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Juan Sheput

El totalitarismo como opción

jueves 28 de diciembre de 2006, 16:01h
A cualquier ciudadano peruano le habría gustado culminar el año en medio de un clima de madurez política, sin el llamado ruido político que aleja inversiones y distrae. El gobierno de Alan García goza en la actualidad --como nunca-- de una bonanza económica, de cero oposición, de apoyo de la mayoría de medios y del favor de instituciones, que por su debilidad, son fácil presa de la presión política. ¿Porqué entonces en lugar de impulsar reformas que consoliden el desarrollo el gobierno de García se dedica a perseguir a sus adversarios?.

En primer lugar el  presidente García sabe que basa su mediana popularidad (poco más del 50% sin oposición) en anuncios efectistas, en gestos, en palabras. Conforme pasen los días el pueblo se cansará de estas palabras, verá que lo ofrecido no se vuelve realidad y exigirá. Pero por otra parte qué es lo que hace cambiar desesperadamente de posición al presidente García. Hace poco dijo que Hugo Chávez era “su amigo”, que Alejandro Toledo era un peruano valiosísimo al cual había que convocar para que ayude en el TLC con los Estados Unidos. Y hoy, en un total cambio de posición, dice que los gastos del ex presidente Toledo son casi un crimen y manda a un enemigo político del ex presidente a dar “pruebas” de lo que ha dicho.

Es que hay asuntos que ponen muy nervioso al actual mandatario. Una de ellas es el tema de los derechos humanos. Sabe que tarde o temprano tendrá que rendir cuentas sobre los crímenes que se cometieron en los penales de El Frontón, Lurigancho o en las localidades de Cayara o Accomarca. Sabe que puede seguir el curso de Alberto Fujimori y sabe que ese tipo de crímenes no prescriben. Por eso su desesperación. Por eso su falta de concentración. Por eso su afán de persecución contra Alejandro Toledo.

La ausencia de reformas durante estos primeros meses y el vivir a costa de las obras y recursos que otros lograron es algo que tampoco deja en paz al presidente García. De este semestre perdido será culpable única y exclusivamente el gobierno aprista: sin oposición, sin medios de comunicación en contra, con miles de millones en recursos, se niegan a hacer las reformas que el Perú exige para continuar en la senda del desarrollo.

En lugar de ello el presidente García, al igual que Hugo Chávez que goza de un clima político similar, ha optado por destruir a sus adversarios. Eso huele, en el caso de García, a querer quedarse muchos años en el poder. La salida de la presidencia le costaría tener que enfrentar un juicio por atentados contra los derechos humanos. De allí su preocupación. De allí la tentación totalitaria.

Juan Sheput (Perú)
Ex ministro de Trabajo del gobierno de Alejandro Toledo
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