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Bisagras para todo tipo de puertas

martes 09 de junio de 2015, 18:42h
Se veía venir. Aunque muchos apostaban a que serían los votos de Podemos quienes facilitarían la investidura de Susana Díaz, ésta ha ido por libre, no le ha hecho caso a su jefe Pedro Sánchez, y 'se ha llevado al huerto' a los nueve diputados de Ciudadanos para que voten a su favor en el Pleno del próximo jueves. La cuentas salen justitas pero suficientes, 47 más 9, los 56, un escaño más de los necesarios para la mayoría absoluta. Da igual que el PP, Podemos e IULV-CA voten en contra porque esta vez sí, y a la cuarta va la vencida, Susana Díaz Pacheco será nombrada, por fin, presidenta de la Junta de Andalucía 80 días después de la celebración de las elecciones andaluzas.

La primera consideración que habría que hacer es si los andaluces hemos echado mucho de menos la falta del Ejecutivo durante más de dos meses. Ya les digo que no, que aquí las cosas siguen igual de paradas que antes de celebrarse las elecciones. De hecho, el Gobierno en funciones ha seguido proporcionando víctimas a la juez Mercedes Alaya con una treintena más de altos cargos imputados en el fraude de los cursos de formación. Lo de la maxima gatopardiana de Lampedusa, que todo cambie para que todo siga igual. Y menos mal que Susana se había comprometido a combatir la corrupción “caiga quien caiga”, que si no, no habría sitio en las cárceles andaluzas para albergar a tanto alto cargo corrupto.

Lo segundo que habría que analizar es si ese apoyo de Ciudadanos a Susana no es sino un cambio de cromos como los que solía hacer en su momento el antiguo Partido Andalucista. Porque da la impresión de que esta misma fuerza, bisagra donde las haya, podría apoyar el próximo sábado el nombramiento de Juan Ignacio Zoido como alcalde de Sevilla. Si así fuera, llegaríamos a una tercera consideración a tener en cuenta. ¿Van a estar contentos los votantes de Ciudadanos con estas variopintas actuaciones de sus representantes o se van a considerar estafados?

Porque, claro, Albert Rivera puede poner ahora todas las excusas que quiera, puede decir que su formación no hace sino apostar por la estabilidad democrática apoyando a las listas más votadas y propiciando la gobernabilidad de las instituciones, pero, en el caso del Gobierno andaluz, una cosa es abstenerse en la sesión de investidura y otra muy distinta, concederle graciosamente el sí al PSOE, que aquí, al sur del sur, es el partido que mejor representa la corrupción institucionalizada. Y no me vale que Susana firme un papel prometiendo luchar contra la corrupción y asegurando que Chaves y Griñán dejarán sus puestos, porque de lo primero ya hemos comprobado su total falta de interéz, y de lo segundo no podremos hablar hasta que Rajoy disuelva el Congreso y el Senado, pasado el mes de octubre. Largo me lo fiáis.

¿Qué va a pasar ahora? Nada especialmente grave. Susana aprovechará lo que queda del mes de junio para formar su Gobierno monocolor e, inmediatamente después, se irá de vacaciones para agotar sus últimos días de embarazo y dar tranquilamente a luz con la conciencia del deber cumplido. Mientras, su íntimo enemigo tendrá que enfrentarse a una primarias para salvar los muebles del partido que, por más que venda, sigue estando de derribo. Y, como decía la canción, cunado llegue septiembre, todo será maravilloso.

Yo no soy tan atrevido como muchos tertulianos para predecir de qué forma van a afectar estos pactos a varias bandas que está firmando Ciudadanos con populares, socialistas y los que se pongan a tiro, ante las elecciones generales de finales de año. Puede que no le pasen factura. O puede ser que sí, que los ciudadanos que eligieron el 22M y el 24M la papeleta de Ciudadanos, en su mayoría procedentes del centroderecha y del PP, decidan que para apoyar una mala copia, más le vale comprar el original, y opten por volver a sus orígenes. Si así fuera no les auguro mucho tiempo de tranquilidad a los muchachos de Albert Rivera. Podrían convertirse en flor de un día si no saben administrar bien la confianza que los ciudadanos han depositado en ellos. Porque, al menos en Andalcía, los únicos que se han mantenido fieles a sus postulados son los miembros de Podemos, ninguneados por la 'casta' de Susana.

De todas formas, si yo fuese la presidenta, no dormiría tranquila. Lo mismo el día menos pensado, si no cumple lo firmado, se le cambian los cables a Albert Rivera y le presentan una moción de censura que la desaloje del sillón de San Telmo. La espada de Damocles pende pelgrosamente sobre la Presidencia de la Junta y aquella inestabilidad con la que Susana prometía acabar cuando convocó las elecciones anticipadas, se va a perpetuar varios meses más en esta querida tierra. Es lo que hay y lo que nos merecemos.
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