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¿Sirven para informarse los medios de comunicación?

lunes 01 de febrero de 2016, 12:48h


Si alguien, dentro de unos años, quisiera conocer la historia de España a partir de la lectura de la prensa escrita, radio o televisión, pensaría que el problema principal que tiene en estos momentos España es que una madre ha llevado al Congreso (donde ella trabaja) a su hijo lactante o que en las Cortes han entrado nuevas formas de hablar, vestir o peinarse. Sorprende la unanimidad, la falta de disparidad en el tratamiento de las noticias por parte de la mayoría (afortunadamente, no todos) de los medios de comunicación cuando la realidad refleja una importante variedad en la sociedad; esta unanimidad se da sobre todo cuando se trata de cuestiones importantes, aquellas que afectan a las medidas políticas que rigen la vida económica, social, cultural… Y sorprende también, sobre todo en el último año, la unanimidad en atacar especialmente a una de las nuevas formaciones políticas, Podemos.

En estos momentos el mundo, especialmente Europa (continente al que España pertenece) está sufriendo una de las mayores crisis de su historia, con la llegada de miles de personas que huyen de guerras (que ellas no provocaron) o simplemente de una pobreza a la que han sido condenados sus países de origen, la mayoría de las veces ricos en recursos naturales. Estas personas también son objeto, en la prensa, de comentarios y noticias , cuando no directamente de ataques. En España sigue habiendo un altísimo porcentaje de personas que no tienen trabajo remunerado, la mayoría de las que lo tienen suele ser un trabajo precario, con salarios muy bajo y sin la menor seguridad en el futuro. Ha crecido escandalosamente el número de personas que viven en la pobreza o están entrando en el umbral de ser pobres, hay unos 7 millones que tienen problemas para pagar las facturas de electricidad, otras se han visto excluidas del sistema público de sanidad, muchos estudiantes han tenido que abandonar su sueño de estudiar una carrera universitaria por falta de medios, y muchos de los que la han acabado han tenido que emigrar porque aquí no encuentran trabajo. Y esto está ocurriendo en todas las comunidades autónomas y nacionalidades, sin excepción.

Pero parece que todo esto, que debería ocupar la mayor parte de las noticias, comentarios y opiniones de los medios de comunicación no importa demasiado. En cambio, se falsea la realidad o se distorsiona, o se difama o se calumnia. Y lo sorprendente es que se hace con total impunidad. Sobran los ejemplos, se dan a diario y en todos los medios, incluidas la mayoría de las personas que participan en las tertulias o programas similares. Y si te preguntas por qué ocurre esto, lo primero que haces es tratar de saber de quién son esos medios de comunicación, qué intereses tienen, qué buscan, qué quieren.

Según Noam Chomsky, uno de los principales intelectuales estadounidenses, experto en comunicación: “Los medios de comunicación son a la democracia lo que la propaganda es a la dictadura. Sin embargo —le dice a Ignacio Ramonet en 'El Imperio de la vigilancia' (Clave Intelectual)— hay grandes diferencias entre el sistema de propaganda de un Estado totalitario y la manera de proceder en las sociedades democráticas. Exagerando un poco, en los países totalitarios, el Estado decide la línea a seguir y todo el mundo tiene que conformarse con ello. Las sociedades democráticas actúan de otra manera. Nunca se enuncia la ‘línea’ como tal, se sobreentiende. De alguna manera, se procede al ‘lavado de cerebro, en libertad’. […] En el fondo, es mucho más eficaz que los sistemas totalitarios. […] Muchas veces nos preguntamos cómo ha podido transformarse la libertad de prensa en una tiranía de los propietarios de los medios de comunicación. Ha sido el resultado de una larga batalla comercial, que finalmente ha sido ganada por el sector privado”.

En estos momentos hay una posibilidad en España de que se forme un gobierno de progreso y cambio. Más de once millones de votos lo hacen posible. Para ello es necesaria la voluntad de realizarlo del PSOE, Podemos, mareas e IU. Tanto el PSOE como Podemos, como IU han propuesto medidas e iniciativas legislativas que van en la misma línea de combatir la desigualdad. Supongamos ahora que el programa mínimo para empezar fuera el que propone Podemos (ley 25), que contempla tres medidas urgentes para empezar , ¿qué pasaría?

1.- Se trataría de garantizar el derecho a la vivienda, se paralizarían desahucios y no se dejaría en la calle a nadie que no tuviera alternativa habitacional. Medida que se impondría también para las mujeres víctimas de la violencia machista. ¿A quién beneficia y a quién perjudica esta medida? Es evidente que las beneficiarias serían las más de 500.000 familias a las que se ha dejado en la calle y las que se encuentran en riesgo de ser desahuciadas. Y no hay que ser muy lince para ver que los perjudicados serían sobre todo los grandes bancos y fondos de inversión, especialmente los fondos buitre, que se están aprovechando de los desahucios para hacerse con importantes parques inmobiliarios (también de viviendas sociales).

2.- Impulsar el rescate energético. Se verían beneficiadas los millones de personas que hoy viven en pobreza energética. Por contra, las grandes multinacionales de la energía dejarían de tener los miles de millones de euros de beneficios que ellas misma declararon en el ejercicio de 2015.

3.- Garantizar el derecho a la salud. Una medida de este tipo probablemente no guste a las grandes farmacéuticas, a las que tampoco les faltan suculentas ganacias, ni a las corporaciones que se están quedando con la gestión de la sanidad pública (volvemos a mencionar a los fondos buitre y otros fondos de inversión). Pero sería muy beneficiosa para aquella gente que ha sido excluida de la sanidad o tiene serias dificultades para adquirir los medicamentos que necesita porque el copago los ha encarecido demasiado.

Son tres medidas, mínimas, una ley de emergencia social. Podríamos hablar de otras propuestas hechas por el PSOE o por IU o de las que están en el programa de Podemos, pero vamos a quedarnos con estas tres, urgentes, imprescindibles. ¿Se vendría abajo la economía, como aseguran muchos medios de comunicación o sólo se vería afectada la economía de unos pocos bolsillos?

A poco que ahondamos un poquito más veremos que la mayor parte de los grandes grupos de comunicación son propiedad también, total o parcial, de fondos de inversión o de grandes capitales. Tienen, por tanto, un interés real en distorsionar la realidad, en manipular la opinión de sus lectores, oyentes o espectadores. Sin embargo, el derecho a la información veraz está recogido en la Declaración de los Derechos Humanos y en la propia Constitución española, cuyo artículo 20-d, establece en su apartado d) “que se reconoce y protege el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”.

¿Y por qué no se cumple este precepto?
¿Son de obligado cumplimiento estas leyes?
¿Por qué no se cumplen si son de rango superior?
¿Para que se ponen esos derechos en las leyes más importantes si no se regula y garantiza su cumplimiento?
¿No es esto una farsa, una muestra más de hipocresía?
¿Tendrá razón Noam Chomsky?

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