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Más allá de estereotipos taurinos o antitaurinos

jueves 03 de marzo de 2016, 09:36h

Ya está bien; mejor dicho, está mal, muy mal tantas embestidas traicioneras de acoso, derribo, maltrato o difamación hacia La Tauromaquia, connotaciones y derivados. Agredir y oponerse a lo que se desconoce es asunto de crápulas y cretinos…pagados.
La Tauromaquia es un ente… un sector casi artesanal y casi integral. Es decir, por sus principios, desarrollos y fines, forma y conforma un medio de vida casi completo y casi autosuficiente. El origen de La Tauromaquia es agrícola y ganadero…es campero…que es el origen de todas las personas y de infinidad de animales -¿menos los acuáticos?- desde hace más o menos tiempo.

La mayor parte de la extensión de las dehesas de bravo es estéril, casi improductiva; es verdad que la parte minoritaria suele ser frondosa y fértil Por las esmeradas dedicaciones y atenciones, el total de la dehesa resulta ser como el oasis más atractivo del entorno…verdadero tesoro ecológico para la fauna y flora que lo goza y habita. Sí, además las dehesas son casi autosuficientes. Hasta hace sesenta o setenta años la población del medio rural era el 50% o más de la población mundial… y el más humilde de los labradores-ganaderos tenía la manduca casi asegurada para casi todo el año con productos propios y sanos.

También es verdad que en general, los grandes, medianos y pequeños productores camperos tienen pocos beneficios contantes y sonantes… porque históricamente los diversos regímenes políticos que han soportado, sin excepciones, han usado y abusado de su sacrificio, generosidad y esfuerzo. Sí, el origen de La Tauromaquia es natural, añejo, inteligente, honesto y selecto…nada que ver con profesiones y especialistas de nuevo cuño que solo el tiempo descubrirá lo que hacen o deshacen para el equilibrio y armonía de la ciencia animal en convivencia con la conciencia humana… en pueblos, villas o ciudades.

El toro, es el animal más mimado de todos los que hay en la dehesa…es el único animal que camino de la muerte tiene derecho a indulto; ojo, por cada animal bravo que muere en la plaza mueren dos o más en mataderos…como mueren decenas o cientos de millones de animales casi prefabricados y presos todos los días para abastecer de alimentos a casi toda la Humanidad. El toro es el animal que más seguimiento de salubridad y más señas de identidad tiene. El toro es el animal que más se recuerda en conversaciones de propietarios, mayorales y vaqueros…el toro está presente en vitrinas y estancias a través de premios, trofeos, y taxidermias casi eternas. Sí, el toro suele tener la admiración y el respeto reverencial de los que le han conocido, cuidado y lidiado.

La suma total de las joyas ecológicas descritas, ocupa, aproximadamente, el 1% del territorio nacional… es una inversión rentable y necesaria… si la comparamos con otros porcentajes de espacios territoriales más o menos olvidados, abandonados, desperdiciados o despreciados. Destruir directa o indirectamente paisajes y pasajes idílicos es de cafres… no soluciona nada. El auténtico arte de torear en los festejos más reglamentados, es el más soberano y refinado destino del toro. El ritual melodramático que simbolizan lidiador y lidiado en el ruedo, puede gustar mucho, algo, o nada; pero, como nadie va o viene obligado al suceso… creo que merece el beneficio de la duda o el respeto, de propios y extraños. La metáfora de la vida y de la muerte que se da en tantísimas ocasiones -vidas y muertes duras y maduras- lo escenifica el arte de torear, demostrando casi siempre, como la fuerza de la razón domina y somete, afortunadamente, a la razón de la fuerza...escenifica el pulso casi continuo del hombre y sus adversidades o circunstancias.

El arte de torear tiene más de 1.000 peñas de fieles aficionados y curiosos en España y en el Mundo. El arte de torear ha inspirado a ilustrísimos autores paisanos y forasteros de todas las querencias… de Goya a Hemingway, de Picasso a Vargas Llosa, de Lorca a Cantinflas o de Bergamín a Wolff. Pero hay más, hay mucho más allá de los tópico que casi siempre argumentamos casi todos los profesionales y aficionados taurinos… y los fanáticos anti taurinos también.

La aromática impronta de La Tauromaquia en general y del arte de torear en particular, ha producido género propio en el conjunto de letras y músicas; lo ha producido en literatura y poesía con más de 12.000 libros en su haber; ha sido protagonista en la temática de cientos de películas. Es casi otro género pictórico en carteles… además de manifestar sentimientos y sentidos tauro mágicos en pintores extraordinarios. Hay esculturas taurinas que son modelo de proporciones, de formas, de fondos, de materias, de realismo, de imaginación, de unidad y de acabado con categoría y belleza definitivas. Hay arquitecturas en plazas de toros que son apolíneas y referenciales.

Agredir a La Tauromaquia, a sus connotaciones y derivados, es de cobardes, veletas, chufletas o negados anti taurinos. ¿Los centenares de intérpretes y creadores más o menos relacionados con ella… somos salvajes o asesinos porque la hemos cantado y contado sin complejos? ¿Estamos todos -también los anti taurinos- zumbados? ¿A cuántos entes o sectores singulares y minoritarios… o deportivos mayoritarios… han dedicado tantas y tan variadas obras de arte como a La Tauromaquia? ¿Inspira un poema transcendente… una pelota, un pelotero, un KO boxístico, un cartucho de pólvora, la competitividad, un discurso de Trump o Cospedal, la ocurrencia de un impresentable indocumentado, un recital de la Bruni…y tantas tontadas y atentados más? Sí, las artes, incluido el arte de torear, despiertan la sensibilidad que se necesita para dar réplica al embrutecimiento.

Pedir la abolición de La Tauromaquia –desde su origen a su vigencia y función- es acabar con géneros enteros que ennoblecen, enriquecen, adornan y se complementan con otras artes. Es acabar con un medio de vida, al que quizá la modernidad, tenga que echar mano para dar oportunidades que niega la globalización.

No hay anti taurinos de talla intelectual como el contradictorio Eugenio Noel…nos obligaría a los taurinos a argumentar el vigor, conocimiento y reconocimiento de La Tauromaquia… más allá de los desacreditados típicos tópicos y o estereotipos.
Mal, muy mal están las embestidas graves y gravísimas que proporcionan anti taurinos banales a taurinos cabales.
Por ahí hay que empezar a explicar y razonar… para que La Tauromaquia ocupe el lugar que merece. Y además hay que hacerlo dando lecciones de elegancia, sabiduría, temple y respeto.
Que lo veamos.

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