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Vuelve a casa, vuelve

sábado 22 de diciembre de 2007, 16:46h
   Esa canción, publicidad de una conocida marca de turrones, tiene más sentido en estas fechas que nunca. Hay que volver a casa por Navidad y después de Navidad. Hay que no perder la vida en el asfalto. Más de dieciocho millones de vehículos se lanzan a las carreteras estos días y existen conductores que no tomarán mañana el turrón con los suyos. Los muertos de tráfico son un mal aceptado por la sociedad, que vemos como inevitable, pero que siempre creemos que le va a tocar a otro. Para complicar más el panorama la previsión meteorológica es mala para los viajeros: lluvias en gran parte de la península, nieve a partir de mil metros y fuertes chubascos en algunas zonas. Un cóctel peligrosísimo si, al mal estado de la calzada, se unen grandes comilonas y algunos brindis, inevitables en estas fechas.

   Puede que la campaña de la DGT, con imágenes impactantes de destrozo familiar, sirva para concienciar a algunos; aunque decir que en un coche se puede vivir todo o perder todo es un poco exagerado, en lo referido a vivir. Para los irredentos, para los sordos a las campañas de publicidad, para los que siguen corriendo o bebiendo este año, todavía queda la salvaguarda del Código Penal. Si no les importa la vida ajena por lo menos sentirán temor ante la cárcel. Un día antes de Nochebuena ya superan el millar los "fitipaldis" sobre los que pesan condenas de prisión. Eso si que mete miedo, por lo que sería mas eficaz repetir por radios y televisiones, como si fuera el sorteo de Navidad, los nombres de los condenados y las penas; junto con imágenes de controles de alcoholemia, mas de doscientos mil hasta hoy domingo.

   Para tráfico rebajar el numero de muertos es más que un reto este año. Insisten en que no se superarán los tres mil "caídos" en la carretera. Quieren demostrar la eficacia del carné por puntos, de las sanciones penales y demás medidas. Pero olvidan que, al margen de la prudencia al volante sigue habiendo puntos negros, denunciados año tras año, que no se han corregido y que superan todas las estadística (esas que tanto les preocupan) de accidentes. Que una cosa es predicar y otra dar trigo. En cualquier caso, como detrás de cada cifra hay un ser humano con padres, hermanos, e hijos, a quienes se les destroza la vida. Y como nos puede pasar a cualquiera: hagan un esfuerzo por seguir aquí el ocho de enero. La muerte, en este caso, es evitable. ¡Feliz Navidad a todos!
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