www.diariocritico.com

Negritud Hispánica

martes 24 de noviembre de 2015, 13:11h

Ahora en el ministerio de Íñigo Méndez de Vigo, tú mataste a mi padre prepárate a morir, se están rasgando las vestiduras porque, horreur, en las subvenciones al cine se hacen trampas.

Hace años que todos sabemos que antes de rodar ya está acordado “comprar la taquilla”, algo copiado de la música: cantante, distribuidor y discográfica se encargaban de comprar la mayor cantidad de elepés hasta conseguir un disco de oro, un galardón privado y tan poco transparente como los premios Planeta, Nadal, Plaza y Janés, Alfaguara, etc. Los premios literarios son acciones de marketing a las que la mayoría presenta sus novelas creyendo que pueden ganar cuando lo cierto es que ni siquiera van a leer su obra.

Ahora todos ploran de los ollos, se mesan los cabellos y se rasgan las vestiduras porque resulta que cines con un solo espectador –el inspector- declaran taquillas de aforo completísimo. Pero, fíjate qué cosas, se sabe desde hace décadas.

Cualquier día, estas lumbreras caza votos descubrirán que hay un mundo en la Negritud: kilo negro de azúcar; litro negro de leche; ladrillo negro; kilo negro de tomate, de remolacha, de puerros… y no quiero ni imaginar el merdé negro, aceitoso y transversal que hay tras Plátano de Canarias.

Hay mercado negro en el fútbol, los toros, los conciertos, el cepillo de las parroquias y en cuanto tenga que ver con PP, PSOE, UGT, CCOO, la difunta CDC… ¿España en conjunto?

Y si rascamos, no quiero ni imaginar lo que encontraremos en el ejército –suministros de botas, alamares, banderas, neumáticos, alimentos, alambre, munición, armas…- en el BOE o en el equipamiento de juzgados.

Vivimos en Negrilandia y nuestra bandera debería ser la Jolly Roger: aquí todavía consideramos guay defraudar a hacienda y hasta los ministros exigen pagar impuestos… a los demás ya que ellos tienen bula.

Somos un país tramposo: he visto robar leche, bolis y papel en la oficina; he visto familias enteras merendando en el Carrefour mientras hacen la compra; he visto largarse sin pagar de las gasolineras y he visto pesar la fruta y rellenar con más género la bolsa una vez puesta la etiqueta del precio.

He visto pillar la multa de otro coche para que el guardia crea que ya nos ha multado y he visto concursos de Copie y Chuletaje para entrenar a los retoños en la trampa.

Nuestro problema no es que hace cinco siglos inventáramos la Picaresca –que solo es un subgénero literario: Stevenson coronó las historias de piratas y no por eso los escoceses se dedican al saqueo de corso- sino que hemos encontrado una excusa fantástica para justificar desmanes y latrocinios de toda laya.

Es muy significativo e indicativo de nuestra alma que el exjefe de los empresarios esté encausado por estafador o que la estrella rutilante de Little Nicolás se base en su capacidad para parecer lo que no es.

Telecinco y sus satélites viven del engaño, del escarnio y del trapicheo de chismes, mentiras y patrañas en donde Belén Esteban gana diez veces lo que gana un investigador del cáncer (su jefe cien veces): dice mucho de esa empresa y de sus televidentes que se pague tres millones de euros al presentador mientras médicos de urgencias que salvan vidas a cada minuto no llegan a los 25.000 euros brutos año.

Este es el país que tenemos, así somos en gran parte, por más que haya mucha gente honrada y trabajadora. La culpa no es de la gente estrictamente ya que lo que hemos visto desde los tiempos de Álvaro de Luna, 1423, que logró que Juan II de Aragón abriera un proceso amañado al condestable Ruy López Dávalos para apropiarse de su patrimonio y títulos, es la gobernanza de los tramposos.

El 20 D tenemos una ocasión única de empezar a cambiar esta actitud estafadora: echemos a los que llevan en el poder toda la vida y demos paso a hombres y mujeres jóvenes que tienen un concepto ético elevado e inflexible, casi calvinista, de la honradez. A los viejos católicos, ya se sabe, nos parece que vale con robar, extorsionar, usurpar, timar y despojar siempre y cuando luego vayamos al cura y nos confesemos para que nos perdone y… hala, a seguir ciscando.

@manuelpascua

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
2 comentarios