A ún hay muchas interrogantes en relación con el maletín repleto de dólares que un venezolano intentó ingresar ilegalmente a Argentina.
Lo que sí está claro es que ese dinero salió de Venezuela, en un vuelo privado, en el que viajaban altos funcionarios de Pdvsa y de la empresa estatal argentina Enarsa.
Es igualmente claro que esa suma de dinero no podía salir de Venezuela sin alguna complicidad oficial, tanto para facilitar el dinero como para evitar que funcionaran los estrictos controles de seguridad que se aplican en los aeropuertos venezolanos.
No hay duda de que el anterior fiscal general se negó a investigar esta cadena de hechos, originada en Venezuela, porque los mismos "habían tenido lugar en otro país".
Tampoco hay duda de que, dos días después de su llegada a Argentina, el señor Antonini Wilson asistió a una reunión en la Casa Rosada, en la que también participaba el presidente Chávez. Ahora, luego de las medidas adoptadas por la justicia de Estados Unidos en contra de un grupo de venezolanos que supuestamente habría amenazado al portador del maletín para que no involucrara al Gobierno de Venezuela, resulta que nadie conocía al señor Antonini Wilson, que la fotografía en que aparece éste junto al gobernador de Cojedes, Jhony Yánez Rangel, es un montaje, que la acción de la justicia estadounidense es "un basural" (Cristina Fernández dixit), y que ni los gobiernos de Argentina ni el de Venezuela tienen nada que ver con lo ocurrido.
A pesar de la gravedad de estos hechos, que apuntan a la malversación de dineros públicos venezolanos y a la intervención en los asuntos internos de otros Estados, una vez más, el presidente Chávez ha eludido explicar el origen y el destino de ese dinero.
Como siempre, Chávez intenta traspasar a otros sus propias faltas, afirmando que ésta es una maniobra del Gobierno de Estados Unidos para perjudicar a Venezuela, y que "hay que cuidarse", pues "nos pueden sembrar una maleta llena de dólares".
No cabe duda que Estados Unidos, y particularmente su actual Presidente, son responsables de muchas cosas terribles y vergonzosas.
Pero es un disparate pretender responsabilizar al Gobierno de Estados Unidos del maletín que fue incautado en Argentina, como sería una estupidez pretender responsabilizarlo del otro maletín con 872.000 dólares que hace pocos días portaba un militar venezolano detenido en Bolivia, o de los maletines que han sido denunciados previamente en Perú, en Ecuador y en la misma Bolivia, para interferir con la elección de autoridades en esos países.
De lo contrario, tendríamos que asumir que las cuentas en el exterior, las camionetas Hummer y los vehículos de lujo que exhiben los jerarcas del régimen también fueron sembrados por la CIA, lo cual no lo cree ni siquiera el contralor general de la República.
No hay que ver una conspiración en una cadena de delitos, cometidos en Venezuela, Argentina y Estados Unidos, que los tribunales de cada uno de esos países tienen derecho a investigar y sancionar.
Los cuatro venezolanos que han sido acusados en los tribunales de Estados Unidos no son simplemente "empresarios exitosos", como los calificó el gobernador de Cojedes; son personas que tienen que responder por un hecho delictivo y, si son inocentes, no necesitan que ningún gobierno salga en su defensa.
Lo absurdo es responsabilizar a la CIA de la corrupción y la ineptitud de un gobierno que distribuye generosamente el dinero de los venezolanos.
Héctor Faúndez Ledesma
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