilegalidad que sea sancionable.

Nada le puede prohibir exhibir pancartas o tifos mientras no sean ilegales. Pero lo que debería desaparecer y de inmediato es el nombre del rey de esta competición. El trofeo tiene sus normas deportivas que siguen fielmente todos los que la disputan. Me parece imprescindible fijar también unas normas de disciplina y protocolo. A cambio de llevar el nombre del Jefe del Estado y requerir su presencia para entregar el trofeo se debería establecer un compromiso de respeto hacia los símbolos de todos los españoles a cargo de los organizadores y de los participantes. Ciertamente que no se debe controlar al público en sus manifestaciones pero federativos, clubes y jugadores deben enviarles un mensaje inequívoco de respeto a quien presta su nombre a la competición y a los símbolos que encarna y le acompañan. Messi, Cristiano Ronaldo, Marcelo, Colina, Ibraimovich, Pirlo, Neuer, etc, inundan las televisiones durante los descansos de las transmisiones de los partidos de la Champions League pidiendo “respect” a las distintas razas en un spot publicitario pagado por la UEFA. Sin embargo nuestros jugadores de la selección Xavi, Casillas, Piqué, Torres, Iniesta, Busquets, Ramos, Llorente… y hasta el seleccionador Del Bosque solo aparecen en pantalla para vendernos cervezas, coches, seguros y demás productos o servicios en anuncios bien pagados para engrosar las arcas de la Real Federación Española de Futbol. Al incombustible Angel María Villar, organizador de la actual copa del rey y, como tal, máximo responsable de lo que en ella suceda no se le ha ocurrido, sin embargo, utilizar a los mismos jugadores para hacer una campaña parecida a la de la UEFA pero pidiendo respeto a los símbolos de todos los españoles. Y esa debería ser incluso una condición para poder jugar en la selección nacional de futbol.

El eterno y huidizo presidente de la federación no ha movido tampoco un dedo para instar a los presidentes de todos los clubes a hacerlo con sus aficiones. Para mayor escarnio no evitó que su comisión ejecutiva decidiera que la sede de la final de 2015 fuera el escenario donde podía producirse, como así ha ocurrido, la mayor de las pitadas, el Nou Camp, un escenario emblemático para multitud de movilizaciones independentistas. Nos estamos acostumbrando a este reiterado desprecio y parece que lo único que importa es que pasen las finales y se olvide cuanto antes. Con un poco de suerte, deben pensar estos inútiles organizadores, el próximo año no llega a la final ningún equipo vasco o catalán y así se pasa el problema. Pero algo tendría que cambiar y quizás la iniciativa debería corresponder a la Corona, que tiene todo el derecho a poner condiciones para que se utilice su nombre y para prestarse o no a entregar personalmente esa copa. Felipe VI no debería pisar nunca más un estadio en el que se haya pitado el himno español. Su nombre debería desaparecer de la copa en tanto en cuanto no haya un compromiso real de los organizadores y participantes en la competición, directivos y jugadores, de respeto a los símbolos nacionales. De todos, procedan de la comunidad autónoma que procedan. Además se les debería exigir hacer declaraciones y prestarse a campañas públicas y divulgativas en ese sentido antes de cada final de la copa. Hacer pedagogía de respeto en este país una vez al año, aprovechando el certamen deportivo y sea cual sea el equipo de futbol que llega a disputar la final sería contribuir a la convivencia.

Y el deporte es una manera de fomentar la convivencia y de demostrar que se puede competir por intereses contrapuestos pero con respeto, sin violencia y sin denigrar al adversario. La federación debería perder también la denominación de “real” hasta que no se lo gane. Estos inútiles que se lucran del espectáculo deportivo y que están acostumbrados a moverse por el mundo con el lujo de los jefes de Estado o de los grandes prebostes de las finanzas no tienen ningún derecho a dar cobijo durante años a algaradas masivas que son un insulto a la inmensa mayoría de los españoles. La Constitución permite que los independentistas, como cualquier otro colectivo legal, se manifiesten públicamente todas las veces que quieran. Pero no están amparados legalmente para hacer un escrache a la inmensa mayoría de los españoles utilizando al rey y al himno en un acontecimiento deportivo organizado por una federación nacional. Quienes se lo facilitan desde sus responsabilidades federativas o directivas deben quedar imposibilitados para utilizar el nombre del rey y el himno nacional en vano.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios