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Pedro Sánchez se olvida de "Guerrita" y Talleyrand en el socialismo de Madrid

miércoles 12 de agosto de 2015, 12:55h
A caballo entre dos siglos, al cordobés "Guerrita" se le conoció en las plazas y en el mundo de la tauromaquia como el segundo Califa del toreo, pero ha pasado a la historia de las frases celebres por hacer suya y en andaluz una de las mejores sentencias del sacerdote, diplomático, ministro y superviviente político por antonomasia: el francés Talleyrand, que " trabajó" para Luis XVI antes de que lo decapitaran, para Robespierre y la Revolución antes y después de que él mismo conociera la guillotina, para Napoleón antes y después de convertirse en emperador y morir en Santa Elena, y para la restauración monárquica de Luis Felipe, siempre de la mano y codo con codo de su compañero y guardián de la Ley, Fouché.

Del abad Talleyrand es la frase: "lo que no puede ser no puede ser y además es imposible", una sentencia que ha olvidado el líder del PSOE cuando ha entrado a saco en el socialismo madrileño para acabar con los restos del "tomasismo" y doblegar al irredento, levantisco e incorregible PSM por más que ahora y por primera vez lo dirija una mujer, la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández.

Ha bastado que se pasara la cuchilla del cese sobre el cuello del portavoz municipal de la capital que rige Manuela Carmena para que los que esperaban la menor de las ocasiones para salir al campo de batalla interno con el cuchillo entre los dientes, hablaran y denunciaran las "irregularidades" del último Congreso y se citaran con los ganadores para después de las generales.

Ni Tomás Gómez, ni Antonio Miguel Carmona, ni los restantes miembros de la vieja Ejecutiva regional van a perdonar a Luena y a los que ahora rigen Madrid que les apartaran del poder por la vía de los hechos. En los pueblos de la Comunidad las heridas siguen abiertas y ni los buenos oficios de Ángel Gabilondo, también "ex-abad" será capaz de cerrarlas.

No hay solución, ni posible ni imposible para que los socialistas madrileños no le hagan el mejor de los favores a Pablo Iglesias y Podemos. Sólo una victoria de Pedro Sanchez en las elecciones generales y su hipotética conquista de La Moncloa le permitirá a Sara Hernandez llevar el cesto de las cabezas cortadas al panteón de los recuerdos.

La derrota desencadenará una nueva " guerra civil" en la que los ganadores no harán prisioneros. Se ha acumulado mucho rencor entre los compañeros de partido y ya se sabe que fuera están los adversarios y dentro, los enemigos. Una máxima que aplicó con enorme inteligencia Talleyrand para sobrevivir mientras caían uno tras otro casi todos los que le rodeaban.

"Guerrita", que gustaba de tratar con escritores y filósofos sabía del poder de los morlacos, pero conocía aún mejor que a los toros a los españoles, a los que le aplaudían y a los que le criticaban dentro y fuera de la plaza.

"Hay gente pá tó" le espetó a Ortega y Gasset cuando éste le dijo a lo que se dedicaba. Sánchez y Hernández se dedican a la política. Sus enemigos internos, también. Cuestión de gente que cree que es válida para todo y en todas las circunstancias.
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