Sin sorpresas

La verdad es que a nadie ha sorprendido el anuncio de Albert Rivera de que va a competir como candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno de España. De la misma manera que tampoco lo ha sido la elección de Pedro Sánchez para el mismo cometido. Tampoco lo será la de Pablo Iglesias sea cual sea la fórmula que decida Podemos para la elección de su candidato.

Sí, hay cuatro hombres que se van a disputar el Poder, escrito así con mayúsculas y no son otros que Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera y si hacemos caso a las encuestas ninguno de los cuatro tiene posibilidades de obtener mayoría absoluta por lo que el próximo presidente será elegido en función de los pactos que se puedan hacer.

Claro que aún faltan unos cuantos meses, no muchos, para que se celebren los comicios y no hay nada menos estático que la política y lo que hoy es de una manera mañana puede ser del revés.

No sé, pero me parece a mi que quien gane las próximas elecciones no tiene por qué ser el mejor sino quién menos errores cometa en la ya iniciada carrera electoral.

Cada palabra, cada gesto, cada promesa, cada presencia, cada ausencia, todo, absolutamente todo contará a favor o en contra de los candidatos. De manera que no me parece a mi que ninguno pueda dar por ganadas las elecciones y por tanto los cuatro se van a tener que sudar la camiseta.

Sobre el ánimo de los ciudadanos pesará también la gestión en ayuntamientos y comunidades que en estos meses vayan haciendo los representantes de las nuevas formaciones, Ciudadanos y Podemos. Ambas formaciones han irrumpido con fuerzas en la política española pero son una incógnita, porque una cosa es predicar y otra dar trigo.

En cualquier caso ya ha comenzado la campaña electoral y los candidatos no van a tener, ni a darnos, un minuto de reposo, luchando por conseguir espacio en los medios para llegar a todos los ciudadanos con sus promesas.

Pero lo dicho, hoy por hoy ninguno de los candidatos constituye una sorpresa. Eso sí, yo me sigo preguntando como es que ningún partido confía en una mujer la responsabilidad de intentar convertirse en presidenta de Gobierno.