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Soraya-Soria: la batalla por la sucesión

miércoles 17 de febrero de 2016, 11:18h

Las posibilidades de que Mariano Rajoy siga en Moncloa como presidente del gobierno son mínimas, casi nulas pero existen. Se basan en dos escenarios que nacen del mismo hecho: que Pedro Sánchez no logre su propòsito de llegar a la presidencia del Gobierno. En la sombra la batalla por la sucesión se centra en dos candidatos: la vicepresidenta y el ministro de Industria. Las otras alternativas, incluyendo la del presidente gallego Núñez Feijóo han perdido fuerza.

El primer escenario o la primera fase de la estrategia de Rajoy pasa por alargar lo más posible la actual fase de "gobierno en funciones" mientras se dedica a una campaña electoral continua. Cree que no debe irse, que no puede irse del poder, que los riesgos politicos y personales son muchos y que los enemigos que se ha ganado en los últimos años esperan su caída con los arcabuces en la mano.

El segundo escenario, la segunda parte se articula con una nueva cita con las urnas, por supuesto con él como candidato. Cree, junto con el gurú Arriola, que los resultados del PP serían mejores, que tendría más capacidad de pacto con Ciudadanos hasta llegar a los 165 escaños que le podrían dar la investidura en una segunda ronda en el Congreso.

Las dos variables las conocen las dos personas que, en caso de no cumplirse, pelearían por su sucesión a través del futuro Congreso Nacional del partido. Las dos están en el actual gobierno y las dos llevan meses enfrentadas. La vicepresidenta basa su poder en la estructura administrativa del poder, con tres ministros que le apoyan como son Cristobal Montoro, Fátima Bañez y Alfonso Alonso, con los hermanos Nadal en una segunda línea y un buen grupo de abogados del estado que estan insertados en los distintos Ministerios. Su poder en el Partido Popular es mínimo pero confían en la " designación digital" del presidente.

El ministro de Industria es uno de los componentes de lo que se dió en llamar en 2015 el "G-7" del gobierno, el grupo de amigos personales de Mariano Rajoy que se reunen a comer, cenar y viajar de forma familiar y que criticaron con dureza las formas de la vicepresidenta y la estrategia de comunicación que llevaba a cabo Carmen Martínez de Castro y su equipo. A José Manuel Soria le defienden García Margallo, Ana Pastor, Jorge Fernández Diaz, Isabel García Tejerina, Rafael Catalá y de forma menos directa Pedro Morenés, al igual que el comisario europeo Arias Cañete.

Este grupo si tiene fuertes apoyos en el seno del Partido Popular, empezando por la secretaria general, Dolores de Cospedal, todos unidos en su enfrentamiento con Soraya Saenz de Santamaría. De los cuatro vicesecretarios generales y del último director de la campaña electoral, las fuerzas a uno y otro lado de la batalla sucesoria estarían bastante igualadas, con Martínez Maíllo claramente al lado de la número dos del partido al igual que Rafael Hernando como portavoz en el Congreso.

A nivel nacional Mariano Rajoy se está apoyando en la secretaria general para todos sus movimientos, dejando la direccion en la labor de baja intensidad del gobierno en manos de la vicepresidenta. La relación de fuerzas podrîa cambiar si el presidente en funciones arrojara la toalla en los próximos dias y en un nuevo escenario y con nuevos interlocutores la posibilidad de un "pacto constitucional" entre PP, PSOE y Ciudadanos se pusiera sobre la mesa, algo que aparece como casi imposible basta para los poderes económicos que lo han estado defendiendo.

Estos poderes se articulan de forma fundamental -con algún verso suelto como la presidenta del banco Santander- en torno a dos "lobbys", uno con sede en Madrid pero de alcance nacional que es el Consejo de la Competitividad que preside Cesar Alierta y en el que están las principales empresas y bancos del país y que ha estado apoyando a la vicepresidenta, sobre todo entre el verano de 2014 y el verano de 2015; y otro más heterogeneo en Barcelona, en el que el debate del independentismo y los resultados electorales de los comicios autonómicos, municipales y generales han marcado las "sensibilidades" de grupos que se reunen en torno al Circulo de Economía, el Instituto de la Empresa Familiar y el recien nacido "Grupo de los Nueve" (Josep María Cortés en EconomiaDigital) en el que coinciden gente muy diversa que va desde el abogado Carles Cuatrecasas al empresario Rafael Suñol o el directivo Antoni Zabalza. Este grupo invitaba a una de sus reuniones de enero al ex presidente Jordi Pujol, ya en plena tormenta sobre los negocios de su familia.

Tanto los nucleos de poder financiero y empresarial de Madrid y Barcelona -muy conectados con los ex presidentes Felipe González y José María Aznar- apostaban tras los resultados del 20 de diciembre por un gobierno de "gran coalición" entre socialistas y populares, con un cambio de liderazgo en ambos partidos y que explicaría las iniciales declaraciones de González y Aznar en esa dirección.

Pensaban que el modelo alemán era bueno para España pero olvidaron un elemento esencial en sus análisis e intenciones: el tiempo político no es el riempo empresarial y tanto Rajoy como sobre todo Sánche se jugaban su supervivencia. El lider del PP no quería dejar la política por la puerta falsa, y el del PSOE no estaba dispuesto a marcharse al año y medio de llegar a la direcciòn de su partido y a su sueño de alcanzar La Moncloa.

Todo eso ha cambiado. Ahora se trata de impedir que Podemos llegue al Consejo de Ministros, de buscar al abstenciôn del PP para un Gabinete de Sánchez y Rivera, previa salida de Rajoy de la escena. Y en el peor de los casos, apostar por una Legislatura muy corta, llena de obstáculos para el gobierno resultante, con parálisis parlamentaria, duras presiones desde Europa, una transformación a fondo del PP y unas nuevas elecciones. Y ahí es donde entran en juego las dos "almas", ambiciones y familias de los populares. O lo que es lo mismo a nivel práctico: o Soraya o Soria.

Claro que la paciencia de ese registrador de la propiedad, naúfrago de varios desastres y superviviente imposible que se llama Mariano Rajoy logre que el tormentoso mar de la política se trague al resto y él se mantenga a flote. Cuarenta años de carrera politica le contemplan.

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