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¿Y a hora a quien vas a votar?

martes 08 de noviembre de 2016, 12:15h

No hace ni una semana del comienzo de la sesión de investidura y el país está como adormecido. Todas las urgencias e incendios gravísimos que se multiplicaban por España por no tener gobierno, se han apagado cual lluvia que cae sobre las ascuas. Bruselas celebra con entusiasmo la continuidad de Mariano Manostijeras, sabiendo que con él en la Moncloa, su inglés de CCC y un poquito de socarronería gallega, lo que diga Angela Merkel, irá a misa como van Fátima Bañez, Catalá o Jorge Fernández Díaz, que ya se ha pedido la embajada cerca de la Santa Sede del Vaticano. Espero y deseo que con él se vaya por fin de una vez Arsenio Fernández de Mesa hasta ahora Director general de la Guardia Civil para ver si trata a los Illuninatti igual que a los inmigrantes que intentan cruzar la frontera. Si, ese individuo sin formación y cazador de rojos en sus tiempos de joven fascistoide en su Galicia natal, aquel del que llevo pidiendo que lo cesen desde el 6 de febrero de 2014 cuando dispararon pelotas de goma a indefensos inmigrantes en las aguas de Ceuta, pereciendo ahogados once de ellos. Esta es sin duda la noticia que más me ha alegrado de todos estos días de vino (¡Viva el vino!, que diría Rajoy) y rosas (ya no quedan en Ferraz ninguna) en los que hemos vivido el frenesí popular por la investidura del presidente del Partido Popular, mientras en la Audiencia Nacional desfilan un gran numero de imputados que gozaron de los privilegios de ser del partido más corrupto conocido en el mundo desde la Edad de Bronce, hasta nuestro dias.

Pero a los españoles les queda en el cuerpo una sensación de que después de esto, ya no quedan ganas de votar o al menos, de hacerlo con ilusión. Suponiendo que mañana se celebrasen elecciones generales al Parlamento español, ¿a qué partido votaría Ud.?", es una de las preguntas incluidas en la encuesta realizada por el CIS, entre el día del 1 al 10 de octubre, es decir, justo desde el día que se produce la pedrada (léase la salida convulsa de Pedro Sánchez de la dirección socialista) y unos días después cuando la abstención socialista ya se veía venir como algo inevitable una vez descabalgado el hombre del NO a Rajoy, la contestación a dicha pregunta, no tenía mucho misterio.

Según la encuesta, sólo el 55% de los votantes del PSOE se mantendría fiel al partido, pero esto es lógico pues la decepción por entregarse en los brazos del gallego, son uno de los mayores varapalos que han sufrido sus electores. Pero el CIS no es capaz de saber a dónde va el voto socialista, ni los votantes tampoco. Algunos hartos de barones, baronesas y lacayos de los poderosos, se irían con mucho gusto a Podemos, pero el discurso de Pablo Iglesias, tan ilusionante en otro tiempo, se está quedando anquilosado y poco atractivo para quien ha votado incondicionalmente al PSOE desde los tiempos de un extraordinario Felipe González convertido hoy en una caricatura ruin de sí mismo y de la ideología que otrora le diera 202 diputados. De aquel Felipe, solo queda lipe, pues la Fe en él, la han pedido. Hoy encarna todo lo contrario a un hombre que inspire confianza a un votante de izquierdas, sobre todo por las amistades peligrosas que diría un cineasta. Dice la encuesta, que uno de cada dos, cambiaría su decisión, lo cual me parece poco, pues los votantes socialistas, al depositar su papeleta, lo han hecho con la firme intención de poner a Mariano en Santa Pola o en Pola de Siero, que al fin y al cabo les da igual, pero en ningún caso lo querían volviendo a ver ocupar la Moncloa y si fuera posible, tampoco en Génova.

Dice el CIS que los votantes socialistas es la formación que presenta, en este estudio, un electorado más infiel, y yo me pregunto ¿desde cuándo la izquierda ha tenido votantes fieles? Solo es el PP el que a toque de corneta, con Bárcenas y los sobres, con corrupción hasta en los entresijos, con Rita, Rato y sus secuaces, les dicen que hay elecciones y votan con la misma fe que los sevillanos van a ver las procesiones en Semana Santa, con madrugá incluida frente al balcón de Génova jaleando antes a Aznar y Ana Botella y ahora a Rajoy acompañado de Lola la Finiquito (ahora ministra de defensa) o a Esperanza Aguirre rodeada de todos los militantes que le han salido ranas, ratas o garrapatas y que ahora pueblan los banquillos de acusados en la Audiencia Nacional. Con todo, quienes eligieron al PSOEen las últimas elecciones generales se mueven ahora mismo entre la indefinición o mejor dicho, en la orfandad de quien no tiene líder, ni programa, ni atisbos de decencia política después de lo demostrado en algunos de sus más destacados dirigentes, cuyo máximo exponente fue la dimisión en bloque de diecisiete miembros de la ejecutiva para hacer caer al entonces líder. Un 20% de sus votantes de toda la vida, no sabe a quién votaría en caso de tener que volver a ser llamado a las urnas, pero más triste aun es saber que un 12,3% directamente no votaría. Solo queda como consuelo escuchar a Josep Borrell, hombre de la vieja guardia socialista que es el único que aún conserva el espíritu y el discurso de aquellos tiempos cuando el PSOE, era el partido indiscutible de la izquierda ilusionante. Podemos se frota las manos, cuando según la encuesta serian la segunda fuerza política desplazando al PSOE, pero su indefinición, bicefalia de líderes y contradictorias declaraciones y criterios, no se acaban de llevar presumiblemente, el voto perdido de los socialistas y si el PSOE sabe regenerarse adecuadamente después de realizar la depuración derechizoide que le invade, tal vez hasta pierda el voto prestado de tanto votante socialista que sabe que el PSOE, no puede caer hasta el pozo que sus dirigentes lo han llevado.

Queda del debate de investidura el cruce dialectico de Rajoy e Iglesias, como lo más brillante, el fariseísmo de Antonio Hernando denunciado por el azote de la Cámara Gabriel Rufián, o las acostumbradas chulerías del otro Hernando, que juega a niño malo en un partido donde mejor les venía callar, que faltar al resto de señorías. Solo queda nombrar a Il bello Rivera para decir que ni está, ni se le espera, aunque él se considere el hombre del pacto, el consenso y la bisagra (no confundir con Viagra) de este parlamento, aunque cada vez se diluye mas la intención de voto de sus electores que prefieren un gallego conocido, que un catalán por conocer.

Esta legislatura tristemente va a empezar a andar sin pactos, ni condiciones, pero comienza con rendiciones, algo que duele profundamente a los que siempre se han sentido gente de izquierdas. Esta vez la emoción estará fuera del Congreso, a las puertas de Ferraz, con un Pedro Sánchez al que en el partido del puño y la rosa, le espera más de lo primero, que de lo segundo, aunque Miquel Iceta le mandará un mensaje con un “Pedro, se fuerte” como hacen los compañeros de verdad, pero sin sobres ni caja B.

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